Ya son cerca de 30.000 las hectáreas arrasadas por el fuego y el balance empieza a sumar víctimas mortales. La segunda ola de calor que, por su excepcionalidad, los científicos relacionan con el cambio climático, se está cebando con el patrimonio natural de la España vaciada. Siniestros que comprometen el futuro de cientos de pueblos pequeños cuyo mayor recurso es su biodiversidad. Incendios inapagables que solo pueden ser conjurados con una fuerte política de prevención. Invertir en medios humanos y materiales para trabajar en invierno y no sufrir en verano.
OPINIÓN19.07.2022 - 07:36h
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