Españoles atrapados en el caos de los aeropuertos británicos: "Llamé a mis padres con un ataque de ansiedad"

Adiós a las vacaciones para miles de británicos que se han quedado atrapados en los aeropuertos. Por más que esperan muchos no llegan ni a embarcar. Se han cancelado más de 200 vuelos. Falta personal, debido a los recortes durante la pandemia. Un caos que algunos intentan evitar por tierra, sin éxito.
Adiós a las vacaciones para miles de británicos por el caos en los aeropuertos.
Adiós a las vacaciones para miles de británicos que se han quedado atrapados en los aeropuertos. Por más que esperan muchos no llegan ni a embarcar. Se han cancelado más de 200 vuelos. Falta personal, debido a los recortes durante la pandemia. Un caos que algunos intentan evitar por tierra, sin éxito.
Adiós a las vacaciones para miles de británicos por el caos en los aeropuertos.
ATLAS - EFE

Eran poco más de las dos de la madrugada cuando a Alba le cancelaron el avión que debía coger apenas cuatro horas después. La aerolínea easyJet le envió un correo electrónico y un SMS para comunicarle que el vuelo que la tenía que llevar de vuelta a Madrid, después de todo el curso universitario en Edimburgo, nunca saldría. No le dieron ninguna explicación, pero desataron una angustiosa odisea por conseguir un nuevo billete en la fecha más próxima a un precio que no resultara prohibitivo.

Es la situación a la que se están enfrentando miles de personas en el Reino Unido e Irlanda, que han visto cómo varias compañías han cancelado sus vuelos incluso sin previo aviso o han tenido que hacer interminables filas para cualquier gestión en el aeropuerto. Hasta tres horas llegaron a esperar algunos pasajeros en Dublín solo para acceder a la terminal. El Gobierno británico ha apuntado hacia la responsabilidad de las aerolíneas por no haber preparado de forma suficiente el regreso de los viajeros una vez superada la fase crítica de la pandemia y por vender más billetes de los que pueden gestionar.

Alba cuenta su experiencia desde Bruselas, durante una escala de tres horas antes de volar hasta la capital de España. Son las siete de la tarde, salió de Edimburgo a las 15.45 y no pisará Madrid hasta casi medianoche. A pesar de todo, su actitud es inmejorable. Lo afronta así ahora que la situación ya está encarrilada, pero confiesa que, al recibir el mensaje de la aerolínea en la madrugada del sábado al domingo, la invadió el desasosiego.

En ese momento, la compañía le ofreció dos posibilidades: reembolsarle el dinero o reubicarla en otro vuelo, como pronto el 4 de junio. "Con el sueño y la ansiedad", optó por la segunda opción, aunque la condenaba a permanecer casi una semana más en Escocia. "Luego mirabas en la página web de easyJet y había vuelos el 31, el 1, el 2... A una pasta, claro, que yo, como estudiante, no me puedo permitir", detalla.

Los primos de su compañero de piso incluso le propusieron quedarse con ellos en Glasgow hasta el día 4, pero se decantó por volver a casa cuanto antes y comenzó a valorar distintas opciones. Todas eran escandalosamente caras. "Los vuelos directos a Madrid para el 31 o el 1 estaban a 310 libras solo con equipaje de mano", indica. Pensó también en volver vía Málaga, donde vive su novio, pero los precios estaban igualmente disparados: "211 libras sin equipaje" más el desplazamiento posterior a la capital.

"Ha sido un caos, un estrés totalmente innecesario que se podría haber evitado por parte de la compañía"

"Al final, mi padre me cogió un vuelo con escala en Bruselas, que salía a un ojo de la cara. Han sido 280 libras, pero con mochila, maleta de mano y otra facturada", ahonda. Ahora, esta joven de Coslada y su familia esperan la respuesta de easyJet a la reclamación que han presentado por "todos los problemas ocasionados" y confían en que, al menos, les reembolsen el dinero del vuelo.

Ante este sufrimiento innecesario, esta estudiante de Genética molecular lamenta: "Ha sido un caos, un estrés totalmente innecesario que se podría haber evitado por parte de la compañía y un rompecabezas para mí y mis pobres padres a los que desperté con un ataque de ansiedad a las tres de la mañana".

Cientos de vuelos cancelados

Solo hasta el miércoles, easyJet había cancelado ya más de 200 vuelos para esta semana y hasta el próximo 6 de junio desde el aeropuerto londinense de Gatwick, en unas fechas importantes en el Reino Unido al coincidir con vacaciones escolares. En un principio, la compañía, vinculó estos problemas a un reciente fallo informático, pero también a no disponer de personal suficiente. 

No obstante, no ha sido la única compañía con problemas, ya que el operador turístico TUI, que ofrece paquetes de vacaciones, también canceló vuelos, en algunos casos en el último momento y cuando los pasajeros estaban a punto de embarcar, según han relatado personas afectadas por las medidas.

Tony: "Había muy pocos trasbajadores"

El caos en los aeropuertos británicos también afectó el lunes a Tony, residente en Vigo, cuando tenía que volar a Oporto desde Mánchester. Unos días antes había viajado a la ciudad inglesa para desplazarse después a Liverpool, equipo de fútbol del que es forofo, con la intención de disfrutar con sus correligionarios de la final de la Champions del pasado sábado. 

"Al volver, la cosa empezó mal ya en el control. Había muy pocos trabajadores, muy pocos medios, y muy mala organización. Los empleados encargados del fast track (acceso preferente) estaban de brazos cruzados, en lugar de ayudar al acceso del resto de los pasajeros", relata. Allí guardó hasta 40 minutos de cola hasta que logró alcanzar la zona de embarque. Sin embargo, el caos y la espera no habían hecho más que empezar para este vigués.

"Había muy pocos trabajadores, muy pocos medios, y muy mala organización. La fila para pasar el control duró unos 40 minutos"

Una vez traspasado el control, la situación no mejoró. El establecimiento del Kentucky Fried Chicken (KFC) bajó la persiana a las 18.00, la cafetería de la cadena Costa estaba cerrada y las tiendas, desabastecidas, rememora. "Es la primera vez que he cenado en un avión", apunta con sorna Tony.

En una zona de embarque sin apenas existencias, aguardó a la salida de su vuelo, que se retrasó. "Yo creo que tardó en aparcar porque no había quien le indicara dónde ubicarse", afirma, en un intento por explicar la demora. Deberían haber despegado a las 20.30 y hasta las 21.10 no comenzaron a ocupar sus asientos en el avión, pero todavía les quedaban muchas horas por delante antes de emprender rumbo a Portugal. 

"El comandante nos informó de que la retirada de las maletas del vuelo anterior no comenzaría hasta las diez y la realizaría una sola persona, la misma que después tendría que cargar las nuestras... Ya en nuestros asientos comenzamos a escuchar que toda esta situación se debía a la falta de personal en el aeropuerto de Mánchester, que provocaba que no se pudieran atender de buenas maneras todos los aviones", profundiza.

Una vez sentados, todavía tuvieron que esperar hasta las 23.30 -tres horas de retraso con respecto al horario previsto- a que el avión despegara. No obstante, para aligerar la espera del pasaje, la tripulación abrió el servicio de bebidas para que los viajeros pudieran, por lo menos, hidratarse. En este sentido, Tony agradece a los trabajadores de Ryanair su desempeño, pues prefirieron permanecer en sus puestos, aunque ya habían sobrepasado su jornada laboral y debían estar descansando.

Para solucionar estos problemas, el ministro británico de Transporte, Grant Shapps, ha indicado que espera reunirse con representantes de los aeropuertos, aerolíneas y quienes distribuyen maletas en tierra para aclarar lo que ha pasado y saber "cómo planean poner fin a las actuales cancelaciones y retrasos" de los vuelos. Queda por ver si, con esta reunión, empresas como easyJet pueden poner en práctica el lema de la compañía: "Vamos, volemos".

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