La muerte de una mujer palestina ha protagonizado, este 1 de junio, un nuevo episodio en el endémico conflicto entre Israel y Palestina; en esta ocasión, en el territorio ocupado de Cisjordania. La víctima de 31 años, Ghufran Harun Hamid Rasna, esgrimía un arma blanca según el Ejército y fue repelida por los soldados.

Lo que el bando hebreo describía como un intento de apuñalamiento, "una atacante armada con un cuchillo avanzó hacia un soldado que realizaba una actividad de seguridad rutinaria", terminó con el derramamiento de sangre de Ghufran en el campo de refugiados de Al Aroub (sur de Cisjordania), como confirmó un portavoz militar.

Beatriz Rico sufre un percance al tratar de defender a un joven palestino que estaba siendo maltratado por el ejército israelí

La mujer, liberada de prisión el pasado abril tras haber permanecido retenida durante tres meses, falleció después de que, como concretó el Ministerio de Sanidad palestino, las tropas israelíes dispararan "fuego real" y recibiera un impacto de bala en el pecho.

Lentitud deliberada en el socorro

Por su parte, el servicio de emergencia Media Luna Roja palestina denunció la acción del Ejército de impedirles el acceso rápido al lugar para dar atención sanitaria a la mujer. "Fue entregada a los equipos médicos unos 20 minutos después", antes de que, finalmente, la trasladaran al hospital, informó un portavoz de este organismo.

La escalada de violencia se ha multiplicado desde finales del mes de marzo, acrecentando la tensión y preocupación entre los habitantes. Las operaciones de arresto israelíes, las disputas bélicas y los asaltos en las calles ya se han cobrado la vida de una cuarentena de palestinos en Cisjordania.