Juan Espadas, el hombre tranquilo y con mano izquierda que busca volver a teñir de rojo Andalucía

Ilustración del candidato socialista a las elecciones andaluzas, Juan Espadas
Ilustración del candidato socialista a las elecciones andaluzas, Juan Espadas
Henar de Pedro
Ilustración del candidato socialista a las elecciones andaluzas, Juan Espadas

Juan Espadas Cejas (Sevilla, 1966) es el vecino de al lado, un hombre corriente que no se mete en trifulcas y se lleva bien con todo el mundo. De carácter sosegado, tiende a pasar desapercibido, pero quienes lo han rodeado durante todos estos años de carrera política, lo tienen claro: "Trabajo, trabajo y trabajo" es la clave de su éxito, junto con mucha capacidad de diálogo y "mucha mano izquierda"… a diestra y siniestra.

Así lo demostró en el Ayuntamiento de Sevilla, que ha liderado durante casi siete años gracias a los acuerdos alcanzados con Podemos e IU para sacar adelante los presupuestos y con Cs para desbloquear grandes proyectos de ciudad. Una ciudad difícil por su idiosincrasia en la que él ha sabido moverse como pez en el agua en todos los ámbitos, sin aspavientos ni excentricidades y sin levantar demasiadas ampollas. Una gestión que enarbola como bandera siempre que tiene ocasión.

"Ser alcalde de Sevilla, con absoluta seguridad, será lo más importante que voy a hacer en toda mi vida. A pesar de ser presidente de la Junta de Andalucía, seguiré diciendo lo mismo", dijo ante los medios el pasado diciembre el día que anunció que dejaba la Alcaldía para afrontar una difícil tarea desde la cúspide del PSOE andaluz: recuperar el Gobierno de la Junta de Andalucía que su partido gobernó durante casi cuatro décadas consecutivas y que perdió Susana Díaz tras las elecciones de 2018.

Una Susana Díaz a la que Espadas, al que ella misma definió como "el alcalde buena gente", arrebató el liderazgo del partido en junio del pasado año en unas primarias que terminaron de catapultar al socialista a una esfera por la que nunca ha transitado demasiado, la orgánica. Porque su perfil nunca ha sido el de un hombre de partido, sino más bien el de un gestor técnico que empezó su andadura política, precisamente, en la Junta de Andalucía.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, la "pública", remarca él, obtuvo posteriormente una diplomatura en Derecho Comunitario Europeo y siguió formándose en Alta Dirección de Empresas en el Instituto San Telmo. Posteriormente, obtuvo un máster en Política y Gestión Medioambiental por la Universidad Carlos III de Madrid, universidades en las que colaboró como profesor varios años en diversos másteres de Derecho y Gestión Medioambiental.

Se afilió al PSOE en el año 1997 y entró de lleno en la polítca tres años después, precisamente en la Junta, aunque desde la segunda fila, como Director General de la Consejería de Medio Ambiente. Entre 2004 y 2008 fue viceconsejero de este mismo departamento y en 2008 dio el salto a la primera línea como consejero de Vivienda, cargo que desempeñó hasta 2010.

Un año después, el PSOE le encomendó la entonces complicada tarea de conquistar la Alcaldía, que en 2011 recayó, con mayoría absoluta, en Juan Ignacio Zoido (PP). Pero, tras cuatro años liderando la oposición en el Ayuntamiento, Espadas se convirtió en alcalde en 2015, con el apoyo de IU, y revalidó el cargo en 2019, rozando esta vez la mayoría absoluta y gobernando en solitario.

El objetivo: la movilización

Ahora, y arropado desde el principio de esta andadura por Ferraz y un Pedro Sánchez volcado con él, quiere volver al lugar donde precisamente nació, cuando la sede del Parlamento andaluz era aún el hospital de las Cinco Llagas. "Digo yo que de ahí vendrá la vocación política", afirmaba él mismo en 2010 en un artículo publicado en Diario de Sevilla, con el que pretendía darse a conocer a la ciudadanía.

Porque ese desconocimiento por parte de los votantes era entonces un lastre en la capital hispalense y vuelve a serlo ahora en Andalucía. Haber sido durante casi siete años alcalde de Sevilla ha provocado que muchos andaluces no sepan quién es Espadas. Así lo refleja el último barómetro del Centra, el CIS andaluz, que asegura que casi un tercio de los encuestados no sabe quién es el candidato socialista. Un dato que incluso desde Ferraz ven "normal". Pero convencido de que dará la vuelta a este inconveniente, Espadas se ha marcado una agenda que apenas le deja un minuto libre con el objetivo de recorrer cada rincón de la comunidad más poblada de España para movilizar a su electorado.

Igualmente, y con el calificativo de moderado por bandera, Espadas está convencido de poder dar un vuelco a las encuestas, que por ahora le otorgan un máximo de 32 escaños, un peor resultado que el que obtuvo Díaz en 2018. El reto es recuperar el medio millón de votantes que los socialistas se dejaron en el camino en los últimos comicios autonómicos y evitar un resultado que pondría en entredicho la decisión de Ferraz de apartar a Susana Díaz de manera definitiva.

Casado y "orgullos" padre de dos hijos, Espadas asegura que no le gusta mucho el fútbol, pero las barras blancas y verdes son las que más le tiran, como demostró en el balcón del Ayuntamiento de Sevilla (un gesto muy criticado por la oposición) en la reciente celebración de la Copa del Rey del Betis. Se declara, sin complejos, católico practicante y, en consecuencia, más de Semana Santa que de Feria.

"Si votamos, ganamos" se ha convertido en el lema extraoficial de la campaña del PSOE-A, que sabe que se juega mucho en unas elecciones que podrían consolidar el cambio de rumbo que tomó Andalucía hace casi cuatro años con la entrada en San Telmo, por primera vez en la historia de la autonomía, de la derecha.

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