La crisis por la guerra lleva a España a buscar fondos UE para retomar la construcción de un gaseoducto como el que ya descartó en 2019

  • España no puede explotar el potencial que le da tener seis de las 20 regasificadoras que hay en Europa sin gaseoductos que conecten con el resto del continente.
  • Ribera rechaza recuperar el proyecto MidCat que rechazó hace tres años y en su lugar quiere uno nuevo que transporte también hidrógeno verde y que pague la UE.
Obras del Túnel De Interconexión Eléctrica España-Francia en la Jonquera (2012)
Obras del Túnel De Interconexión Eléctrica España-Francia en la Jonquera, en una imagen de 2012.  2021
Europa Press
Obras del Túnel De Interconexión Eléctrica España-Francia en la Jonquera (2012)

El Gobierno, junto con Portugal, ha hecho valer su condición de "isla energética" para tener permiso de Bruselas para limitar el precio del gas, pero se trata de una solución temporal a la que ahora busca añadir una definitiva mediante algo que negaba hace apenas cuatro años, el desarrollo de la interconexión de gas con el resto de Europa vía Francia, frustrada en 2019 después de que los reguladores español y francés la descartaran. 

Con el precio de la energía por las nubes por un conflicto con Rusia que espera que sea duradero, el Gobierno vuelve sobre sus pasos para presionar en Bruselas a favor de la construcción de un gaseoducto que, a diferencia de lo que se estudió en la década pasada, deberá pagar la UE y que tendrá que estar adaptado para transportar no solo gas, sino también hidrógeno verde. Las circunstancias hacen que también la Comisión Europea vea con mejores ojos que en el pasado un proyecto de estas características que, de vuelta a España, puede suponer un nuevo conflicto de Pedro Sánchez con ERC, ya que ahora prioriza hacer uno totalmente nuevo, por encima de revivir el gaseoducto 'catalán' Midcat.

Ser 'isla energética' permitirá a España y Portugal limitar el precio del gas durante los próximos 12 meses pero no soluciona el verdadero problema a que estos dos países y toda la UE se enfrentan en estos momentos. Ya sea porque Moscú siga cortando en grifo del gas o porque la UE se decida finalmente a dejar de comprárselo, los gobiernos europeos se preparan para prescindir del gas ruso mediante planes para reducir el consumo interno y lanzándose a la búsqueda de nuevos proveedores

En este caso, uno de los problemas que se plantea es cómo hacer llegar el gas a la UE desde países a los que no está conectada por gaseoductos como los rusos. La alternativa podría convertir a España en un paso casi obligado de buena parte del gas natural que llegara de otros productores, en estado licuado y transportado en buques metaneros. No en vano, en sus puertos funcionan seis regasificadoras para devolver al gas su estado gaseoso, que se almacena e, idealmente, después podría distribuirse entre la UE. En toda Europa hay 20 y de nuevo el Gobierno español vuelve a hacer piña con Portugal, que tiene otras cuatro plantas regasificadoras y también mucha costa a la que pueden arribar los metaneros, para que la Comisión financie con fondos europeos la construcción de los tubos que podrían convertir a estos dos países en el puerto de entrada de mucho gas natural licuado con destino a otros Estados miembros.

'Hub' energético

En la última semana, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y los diputados del PP Alberto Herrero y de Vox Esther Padilla han subrayado la importancia que tendría para España contar con interconexiones con el resto de Europa para convertirse en intermediario de gas natural licuado que llegara a sus puertos. 

Sin embargo, no es tan fácil ni tan inmediato. Solo para la construcción, harían falta varios años. Por ejemplo, el gaseoducto Nordstream que conecta Rusia con Alemania y tiene una longitud de 1.224 kilómetros tardó dos años en completar la construcción de sus dos ramales. La patronal catalana, Foment de Treaball, calcula que recuperar el Midcat, que se unirá con Francia por Martorell, supondría obras durante dos o tres años.

En una comparecencia conjunta con su homólogo portugués y en la misma línea que él, Albares subrayó esta semana en Madrid lo que supondría crear un "hub ibérico de la energía". "Entre los dos tenemos 10 plantas de regasificación, más de la mitad de la capacidad de la UE. Puede ser una alternativa a la dependencia de Rusia, que tiene que terminar y para ello hay que completar las interconexiones. En estos momentos, la interconexión gasística es importante para reducir esa depende del gas ruso y, para mirar al futuro, que esos tubos sean compatibles con el hidrógeno verde".

"Estamos ante una oportunidad única para que España se convierta en un país clave en la UE", convertida en el "hub del gas el sur de Europa", afirmaba este martes el diputado del PP Alberto Herrero durante el debate de una proposición no de ley de su partido que insta al Gobierno a "relanzar con carácter urgente y con simplificación de trámites las nuevas interconexiones gasistas proyectadas en su día, en concreto el proyecto STEP-MIDCAT", el que partiría de Cataluña. "¿De qué nos sirve disponer de la mayor red gasística de Europa si no la aprovechamos ni la interconectamos con aquellos que pueden pagarnos por ello?", se preguntó la diputada de Vox Mireia Borrás.

Descartado en 2019

La apuesta actual por la inteconexión energética es una autoenmienda a la visión de Sánchez cuando llegó a Moncloa en 2018 y ha hecho arreciar las críticas del PP de "sectarismo" por no querer contar con el gas natural y por entorpecer el trabajo que dejó hecho el Gobierno de Mariano Rajoy en sus últimos años.

El PP acusa al presidente y a su vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, de no tener en cuenta la necesidad de gas natural y de torpedear este recurso en aras de la implantación de renovables. Este desinterés es lo que, según los populares, llevó a que en 2020 la UE descartara definitivamente la construcción del gasoducto Midcat que, junto con otro proyecto de interconexión con Portugal se quedaron fuera ese año de la lista de proyectos de interés comunitarios para ser financiados con fondos europeos. Esta decisión vino precedida de tres informes que en 2018 y 2019 contribuyeron a echar por tierra la apuesta del entonces gobierno español por esta interconexión. 

De manera casi premonitoria, un estudio encargado en 2018 por la Comisión Europea determinó que solo sería viable económicamente ante una situación tensionada en el mercado del gas natural licuado por una caída drástica del suministro desde Argelia. Entonces se consideraron factores muy improbables, pero hoy no lo son tanto. Un año después, en 2019, la CNMC y el regulador francés presentaron sendos análisis en los que también tumbaron un proyecto que entonces consideraron que no estaba justificado y que sería muy costoso para los contribuyentes.

Por eso, el PP culpa al Gobierno actual de que no haya apenas interconexiones de gas con Francia. "El problema es que hoy España tiene  unas ínfimas interconexiones energéticas. (...) Esto no es culpa de de terceros, ni es culpa del Covid ni es culpa de Putin ni de la invasión de Ucrania. Aquí el único culpable es este nefasto Gobierno que mientras está gobernando no ha desarrollado ni un solo metro de interconexiones energéticas", denunció Herrera en el Congreso.

El Gobierno se defiende recordando que tampoco el Ejecutivo de Rajoy cumplió con sus compromisos. Los objetivos eran tener una interconexión con Francia del 10% para el año 2020 y del 15% para 2030 y ll crisis energética ha pillado en 2022 al mercado español con interconexiones que solo son del 2,8%. 

Midcat u obra nueva

Desde otras sensibilidades políticas, la apuesta prioritaria que hace ahora el Gobierno choca con las expectativas de la Generalitat catalana y de Foment de Treball. Estos dos últimos quieren recuperar el gaseoducto MidCat, que atravesaría los Pirineos para doblar el paso del gas de un lado a otro. 

Sin embargo, la diputada socialista Esther Padilla dejó muy claro en nombre del Gobierno esta semana en el Congreso que lo que se busca es una infraestructura nueva. "Sería una torpeza absoluta construir una infraestructura que no mirara al futuro, porque nos alejaría de ser prácticamente líderes del sector. Por tanto,  no tiene sentido recuperar proyectos que hace quince años que estarían casi obsoletos cuando terminara su construcción", dijo sin citar directamente al proyecto MidCat.

"No tiene sentido recuperar proyectos que hace quince años", dice el PSOE para hablar de una infraestructura nueva, no el Midcat.

Incidió, eso sí, en que quien debe pagar esta infraestructura es quien se beneficiará de ella, es decir, toda la UE. "Si España ya hace frente al coste de gas que importamos para el suministro de nuestro país, es razonable que, como país, tratemos de establecer unas condiciones ante una infraestructura que pasaría por nuestro territorio para facilitar que llegue al resto de Europa. La financiación debe venir por parte de la UE", zanjó la diputada socialista.

Compromiso europeo

En la UE la visión actual también es favorable a las interconexiones e, incluso, a la posibilidad de que tengan financiación comunitaria. En sus conclusiones del Consejo Europeo de marzo, del que España y Portugal salieron con el permiso para explorar el límite al precio del gas que está a punto de ser una realidad, la UE se comprometió a "finalizar y mejorar nuestras interconexiones de gas y electricidad", "con inclusión de la plena sincronización de las redes eléctricas" y "para garantizar la seguridad del abastecimiento para todos los Estados miembros". 

Esta idea también parece estar cundiendo en la Comisión Europea, a encargada de hacer, por ejemplo, una propuesta de financiación. Así lo apuntó Ribera tras la reunión en ella y el ministro portugués de Medio Ambiente cerraron el acuerdo político para limitar el precio del gas con la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager. Según dijo, la política danesa se comprometió a trabajar para incrementar el nivel de las interconexiones energéticas entre la península ibérica y el resto de Europa. 

"A partir de ahora, cuando se plantee el debate de cómo hacer evolucionar el diseño, la seguridad y el suministro en materia energética, queda claro que lo fundamental es poner las infraestructuras en común y el peso de las interconexiones es todavía más importante de lo que lo que ha sido hasta este momento". "Es el momento de acelerar las interconexiones", remarcó entonces Ribera.

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