Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

La cultura ex

Exenfermera y exadministrativa mirando al horizonte.
Exenfermera y exadministrativa miran al horizonte.
Pexels
Exenfermera y exadministrativa mirando al horizonte.

Exnovia, excuñado, exmarido, experro, exgato, extodo. En cuanto alguien deja de hacer algo exclamamos exacerbados que es un ex. Contamos las horas para ponerle el famoso prefijo en todo lo que haga. Expolítico, exentrenador, exmiembro, exconsejera, exresponsable y exdiputada. Sin embargo, en algunos casos, no queda bien. Hay personas que son lo que son siempre, ejerzan o no. Hay ocupaciones, trabajos, vocaciones y dedicaciones que responden a un carisma y no admiten el prefijo ex.

A veces, el trabajo es un modo de estar en el mundo. Ni la jubilación debería poder colocarte el sambenito. Por ejemplo, un médico lo será durante toda su vida. Aunque esté jubilado no puede considerarse un exmédico. Pasa con muchos trabajos y con algunos servicios públicos que deberían prescindir del prefijo. Vicente del Bosque, por ejemplo, será siempre el entrenador del equipo de fútbol que ganó la Copa del Mundo. Queda redundante y un poco feo llamarlo exentrenador.

Todavía no hemos visto una lápida en la que ponga: “Aquí descansa Paco, expersona”

“¿Qué le impide a mi ex ir a verme al Gran Rex cuando estoy de visita?”, decía Sabina en Dieguitos y Mafaldas. La ex es propiedad de uno para siempre. No se le puede quitar el posesivo “mí” al ex. Siempre será de uno y esa es una paradoja extraña. Un título universitario es para siempre, un campeonato, el lugar en el naces, tu nombre y tu identidad. Todavía no hemos visto una lápida en la que ponga: “Aquí descansa Paco, expersona”. Todo se andará.

La ministra Robles defiende que el cese de la directora del CNI no es una destitución sino una sustitución. El BOE del día después no le da la razón, pero a ella le importa bien poco. El prefijo ex llamará a su puerta más pronto que tarde. A los políticos, por suerte o por desgracia, el prefijo les queda mejor. A algunos los rejuvenece. Saben que son ex en potencia y se esfuerzan por agarrarse a la silla. Como dijo Pablo Iglesias en una frase que debería estar en muchas camisetas: “yo ya no soy político, puedo decir la verdad”. 

La cultura ex devora el pasado. Quiere novedad. Busca nuevos protagonistas y etiqueta a los viejos como quien manda el Seat de sus padres al desguace. Estamos creando un mundo de ex que cobran pensiones, caminan y juegan a la petanca. Prescindir de su saber, de sus ideas, de su experiencia es tirar a la basura una inversión de años. Nos va  a costar mucho llegar a ser exidiotas. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento