La resistencia de Azovstal: evacuado el primer centenar de civiles de la acería, último bastión ucraniano en Mariúpol

Civiles evacuados de la acería de Azovstal, en Mariúpol, Ucrania, el 1 de mayo de 2022.
Civiles evacuados de la acería de Azovstal, en Mariúpol, Ucrania, el 1 de mayo de 2022.
MINISTERIO DE DEFENSA DE RUSIA / EFE (CAPTURA DE VÍDEO)
Civiles evacuados de la acería de Azovstal, en Mariúpol, Ucrania, el 1 de mayo de 2022.
Ucrania logró este domingo, con la ayuda de la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), evacuar a entre 80 y 100 civiles refugiados en la acería de Azovstal en Mariúpol, después de múltiples fracasos y en lo que Kiev ha calificado como la operación más difícil desde que comenzó la guerra hace más de dos meses.
EFE

"Que no pase ni una mosca". Esa frase es de Vladimir Putin y la pronunció hace ya semanas, en referencia a la central siderúrgica de Azovstal. Con Mariúpol destrozada por los ataques rusos y controlada por sus tropas, este edificio representa el último bastión de la resistencia ucraniana en la que es seguramente la ciudad más castigada por la invasión. Ahora, más de dos meses después desde el inicio de la guerra, Naciones Unidas confirmó un corredor humanitario para sacar a los civiles de la zona. Sin ataques directos, la planta está rodeada de fuerzas rusas, por lo que esa vía ha necesitado del acuerdo entre la ONU, Rusia y Ucrania. El proceso, además, está monitoreado por la Cruz Roja a través de su Comité Internacional (CICR). 

Precisamente con la ayuda de la ONU y del CICR, Ucrania logró este domingo evacuar a entre 80 y 100 civiles refugiados en la acería, después de múltiples fracasos y en lo que Kiev calificó como la operación más difícil desde que comenzó la guerra hace más de dos meses. "Comenzó la evacuación de Azovstal. El primer grupo de unas cien personas ya está de camino hacia la zona controlada" por Ucrania, señaló el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en su cuenta de Twitter.

El Gobierno de Zelenski calcula que parapetadas en la central hay aún unas 2.000 personas, y han tardado semanas en pactar una salida segura para ellas, sobre todo por la desconfianza entre las partes en un escenario en el que la vía diplomática está completamente congelada. La evacuación, en todo caso, se da a cuenta gotas.

"El CICR confirma que hay en marcha una operación de paso seguro coordinada con la ONU y las partes en conflicto. El convoy para evacuar a civiles comenzó a funcionar el 29 de abril, viajó unos 230 kilómetros y llegó a Mariúpol en la mañana del sábado", aclaró el CICR. Sin embargo, hasta ahora no había trascendido información sobre esta evacuación porque "no se ha podido compartir ninguna información hasta que la situación lo permitiera", ya que podría "amenazar seriamente" la seguridad de los civiles y del propio convoy. "Las autoridades locales relevantes están en comunicación con los civiles para tratar los detalles prácticos", terminó el Comité.

Promesa de Guterres

La operación comenzó el día después de la reunión entre el secretario general de la ONU, António Guterres, con el presidente ucraniano, en la que el líder de Naciones Unidas se comprometió a hacer "todo lo posible" para evacuar a los civiles de la acería. "Hacemos todo lo posible para que se haga realidad. Mi primera y única prioridad son las personas que sufren y los ciudadanos que tienen que ser rescatados", dijo Guterres en una rueda de prensa en Kiev tras reunirse con Zelenski, y haberlo hecho previamente con el presidente ruso. 

El encierro forzado en Mariúpol representa los horrores de la guerra, puesto que el parapeto de tantos y tantos civiles se fue tornando insostenible a nivel humanitario con el paso del tiempo. Hace una semana las autoridades ucranianas ya calculaban que solo tenían víveres para un par de días, mientras que los cortes de luz y de suministro han sido en todo momento constantes fruto de los bombardeos que sobre todo sufrió la estructura en los primeros días de resistencia. 

Cuando el asedio de Rusia empezó a ser más duro en Mariúpol quedaban, según las cifras manejadas por Ucrania, unos 100.000 civiles y soldados de Kiev, que tardaron semanas en ceder la ciudad. Esta urbe representaba un elemento clave en los planes de invasión de Vladimir Putin pues supone consolidar su ofensiva sobre el este, que ahora concentra lo más crudo de la guerra. Desde Járkov hasta Donetsk, el Donbás vuelve a ser el centro de las hostilidades y mientras Moscú deriva hacia allí a sus mejores militares Ucrania necesita concentrar toda su capacidad defensiva.

Mariúpol, una ciudad portuaria estratégica en el mar de Azov, ha sufrido el asedio más destructivo de la guerra, y el papa Francisco, en una crítica implícita a Rusia, expresó este domingo a miles de personas en la plaza de San Pedro que había sido "salvajemente bombardeada". Llegados a este punto del conflicto, Moscú ha centrado su atención en el sur y el este de Ucrania tras fracasar en su intento de capturar Kiev en las primeras semanas de una guerra que ha arrasado ciudades, matado a miles de civiles y obligado a más de cinco millones de personas a huir del país, aunque Naciones Unidas asume que la cifra es aún mayor.

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