¿Cómo acariciar a un perro desconocido? Seis recomendaciones para comprobar si está receptivo a nuestros mimos

  • Poner demasiada carga corporal o llevar la mano hacia la parte superior de su cabeza puede intimidarlo.
Una persona acaricia a un perro.
Una persona acaricia a un perro.
PIXABAY
Una persona acaricia a un perro.

Dicen que es uno de los mejores amigos del hombre pero esto no es sinónimo de que su carácter siempre sea amistoso ni de que esté dispuesto a recibir una caricia en cualquier momento o por parte de cualquier persona. Por eso, si un perro nos parece adorable y sentimos unas ganas incontrolables de acariciarle es conveniente saber cómo actuar para obtener la mejor respuesta por su parte. 

Estos son algunos de los consejos que recomiendan los expertos en comportamiento animal:

¿Está con su cuidador?

No es lo mismo acercarse a un perro que está con su dueño que hacerlo a otro que se encuentra solo. Por muy amigable que pueda parecer el can lo ideal sería preguntarle a su cuidador cuál suele ser la actitud del perro con los extraños, si le gusta que le acaricien y, sobre todo, pedirle permiso para hacerlo. 

En el caso de querer acercarnos a un perro solitario hay que ir con más cautela, acercarse con precaución y abandonar las intenciones inmediatamente si se percibe algún gesto de agresión o enfado.

¿Qué señales pueden alertarnos?

Son varias las señales que pueden alertarnos de que un perro no quiere que le toquen o acaricien. Las más habituales: gruñidos, ladridos, enseñar los dientes, el cuerpo rígido, una postura intimidatoria o una cola levantada. Otras pistas que pueden indicarnos que el perro tiene miedo, está estresado o incómodo son lamerse el hocico o la boca, mostrar la parte blanca de sus ojos, alejarse o emitir pequeños ruidos. Ante la duda, mejor dejarle tranquilo.

No intimidarle

En ocasiones, el perro puede mostrarse alerta o a la defensiva ante determinadas señales que le hacer creer que se encuentra en peligro. De forma inconsciente los seres humanos podemos tener gestos o realizar movimientos que al can le resultan intimidatorios. Por ejemplo, mirarle fijamente, pillarle por sorpresa cuando se encuentra pendiente de otro asunto, hacer ruidos fuertes, inclinarse poniendo mucha carga corporal sobre él o llevar la mano hacia su cabeza, un movimiento que pueden interpretar erróneamente como un intento de golpearle.

Ponerse a su altura

Muchos perros, sobre todo cuando son cachorros, pueden sentirse intimidados por la altura y posición de superioridad de los humanos. Siempre que no se perciban señales agresivas en el animal, ponerse de cuclillas, de lado o sentados cerca de él para situarnos a su nivel puede ser un buen gesto para ganarse su confianza.

Mejor con puño que con dedos

Si se tiene la sensación de que el perro acepta nuestra presencia y está relajado, puede que haya llegado el momento de dar un paso más en el acercamiento. Si se muestra receptivo a las caricias intentemos acercar la mano a su cara, siempre con el puño cerrado (para evitar que pueda intentar mordernos algún dedo) y nunca directo a su frente (que como hemos comentado es una zona sensible). Hay que dejar que el can dé el primer paso, que se acerque y huela el dorso de la mano durante el tiempo que sea necesario. Cuando un perro olfatea significa que está evaluando a la persona.

Las mejores zonas

Las mejores zonas para acariciar a un perro son la base de las orejas y la barbilla. Mejor evitar la parte superior de su cabeza y acercarse a él desde un lado de su cabeza y no por encima de su cara. Si la ‘operación caricia’ resulta un éxito ya podemos plantearnos otras zonas como la espalda o la coronilla.

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