El comienzo de este año hidrológico 2021-2022 ha sido uno de los más secos de lo que va de siglo. Los meses en los que los embalses suelen recargarse -noviembre, diciembre, enero y febrero- no están cumpliendo con lo esperado y la situación parece que va a alargarse.
Según informa el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la reserva hídrica española está al 44,6 por ciento de su capacidad total y en la última semana se han perdido 88 hectómetros cúbicos (88 mil millones de litros, el 0,2 por ciento de la capacidad total actual de los embalses).
Los embalses almacenan actualmente 25.042 hectómetros cúbicos de agua debido a la escasez de precipitaciones en la vertiente Atlántica y aún más escasas en la vertiente Mediterránea. En octubre hubo un 25% menos de lluvias de lo normal, en noviembre, un 29% menos y en diciembre, un 25% menos. En cuanto a enero, ha sido el quinto más seco desde que comenzó la serie en 1961 y el segundo más seco de este siglo después de 2005.
Situación general y por cuencas
Los embalses españoles tenían hace un año 32.482hm3 de agua, un 57.86% del total y, aunque la situación era mejor, ya eran cifras un poco más bajas de lo normal: la media en los últimos 10 años es de 34.124hm3 y un 60.79% del total.
Desde 1988 la reserva hidráulica solo ha estado más baja en 2018, cuando estaba al 42,12%; en 2008, al 43,76%; en 1995, cuando se encontraba al 40,16% de su capacidad; en 1993, al 41,36%, en 1992, al 39,79% y en 1989, que estaba al 42,36%.
Solamente hay dos cuencas hidrográficas en la península que tengan su capacidad por encima de la media de la última década: la cuenca del Júcar (54.46 frente a 48.12%) y las cuencas internas del País Vasco (95.24 frente a 90.48%).
La situación es especialmente preocupante en las siguientes cuencas: Guadalete y Barbate (29,8%, 34 puntos por debajo de su media), Guadalquivir (28,5%, 32 puntos menos), Guadiana (30,5%, 28 puntos menos), Mediterránea andaluza (30,6%, 25 puntos menos) y Segura (34,7%, 8 puntos menos). También preocupan las cuencas del Duero (49,5%) y del Tajo (46%) por mantenerse por debajo de la mitad de su capacidad.
La reserva hidráulica es más alta en el Cantábrico Oriental (86,3%), en el Cantábrico Occidental (63,1%), en el Miño-Sil (53,5%), en Galicia Costa (61,8%), en las cuencas internas del País Vasco (95,2%), en el Tinto, Odiel y Piedras (74,2%), en el Júcar (54,5%), en el Ebro (66%) y en las cuencas internas de Cataluña (56,4%).
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se ha pronunciado este martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros al respecto. Ha afirmado que se está "siguiendo muy de cerca" la situación hidrológica en España desde su ministerio y desde el de Transición Ecológica. "Es un tema de preocupación en el conjunto del país, pero especialmente en algunas confederaciones hidrográficas como la del Guadalquivir, están sufriendo de forma muy significativa", ha expuesto.
Además, en este contexto, ha defendido las medidas que está impulsando su ministerio, como el regadío sostenible, el fomento del uso de aguas regeneradas o la eficiencia energética.
El sector primario ya ha empezado a notar los estragos
La ausencia prolongada de precipitaciones afecta especialmente al sector primario al disminuir las reservas de agua embalsada, lo que puede llevar a reducir el volumen destinado a cultivos de regadío.
Javier Alejandre, técnico de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), explicaba hace unos días a 20minutos que el déficit de agua estaba empezando a generar estragos en los cultivos de regadío de Andalucía, Castilla La Mancha y Extremadura.
Para ilustrar esta situación, mencionaba la situación del canal de Orellana en Extremadura, "que riega 60.000 hectáreas". "Prevén que se les permita regar solamente el 20% de la superficie", señalaba. Además, teniendo en cuenta las previsiones, vaticinaba la posibilidad de que incluso empeore la situación "llevándonos a más restricciones de regadío".
¿Puede remontar la situación de los embalses?
La mitad de las precipitaciones de un año hidrológico suelen recogerse entre octubre y enero. Sin embargo, ha habido años en los que una primavera especialmente lluviosa ha paliado situaciones complicadas. Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en 2018 tuvo lugar la primavera más lluviosa de la serie histórica que mitigó un otoño y un invierno muy secos. Algo similar ocurrió en la primavera de 1996.
El problema está en que la situación meteorológica no parece que vaya a cambiar en las próximas fechas. Los modelos de previsiones de la AEMET indican que en los próximos meses hay un 50 por ciento de posibilidades de que las precipitaciones estén por debajo de la media y solo un 20 por ciento de que estén por encima.
En las fechas más próximas, esta semana se espera que haya un pequeño paréntesis de precipitaciones, debido a la entrada de una vaguada polar en la península a partir del jueves. Sin embargo, se espera que al final de la semana se recupere la situación de altas presiones y escasas lluvias que viene predominando desde enero.
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