¿Vikingos contra caballeros? Cuando la Cuarta Cruzada asedió y saqueó la muy cristiana ciudad de Constantinopla

  • En 1204 un ejército que buscaba reconquistar Jerusalén acabó saqueando la mayor ciudad cristiana del mundo.
  • La fe, los intereses económicos y la inestabilidad política del imperio bizantino provocaron un infierno en la ciudad que supuso un 'shock' en toda la cristiandad.
  • En un momento del asedio, los mercenarios escandinavos de la guardia varega se enfrentaron a los caballeros cruzados.
  • El historiador británico Jonathan Phillips ha estado en Madrid para presentar 'La Cuarta Cruzada y el saqueo de Constantinopla', publicada por Ático de los Libros.
Miniatura del siglo XV sobre la conquista de Constantinopla durante la cuarta cruzada
Miniatura del siglo XV sobre la conquista de Constantinopla durante la cuarta cruzada
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Miniatura del siglo XV sobre la conquista de Constantinopla durante la cuarta cruzada

Llegaron a Venecia desde casi todos los puntos de Europa con un objetivo sagrado: recuperar de nuevo Jerusalén para la cristiandad. Pero a mitad de camino, el destino les desvió y acabaron asaltando y saqueando a sangre y fuego la mayor ciudad de la cristiandad, Constantinopla. Los testigos y cronistas de la época dejaron reflejado la barbarie de aquellos caballeros cruzados que asesinaron, violaron, destruyeron y robaron hasta las reliquias. Dejaron como único legado un auténtico shock en toda la cristiandad y un efímero reinado latino en Bizancio. Era el año 1204. Por número, aquel horror pasó a la historia como la Cuarta Cruzada.

El historiador británico Jonathan Phillips, profesor de Historia de las Cruzadas en el college Royal Holloway de la Universidad de Londres, ha estado en España para presentar un título suyo sobre aquellos hechos, La cuarta cruzada y el saqueo de Constantinopla (traducción de Luis Noriega, Ático de los Libros, 2022). Phillips reconstruye con pulso y con una enorme riqueza de fuentes  aquel viaje hacia el infierno y, más difícil aún, trata de comprender la mentalidad de la época y lo que ocurrió en aquel año 1204.

Este especialista explica los antecedentes y la formación de la cruzada y como, desde el principio, estuvo plagada de penalidades y problemas financieros. Describe cómo los cruzados, reunidos en la isla del Lido de Venecia -hoy mundialmente conocida por el festival de Cine-, se hacinaban, pasaban hambre y penurias por falta de fondos, ya antes de empezar su camino hacia Tierra Santa. En total, partirían unos 12.000 cruzados, sobre todo franceses y germanos, y unos 10.000 venecianos. Pocos, para lo que se esperaba de tan magna misión.

El historiador inglés Jonathan Philips, en España
El historiador inglés Jonathan Philips, en España
ÁTICO DE LOS LIBROS

"Si las cruzadas fueron uno de los hechos cruciales y definitorios de la Edad Media Europea, porque influyeron en todo e involucraron a todo el mundo -desde los que fueron hasta los que sufrieron impuestos para sufragarlas-, la Cuarta Cruzada fue una auténtica extrañeza, se desvió tanto de su objetivo que provocó sorpresa y estupefacción en la misma época", explica este profesor inglés con precisión.

Los cruzados, en esta ocasión, buscarían la asociación con una potencia comercial como Venecia para trasladarse a Tierra Santa. Sin reyes, en la anterior habían participado hasta tres, y con muchos menos hombres de lo esperado, los caballeros se sentirán tan en deuda con la Serenísima República de Venecia. La fe y las motivaciones económicas se dan de la mano y ambas provocan primero el asalto de una ciudad cristiana como Zara -en el Adriático y perteneciente al reino cristiano de Hungría, lo que provocaría una amenaza de excomunión para aquellos guerreros santos- y posteriormente a Constantinopla.

¿Solo fue el vil metal el que torció aquella cruzada? "Hoy necesitamos ver motivaciones comprensibles para nosotros", reflexiona Phillips. "¿Fue por dinero? ¿Por fe? ¿Por qué hay que elegir? La motivación religiosa era muy fuerte en la época, en la Edad Media, la religión lo impregnaba todo, hasta la economía. Que, por supuesto, era muy importante. Pensemos en los venecianos: para ellos liberar Jerusalén era una meta moral, sin duda, pero si, a la vez, conquistaban el importante puerto de Alejandría y daban riqueza a su ciudad, era aún mejor. Por su parte, los caballeros franceses tenían necesidad de botín por su propia forma de vida, pero el ideal cruzado era profundo en ellos. No justifico el saqueo de Constantinopla, pero hay que tratar de entender cómo pensaban y lo que suponía para ellos la idea de liberar Tierra Santa", explica este historiador. Una idea, por cierto, que solo se abandonará tras la caída de Constantinopla, según el especialista.

Además, más allá de la fe -y la rivalidad religiosa, reciente, entre las Iglesias de Oriente y Occidente- y el dinero, influyó la política de la época. La bizantina, al menos. Pues los cruzados no llegaron a las puertas de Constantinopla llamados solo por la codicia, sino también por un noble de la ciudad, el príncipe Alejo, pretendiente al trono, que les ofreció dinero y recursos por su apoyo. Una buena prueba de la inestabilidad política que reinaba en Constantinopla es la constatación de que, durante los once meses en los que se podría circunscribir aquellos hechos, seis hombres ostentaron la corona imperial.

¿Vikingos contra caballeros? No exactamente...

Hay un hecho que relata Phillips que dispara la imaginación de aquel asedio: en un momento dado, la guardia varega del emperador sale de la ciudad para tratar de atraer a los cruzados a las murallas y tenderles una emboscada. Entonces, ¿se dio en aquel 1204 un enfrentamiento entre vikingos y caballeros cruzados? Sí y no. El historiador reconoce lo explica: "En un principio, cuando se forma en el siglo XI, aquella guardia varega, compuesta por mercenarios de élite escandinavos, sí podía estar compuesta por hombres que habían sido vikingos, había quienes llegaron desde Inglaterra tras la derrota de Hastings, etc. Pero en este momento, no. Además, era una guardia, un pequeño grupo, y no podían suponer una diferencia, algo definitivo, contra tantos miles de enemigos y un cerco a una ciudad tan grande. Pero sí, lucharon contra ese otro grupo de guerreros de élite de la época que eran los caballeros cruzados", afirma. Eso sí, Phillips reconoce que la fascinación que produce esa posibilidad y es consciente de la "romantización" que produce todo lo relacionado con los nórdicos.

Lo que sí muestra Phillips con contundencia es que aquellos caballeros, algo muertos de hambre, eran una auténtica élite armada en la época. Curtidos en los torneos y justas, no tan habituales en otras partes de Europa, y afianzados y conjuntados en el sitio de Zara, supusieron una tropa formidable ante una ciudad con fama de inexpugnable y fuertemente guarnecida. Hay un pasaje donde su modo de combatir resulta decisivo, precisamente ante un grupo de soldados griegos comandados por un caballero de origen peninsular, un navarro, de negro destino.

Haría una serie de televisión sobre el dogo Enrico Dandalo sin dudar

Pero entre príncipes bizantinos y caballeros cruzados, en el relato de esta cruzada sobresale un personaje único. "Yo haría una serie de televisión sobre él sin dudar", afirma emocionado Phillips. Se trata del dogo veneciano Enrico Dandolo uno de los principales líderes de la cruzada y un hombre de talento militar y político, "tremendamente astuto", que arengaba a sus tropas en primera línea de combate... a pesar de contar con "entre 80 y 90 años de edad y estar casi ciego", asegura este historiador. Dandolo no ha pasado a la historia, quizá por sus complicadas amistades. "No se llevaba bien con el papa", explica Phillips, "hasta tal punto que tras todo esto, le pide que le libere de sus votos cruzados y así volver a su ciudad... y el pontífice se niega. Con esa edad era como condenarle a morir en el extranjero".

Nadie se podía imaginar un fracaso mayor que una cruzada que lejos de reconquistar Tierra Santa acabara saqueando la mayor ciudad cristiana del orbe. Pero, ¿supuso el fin del espíritu cruzado?- "En absoluto", niega Phillips, "fracasó estrepitosamente en la Cuarta Cruzada, pero el espíritu cruzado seguía vivo de manera muy flexible: en la Península, con las Navas de Tolosa en 1212, en la llamada cruzada de los niños de ese mismo año que atrajo a jóvenes de toda Europa y condición, en la de los cátaros, en el Báltico en las otras cinco que quedarían... Hubo auténtico entusiasmo por ser cruzado durante los siglos XIII y XIV".

Tampoco para el imperio bizantino supuso algo definitivo. Los griegos recuperaron su imperio en 1261 casi sin esfuerzo y se recuperaron de aquel "catastrófico shock", "con altibajos", hasta su caída definitiva en 1453 ante los otomanos. No parece que la Cuarta Cruzada dejara un legado inmortal, salvo en una determinada memoria de aquella catástrofe que ha mantenido la Iglesia Ortodoxa en Grecia hasta casi hoy, según este historiador.

Reconquista: un término "problemático"

Jonathan Phillips es un experto en las cruzadas y en la lucha medieval entre la cristiandad y el islam y, en la entrevista, en un par de ocasiones cita la Península Ibérica y "la Reconquista". Ante la pregunta sobre el debate historiográfico y la polémica en torno a ese término que hay en España, no la elude. Sonríe y asegura: "Soy historiador, mi principal trabajo es complicar las cosas porque en Historia nada es sencillo".

"Reconquista es un término conveniente porque hace un corte limpio entre musulmanes y cristianos en la Península durante esos siglos", explica este especialista, "pero resulta anticuado, artificial e inexacto. Si estudias las relaciones entre los dos grupos fue más compleja. Pensemos en el Cid, por ejemplo, un mercenario que actuó para ambos bandos. Además, durante todos esos siglos no hubo unidad ni entre musulmanes -¿fueron igual los Omeyas a los almohades o los reinos de taifas?- ni entre los cristianos".

"Es un término que no representa realmente cómo fue la historia y que como historiador me resulta problemático", aunque "la realidad es algo que necesitas tiempo para explicar y Reconquista te ofrece una idea fácil y directa con una sola palabra".

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