La aventura americana de los vikingos: 'descubrimiento' por accidente, mujeres guerreras y conflictos con los nativos

Vikingos en América
Vikingos en América
Carlos Gámez
Vikingos en América
Fueron los primeros europeos -que haya evidencias- en llegar, vivir y morir en el continente americano y lo hicieron casi cinco siglos antes que Cristóbal Colón. Pero, ¿qué buscaban allí? ¿qué hicieron los vikingos allí? y, sobre todo, ¿por qué no se quedaron?.

Los vikingos están de moda, ya sea por sus representaciones más pop (el Thor de Los Vengadores de Marvel) o por producciones de ficción o series como Vikingos o The Last Kingdom. Durante la última semana una noticia, la de un estudio que ha logrado datar con precisión la presencia de estos nórdicos en el continente americano, les ha dado aún más visibilidad. Fueron los primeros europeos -que haya evidencias- en llegar, vivir y morir en el continente americano y lo hicieron casi cinco siglos antes que Cristóbal Colón. Pero, ¿qué buscaban allí? ¿qué hicieron los vikingos allí? y, sobre todo, ¿por qué no se quedaron?

Las sagas escandinavas, la única fuente literaria sobre aquellos hechos, escritas dos siglos después, hablan de descubrimientos de nuevas tierras por accidente, problemas con los nativos, mujeres guerreras que provocan la huida de los aborígenes y una tierra virgen, llena de materias primas, a la que nunca regresaron.

Cuando los europeos nórdicos (islandeses y groenlandeses, mayoritariamente de origen noruego, pero también otros de origen sueco, danés o germánico) llegaron a América se cumplió, sin saberlo sus protagonistas, un reencuentro histórico: fue el "primer momento en la historia de la humanidad en el que las poblaciones que habían salido de África cientos de miles de años antes finalmente unieron su rama occidental y oriental y completaron así el ciclo de asentamiento alrededor del globo terráqueo", según escribe el catedrático en Arqueología de la Universidad de Upsala (Suecia) Neil Price en su libro, Vikingos. Eso sumado a nuestra mirada contemporánea, que nos hace saber que llegaron casi cinco siglos antes de Colón, nos hace ver aquel hito como algo fundamental e impresionante.

Pero lo cierto, es que para los escandinavos no fue más que un suceso marginal de su gran "Era Vikinga", en la que apenas participaron unos pocos barcos y unos dos centenares de personas. "No hay ninguna indicación particular de que fuera importante para los vikingos más allá de como argumento para una historia épica. Que la historia era famosa no solo lo demuestran las sagas, sino el hecho de los viajes se recordaran con claridad durante siglos", explica Price. Para los nativos americanos este "encuentro" no dejó huella ninguna: "podría no haber ocurrido", explica otro especialista en la materia, John Haywood en su obra Los hombres del Norte. No tuvo "ningún impacto en su desarrollo cultural" en América del Norte. El resto del mundo, probablemente, ni se enteró.

Lo cierto es que la presencia vikinga en el norte de América no es en absoluto una novedad. Ni siquiera su demostración material. Dos sagas, la de Erik el Rojo y la de Los groenlandeses, escritas en torno al siglo XIII, relataban los viajes y peripecias vividas por aquellos escandinavos medievales en las tierras que llamaban Vinlandia, tierra del vino. Eran textos que recogían tradiciones orales de dichos pueblos sobre hechos que, teóricamente, habían sucedido dos siglos antes. 

La prueba material se descubrió en la década de los 60, cuando una excavación halló el yacimiento vikingo de L´Anse aux Meadows, en la punta norte de Terranova, Canadá. Se trataba de un conjunto de ocho construcciones, datadas entre finales del siglo X y principios del siglo XI, formado por viviendas y talleres, incluida una herrería. A día de hoy, los expertos creen que no era un asentamiento permanente, sino una especie de base de operaciones, una estación de paso, para reparar barcos y continuar expediciones hacia el interior y el sur del continente. La datación hecha pública recientemente a través de la revista Nature, gracias a las marcas que dejó en los anillos de la madera una tormenta solar acaecida en 993 y los hachazos de las herramientas vikingas que marcan el corte del material han permitido fechar el asentamiento con precisión: 1021 d. C. La población de L´Anse aux Meadows pudo albergar a unas cien personas y, según Birgitta Wallace, una de las grandes arqueólogas que ha trabajado en ese yacimiento, podría corresponderse al lugar mencionado por las sagas como Straumfjörd, "el fiordo de las corrientes".

Hasta ahora se creía que el asentamiento estuvo habitado entre 920 y 1020, aunque las construcciones fueron incendiadas, se desconoce si por los propios nórdicos al abandonarlo o por nativos que lo atacaron. La nueva datación corrige ligeramente y precisa aquellos datos.

Vikingos en América
Vikingos en América

Los primeros descubridores de América

La fama de los vikingos como grandes navegantes medievales es por todos conocida. Sus célebres navíos alargados navegaron desde Constantinopla y Bagdad hasta América, incluyendo el Mar Mediterráneo y gran parte del Océano Atlántico. Surcaron océanos, mares y ríos. Eran sin duda, grandes marinos. Según Haywood, en aquella época solo hacían viajes oceánicos comparables a ellos, los malayos en el Índico y los polinesios en el Pacífico, pero "los realizaban en mares más cálidos y predecibles".

Sus navegantes profesionales, los conocidos como pilotos, eran conscientes de sus limitaciones y trataban de navegar siempre pegados a la costa, pero cuando salían a mar abierta utilizaban la técnica conocida como navegación latitudinal, que consistía en ir hacia el Norte o el Sur por la costa hasta alcanzar un punto que sabía que se encontraba en la misma latitud que su destino, guiándose, por ejemplo, por la Estrella Polar, y esperar vientos propicios para navegar hacia Este u Oeste. Hacían gala además de un conocimiento práctico de las aguas y los vientos, los hitos geográficos y el comportamiento animal (de ballenas y gaviotas, por ejemplo). Incluso se discute si utilizaban herramientas como piedras y compases solares, pero en estos aspectos parece que hay menos consenso.

Pero con todo eso no bastaba: los accidentes y la casualidad conducían a los vikingos. "Las Feroe, Islandia y Groenlandia se descubrieron por accidente, cuando temporales desviaron a los barcos de sus rutas; nadie partió hacia el horizonte sin más", escribe Neil Price. Price también recuerda muchos de esos viajeros vikingos "desaparecieron de la historia engullidos por las aguas del Atlántico". Y recuerda los versos de La saga de los groenlandeses que reza: "En el verano en el que Erik el Rojo zarpó a colonizar Groenlandia, veinticinco barcos zarparon de Breidafjord y Borgardford, pero solo catorce llegaron a su destino".

Los descubrimientos 'casuales' de Islandia y Groenlandia fueron las etapas necesarias que tuvieron que pasar los vikingos para llegar a América. Y fue otra casualidad, la que los hizo descubrir Vinlandia: según las sagas, fue un mercader islandés, Bjarni Herjolfsson, cuando viajaba a Groenlandia a ver a su padre que había emigrado con Erik el Rojo, quien avistó América por primera vez en torno al 986. Bjarni no quiso desembarcar -y fue muy criticado por tan poco 'vikingo' comportamiento-, pero la noticia corrió y pronto se comenzó a armar expediciones hacia las nuevas costas.

Imagen de una recreación en un festival vikingo.
Imagen de una recreación en un festival vikingo.
Ardfern / WIKIPEDIA

La América Vikinga

A pesar de que es habitual tener en mente la imagen recurrente de las expediciones guerreras y saqueadoras de los vikingos, las que aterraron a media Europa hasta Al Ándalus, en aquellos tiempos, lo cierto es que los vikingos que llegaron a América eran distintos: eran granjeros, mercaderes y colonos; gentes que migraban de territorios de vida dura, en busca de mejores tierras y materias primas. 

La primera expedición la llevaría a cabo Leif Eriksson, hijo de El Rojo, que con 35 hombres navegó por las nuevas costas. Desembarcó en Helluland ("tierra de losas" o "piedras planas"), viajó hacia el sur hasta Markland ("tierra de bosques") y más al sur encontró una zona donde crecían uvas salvajes y los ríos estaban llenos de salmonetes a la que bautizó como Vindlandia ("tierra del vino", por las uvas). Pasó el invierno allí y regresó cargado de madera a Groenlandia.

Hoy en día se cree, comparando las descripciones de las sagas con las paisajes del terreno, que Helluland podría ser la costa de la isla de Baffin (Canadá), Markland sería Labrador y se debate la localización de Vinlandia. El río Hudson es el límite meridional del salmón atlántico, mientras que el río San Lorenzo es el límite septentrional de las uvas salvajes, así que se establece que esa región estaría entre Nueva Inglaterra y las Provincias Marítimas canadienses.

Barco vikingo.
Barco vikingo.
axe20 en Pixabay

El choque de civilizaciones

El siguiente explorador americano fue el hermano de Leif, Thorvald, que tuvo el primer mal encuentro con los nativos y, merced a una herida de flecha, se convirtió en el primer europeo -hasta que alguien demuestre lo contrario- enterrado en el nuevo continente.

A su grupo le siguió uno de los más famosos, el de Thorfinn Karlsefni y su esposa Gudrid. Fueron con 60 hombres (otros autores hablan de 160), cinco mujeres y cabezas de ganado para fundar una colonia. Groenlandia no era la tierra fértil y verde que había vendido ese genio del márketing de la época que era Érik el Rojo y era un lugar duro para vivir. "La brutal dureza de la vida en los márgenes del Atlántico Norte -el riesgo y la vulnerabilidad que comportaba- es un motivo mucho más convincente para explicar los extraordinarios viajes oceánicos de descubrimiento que emprendieron los vikingos que ningún supuesto innato de la aventura en los nórdicos", explica Price.

Gudrid dio a luz, si hacemos caso a las sagas, al primer americano de origen europeo, Snorri. Este grupo fundó una asentamiento llamado Hop (que nunca ha sido encontrado y cuya situación genera debate) y comenzó a interactuar con los nativos, a los que llamaban skraeling (como también llamaban a los inuit y que se cree que podía significar "chillones" o que se relaciona con la palabra nórdica antigua, skrá, que significa piel y podría referirse a las pieles que vestían). Al principio comerciaron, pero pronto los dos pueblos, por malentendidos probablemente y de manera bastante similar a lo que ocurriría con otros europeos cinco siglos más tarde, comenzaron a batallar.

Los especialistas noruegos Kim Hjardar y Vegard Vike, en su Vikingos en guerra, identifican a los nativos con los que los vikingos chocaron como los mi´kmaq, aborígenes de la rama algonquina y cazadores-recolectores, que en la época habitaban la zona de Brunswick. Siguiendo los datos de las sagas, los autores describen una lucha igualada entre las mejores armas de los nórdicos europeos (con hachas, espadas, lanzas y escudos, pero sin yelmos ni cotas de malla que casi ningún granjero, y los colonos en su mayoría lo eran, podrían permitirse) contra un contingente mucho más numeroso armados con hondas, arcos y un arma temible formada con una bola azul oscuro fijada en el extremo de un palo largo. Resultaba aterrador, según las crónicas, y debió ser real "pues también la menciona una fuente del siglo XIX", según estos autores.

Una recreación de la guerrera vikinga.
Una recreación de la guerrera vikinga.
Canal Historia

En esas luchas se produce uno de los episodios más dramáticos y míticos. Cuando los nórdicos ya estaban derrotados y casi a la huida, Froydis, la hija de Erik el Rojo, cogió una espada y enfrentó a los nativos con los pechos y su vientre embarazado al descubierto. Los nativos, al verla, parece que cogieron sus canoas y huyeron. "Hoy sabemos que entre algunas tribus de Norteamérica existían sólidos tabúes sobre el trato a las embarazadas", aseguran Hjardar y Vike. Los supervivientes abandonarían el asentamiento.

Rastros vikingos

Froydis, Gudrid y algunos hallazgos en L´Anse aux Meadows (una fusayola y un aguja de hueso) muestran que, casi con toda seguridad, entre aquellos centeneres de europeos que pisaron América por primera vez había mujeres. Más allá de las sagas y ese yacimiento, hay pocas pruebas materiales que demuestren el paso vikingo por aquellas tierras. La excavación de una tumba en Groenlandia encontró un cuerpo con una punta de flecha incrustada que había sido manufacturada por tribus americanas. En otra tumba, se encontraron rastros de una túnica confeccionada con piel de búfalo americano. En la zona norte al yacimiento de L´Anse aux Meadows se han encontrado rastros nórdicos en excavaciones en poblados: pequeños objetos de metal o clavos torcidos que se utilizaban para unir las planchas del casco de los barcos vikingos.

En EE UU se encontró, durante las excavaciones de un poblado nativo, en Goddard Point, en la costa de Maine, un penique de plata acuñado durante el reinado del rey de Noruega Olaf Kyrre (1067-1093), aunque existen dudas sobre esta prueba. La que sin duda resultó ser una prueba falsa es la célebre piedra rúnica encontrada en Minnesota a finales de siglo XIX por un granjero sueco -este estado tiene un gran número de habitantes de origen escandinavo-. Eso sí, la falsedad no evitó que este estado sea el más vikingo de EE UU y que su equipo de fútbol americano sean los Minnesota Vikings.

Un final con interrogantes

Se sabe que los viajes nórdicos hacia tierras canadienses tuvieron lugar hasta, al menos, el siglo XIV. El último viaje del que se tiene noticia tuvo lugar en 1347 cuando un pequeño grupo de groenlandeses fue desviado de su curso hacia Islandia. Más allá, el recuerdo de Vinlandia quedó limitado a las sagas y no se tiene constancia de que influyera en modo alguno a los grandes exploradores del renacimiento, portugueses y españoles.

¿Por qué no regresaron? ¿Por qué no volvieron a intentar formar colonias allí como en Groenlandia? Se puede suponer que la pequeña colonia de Groenlandia, de apenas unos centenares de habitantes, no tenía recursos humanos suficientes para intentar semejante misión. Tampoco ayudaría que, pese a ser una tierra fértil y rica, los nórdicos no vieron demasiados productos con los que comerciar en Europa.

La hostilidad nativa seguro que fue determinante, aunque pensando que aquellos colonos pertenecían a los pueblos que habían aterrado a media Europa, creado el reino de Rusia y conquistado Inglaterra, parece que por mentalidad guerrera no habría sido la única cuestión. Hay que observar, eso sí, que los hombres que fueron a América eran colonos, granjeros y comerciantes en su mayoría.

La historia sigue y la búsqueda de respuestas y datos sigue, aunque esta última datación resulta valiosa como explicaba en Twitter la historiadora especialista en el tema Laia San José Beltrán.

El futuro, los próximos hallazgos (si son posibles, pues la arquitectura nórdica de la época no estaba destinada a perdurar), lo dirá, pero la aventura americana de los vikingos sigue siendo una historia apasionante por descubrir.

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