El teletrabajo agudiza el 'síndrome de las ventanas abiertas'

Un hombre teletrabaja desde su casa.
Un hombre, teletrabajando con tres ordenadores a la vez.
PEXELS
Un hombre teletrabaja desde su casa.

Con la pandemia el teletrabajo sacó sus mejores ropajes (léase virtudes) para resurgir... y quedarse. Pero en cuanto la situación pasó a ser menos preocupante, las empresas volvieron a priorizar la vuelta a la oficina, el trabajo presencial. Tal vez la sexta ola de la Covid esté incentivando de nuevo el teletrabajo. Seguramente.

Ya sea en el modelo puro como en el híbrido (en casa y en la oficina), el teletrabajo tiene muchas ventajas indiscutibles. Durante la implantación "forzada" de esta forma de trabajar, muchas empresas tuvieron la oportunidad de descubrir algunos de los aspectos positivos que aporta el teletrabajo al clima psicosocial de las empresas, apunta Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC,

Algunos de los más significativos son:

  • Aumento de la confianza en los equipos
  • Incremento del compromiso y la autorresponsabilidad
  • Atracción del talento al ofrecer unas condiciones de trabajo basadas en la flexibilidad
  • Reducción de costes
  • Disminución del impacto medioambiental de la compañía
  • Compartición de objetivos con los equipos
  • Mejora del clima laboral
  • Potencia el liderazgo colaborativo
  • Mejoras significativas en la productividad
  • Multitarea, una falsa sensación de productividad

Pero, ya vimos, trabajar en remoto tiene sus riesgos. Ocurre, por ejemplo, con el "síndrome de las ventanas abiertas", que ha tomado especial relevancia por la implantación del teletrabajo. La mayoría de las personas tienen la creencia de que la productividad en su trabajo está directamente relacionada con el número de ventanas que tienen abiertas en la pantalla de su ordenador. Como si tener varios frentes abiertos e ir pasando de un asunto a otro fuera necesariamente positivo.

"La multitarea nos hace ir más lentos e influye de forma negativa en la calidad y en la productividad"

La cuestión es: ¿de este modo estamos atendiendo perfectamente varios frentes a la vez o, en realidad, los estamos descuidando? ¿Es una manera de multiplicar la atención o de perder capacidad de concentración? Fernández Jaria es claro y rotundo al respecto: "La multitarea nos hace ir más lentos e influye de forma negativa en la calidad y en la productividad". Y añade: "Nuestros objetivos se alejan cuando actuamos en multitarea, aumenta el cansancio y la carga mental".

Es más, los efectos negativos pueden afectar a los empleados cuando quien trabaja en "modo multitarea" es su jefe, ya que este interrumpe constantemente, dificulta la tarea a sus colaboradores y, en última instancia, les resta productividad.

Al cerebro le gusta pasar de un estímulo a otro

Es un hábito muy extendido. Así que la pregunta es por qué la mayoría de las personas tienden a la multitarea. Fernández Jaria, experto en trabajo saludable y psicosociología laboral, señala dos razones.

"Puede que nuestro ego reciba un impulso de autoestima, pero realmente somos mucho menos productivos"

"La primera es porque la corteza prefrontal del cerebro (área donde planificamos, pensamos, ordenamos...) está programada para mostrar preferencia por las novedades. Cuando cambiamos de tarea recibimos una recompensa con dopamina. La búsqueda de estímulos nuevos nos proporciona un premio, nos hace pensar que somos más productivos cuando parece que estamos muy ocupados". Sin embargo, "el problema es que estar ocupado no significa que seamos más productivos ni nos acerca a nuestros objetivos", añade.

El otro motivo que aduce el experto es que cuando hacemos varias cosas a la vez nos parece que potenciamos nuestro rendimiento y nuestro ego se siente importante. Ahora bien, "puede que nuestro ego reciba un impulso de autoestima, pero realmente somos mucho menos productivos", advierte.

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