La incidencia a siete días comienza a bajar: ¿se acerca el pico en España?

Una concurrida calle de Madrid, a 23 de diciembre de 2021.
Una concurrida calle de Madrid, a 23 de diciembre de 2021.
JORGE PARÍS
Una concurrida calle de Madrid, a 23 de diciembre de 2021.

Año nuevo, vida nueva. Hasta la llegada de la COVID-19, era el mantra que buena parte de los españoles repetía cada Nochevieja al dar las doce, mientras se marcaban todo tipo de propósitos para los 365 días que tenían por delante. Con la llegada del coronavirus, en muchos hogares todos estos deseos se han convertido en uno solo: el fin de la pandemia. Y, aunque esa fecha es una incógnita por el momento, uno de los indicadores de la evolución de los contagios ofrece ahora algo de esperanza al comenzar a descender.

La incidencia acumulada a siete días, que refleja la cantidad de personas infectadas en una semana sobre un total de 100.000 habitantes, comenzó este viernes a bajar, tras un frenazo en su ritmo de crecimiento en las últimas jornadas. Del lunes al martes apenas sumó 17 puntos, el miércoles, 16,80, y ahora ha bajado 76; mientras que en los días precedentes había llegado a subir hasta 170 en solo 24 horas. Esta tendencia puede ser una señal de que el pico de la sexta ola está cada vez más cerca.

Habitualmente, no es este el marcador empleado en España para hablar de incidencia, sino el referido a los últimos 14 días. Sin embargo, el relativo a una semana, por lo general, refleja antes un cambio en la tendencia, tal y como se ha observado en olas precedentes. Tanto en la tercera como en la quinta, este indicador registró antes su punto de inflexión.

"En la curva de la incidencia a siete días se puede ver un menor incremento en los últimos días y hasta un descenso, que todavía no hemos llegado a observar en catorce. Eso significa que, aunque seguimos de subida y seguiremos así por lo menos una semana más seguro, podría ser que en algún momento empezáramos a llegar al pico", explica el vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Óscar Zurriaga.

En este escenario nacional, algunas comunidades ya habían comenzado a registrar bajadas de la incidencia acumulada a siete días durante varias jornadas consecutivas. Es el caso de Madrid y de La Rioja, que la han visto descender de forma consistente desde el pasado 30 de diciembre. Además, en la primera de ellas, el indicador a dos semanas incluso ha comenzado a decrecer.

¿Cuándo alcanzaremos el pico?

No obstante, los expertos enfrían los ánimos sobre la posibilidad de prever con exactitud la llegada al pico. "No podemos sacar muchas conclusiones en este momento en base a una u otra incidencia. No nos sirven para hacer una buena predicción. ¿Cuándo vamos a alcanzarlo? Pues no lo sabemos, no tenemos una bola de cristal, y cualquier modelo que se ha utilizado no ha dado el resultado deseable. Todos esperamos que durante enero, más pronto que tarde, pero aún no estamos en condiciones de precisar cuándo", señala Zurriaga. 

"¿Cuándo vamos a alcanzarlo? Pues no lo sabemos. Todos esperamos que durante enero, más pronto que tarde, pero aún no podemos precisar cuándo"

En cuanto a la fiabilidad de las predicciones en base a la incidencia acumulada a siete días, el epidemiólogo reconoce que es "posible" que la tendencia actual muestre la cercanía al pico, pero recalca que la calidad de los datos baja durante las olas a causa del colapso de los servicios.

También llama a la cautela a la hora de interpretar los datos Salvador Macip, profesor de los Estudios de Salud de la Universitat Oberta de Catalunya, que alerta de que, en ocasiones, estas curvas de la incidencia presentan pequeñas subidas y bajadas en forma de dientes de sierra. Y, aunque coincide con Zurriaga en que el pico se alcanzará en enero, avisa de que todavía faltan factores por considerar: "Estamos viendo el impacto que han tenido las fiestas, falta por observar el de Año Nuevo y Reyes. Nos quedan un par de semanas para conocer cuál es la tendencia real".

"Tenemos otro factor que todavía no hemos visto, que es la vuelta al colegio y al trabajo. Eso tendrá un impacto. Aumenta el contacto social y, cuando hay tanto virus circulando, es esperable un incremento proporcional de casos. Es posible que el pico se alargue un poco a lo largo de enero. A medida que se infecte más gente y se inoculen más terceras dosis, habrá menos población susceptible de contagiarse con ómicron e irá perdiendo gas la ola. Ahora, es un poco prematuro echar las campanas al vuelo con los datos que pueda haber estos días", ahonda.

Una perspectiva incompleta

En este contexto, Macip también incide en que los datos, "por diseño, son siempre incompletos". En este sentido, recalca que en España no se están realizando suficientes test para saber cuántos infectados hoy. Actualmente, el país registra una positividad del 33%, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el 5% para tener una imagen clara. Esto implica que dejan de detectarse muchos positivos y no es posible saber la incidencia exacta.

"Falta por observar el impacto de Año Nuevo y Reyes, así como otro el de la vuelta al colegio y al trabajo"

Por todo ello, para analizar la situación global, el también investigador de la Universidad de Leicester recomienda utilizar varios marcadores. "Para mí, el más real, el más útil, es el impacto en el sistema sanitario: cómo están las camas en las UCI, la saturación de la Atención Primaria y la mortalidad. El problema es que estas cifras salen dos o tres semanas después de cuando los necesitas. De los indicadores prácticos, usamos los mejores que podemos, como las incidencias", afirma.

Sobre la bajada posterior al pico, resulta "difícil" predecir cómo se producirá, aunque suelen ser "proporcionales a las subidas", asegura Macip. Por eso, sería esperable que descendiera "relativamente rápido". El hecho de que se contagie mucha gente provoca que, después, haya menos población para seguir propagando el virus y, por tanto, la caída acabe siendo un poco más veloz. "Ahora bien, hay muchos factores que no controlamos y, en consecuencia, es una opinión que tenemos que tomar con prudencia", advierte.

Ante todas estas incertidumbres, Zurriaga es claro: "En epidemiología, hacer predicciones no es arriesgado, es inútil".

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