Pintadas, pancartas y fotos: las víctimas piden dureza contra los actos de apoyo a ETA que van más allá de los 'ongi etorris'

Archivo - Homenaje en Bilbao a un expreso de ETA
Archivo - Homenaje en Bilbao a un expreso de ETA
COVITE - Archivo
Archivo - Homenaje en Bilbao a un expreso de ETA

En 2021 se celebraron cinco recibimientos a presos de ETA en Euskadi o Navarra, los llamados 'ongi etorri'. Esto hizo que el pasado año se convirtiera en el curso en el que menos recibimientos se registraran desde que Covite los enumera, lo que ha coincidido con la reciente petición de los familiares de los presos de no celebrar estos actos públicamente y con el reconocimiento del "dolor causado" a las víctimas por parte de Arnaldo Otegi, coordinador de EH Bildu. Sin embargo, esta bajada no ha sido general, ya que las muestras de apoyo a la banda terrorista, que abandonó la actividad armada hace una década, han aumentado un 46%. Por ello, las asociaciones de víctimas piden al Gobierno más dureza y "más protección".

Según Covite, la disminución de los 'ongi etorris' -en 2020 hubo 15, diez más que en 2021- se debe a que ya los rechazaba "la mayoría de la sociedad vasca, navarra y española". Desde la asociación, incluso, aseguran que la tendencia a la baja ya se registraba antes de que el colectivo de familiares de presos de ETA hiciera el llamamiento para no celebrar más públicamente: "La izquierda abertzale no tenía más remedio que realizarlos prácticamente en la clandestinidad". "Aunque no hayamos conseguido ganar la batalla judicial, hemos ganado la batalla social, que es incluso más importante", señala la presidenta de la asociación, Consuelo Ordóñez. El último 'ongi etorri' registrado fue el 30 de diciembre para homenajear a Henri Parot, el asesino de Gregorio Ordóñez, hermano de Consuelo.

Esa 'derrota' judicial a la que se refiere tiene que ver con las reiteradas negativas de la Audiencia Nacional a prohibir los recibimientos, pese a que así lo han pedido las víctimas y también el Gobierno. El argumento de los jueces es que no se puede prohibir preventivamente el acto aunque haya sospechas de que se va a enaltecer el terrorismo y que en ese caso prevalece la libertad de expresión y la libertad de manifestación. La otra vía para hacerlos desaparecer del todo son las multas administrativas, una iniciativa que el Ministerio del Interior lleva meses estudiando, pero que todavía no ha acometido.

Esta es una de las peticiones recurrentes de las asociaciones. Según recuerda Miguel Folguera, consejero de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y presidente de la Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT), "tocándoles el bolsillo es como se consiguió acabar con la 'kale borroca'", que fueron los actos de violencia perpetrados por personas cercanos a la banda en los años 90 y 2000. Folguera asegura que sería suficiente con "cumplir la ley" de víctimas del terrorismo 2011 e imponer multas para terminar del todo con los 'ongi etorri'.

Eso sí, no todo son los recibimientos a los presos. De hecho, las muestras de apoyo a la banda aumentaron hasta un 46% el año pasado. Covite ha contabilizado 158 pintadas y pancartas de ensalzamiento explícito a ETA; 59 manifestaciones en las que se reclamaba la amnistía para los presos; 25 homenajes públicos a los etarras fallecidos; 5 fiestas populares "para enaltecer a ETA"; y 30 actos más sin definición fija. En esta última categoría se pueden enmarcar las cenas navideñas en la vía pública con fotos de presos de ETA para simbolizar que no pueden pasar la Nochebuena con sus familiares.

Por todo ello, Covite señala que el "culto al terrorista sigue siendo el pan de cada día" en la calle "en forma de pintadas, pancartas y manifestaciones" y culpa a la "inacción de las instituciones y a la pasividad de la Justicia". "Centenares de jóvenes están creciendo con la idea de que los etarras son héroes. ¿Acaso vemos en Francia a cientos de personas en las calles pidi endo la excarcelación de terroristas yihadistas?", pregunta Ordóñez en una reflexión que comparte Folguera, que recuerda el daño a las víctimas que provocan cualquier tipo de acto público en defensa de los presos. Así lo mostró la AVT en un informe que les pidió el propio Ejecutivo. "Son emociones y sentimientos relacionados con enfado, sentimiento de injusticia y humillación. También de abandono", refiere Folguera, que pide "más respaldo" de parte del Gobierno.

El año del fin de la dispersión de presos

Otra de las críticas del consejero de la AVT son los acercamientos de los presos. Y es que 2021 fue el año en el que el Gobierno dio por concluida la política de dispersión de presos, que fue aplicada de manera generalizada para los internos de ETA por el Gobierno de Felipe González en 1989, hace más de 30 años. Consistía en alejarlos y que cumplieran condena en cárceles lejanas al País Vasco. "Ya no hay política de dispersión, sino política penitenciaria", señaló el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en el Senado a mediados de noviembre. Según los datos que dio en aquella intervención, "todos" los internos pertenecientes a la organización terrorista están a menos de 200 kilómetros de su casa. Además, ninguno de los cerca de 190 que quedan por terminar de cumplir su condena está en el régimen penitenciario más duro.

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