El voto femenino en España cumple 90 años: la Constitución de 1931 como primer paso hacia la igualdad jurídica

El 19 de noviembre de 1933 fue cuando las mujeres españolas pudieron votar por primera vez en la historia.
El 19 de noviembre de 1933 fue cuando las mujeres españolas pudieron votar por primera vez en la historia.
Biblioteca Nacional
El 19 de noviembre de 1933 fue cuando las mujeres españolas pudieron votar por primera vez en la historia.

El voto femenino en España cumple 90 años. Hace nueve décadas que se tomó la decisión de incluir a la otra mitad de la población en el proceso de elección de sus representantes, marcando un antes y un después en el camino hacia la igualdad jurídica entre hombres y mujeres. 

Desde entonces, y gracias a ese cambio, los progresos en materia de igualdad de género han sido innegables y, aunque todavía se reclaman muchos otros avances, ese fue el germen que facilitó que a día de hoy el Gobierno pueda contar incluso con más miembros femeninos que masculinos.

Los años 30 supondrían un punto de inflexión en la lucha de las mujeres, cuya voz, prácticamente silenciada durante siglos, comenzaría a ser escuchada. El cambio estuvo entonces encabezado y simbolizado por el rostro de dos mujeres, de ideologías opuestas, que lograron trasladar al debate político el entonces polémico asunto que abordaba el papel de la mujer en distintos aspectos de la sociedad, entre ellos, la política.

Clara Campoamor y Victoria Kent obtuvieron escaño tras las elecciones del 28 de junio de 1931. Eran solo dos mujeres de los aproximadamente 470 diputados que había en total, por lo que supuso todo un logro en la España de entonces. Hacía poco más de un mes que se había modificado la ley electoral para que las mujeres fuesen elegidas diputadas, pero se les negaba todavía el derecho a participar en las votaciones. Ambas se fijaron la meta de seguir impulsando los derechos de las mujeres, pero fue Campoamor, diputada del Partido Radical, la que estuvo presente en la comisión de redacción de la Constitución de 1931; texto en el que se dio paso al sufragio universal.

"Las cosas no habrían sido iguales si no hubiese habido mujeres en esas Cortes"
El 2 de julio de 1931, Clara Campoamor y Victoria Kent son acreditadas como diputadas en la II República.
El 2 de julio de 1931, Clara Campoamor y Victoria Kent son acreditadas como diputadas en la II República.
Biblioteca Nacional

"Las cosas no habrían sido iguales si no hubiese habido mujeres en esas cortes constituyentes", destaca Itziar Gómez, letrada del Tribunal Constitucional y profesora de Derecho Constitucional en el blog que ha dedicado el Congreso para esta ocasión.

Lo cierto es que tuvieron que pasar dos años hasta que las ciudadanas pudieron ejercer realmente su pleno derecho y acudir a las urnas en las elecciones de 1933. La mayoría de periódicos inmortalizó ese día con fotografías que, apenas años antes, habrían sido inconcebibles. 

Recorte de periódico del 19 de noviembre de 1933.
Recorte de periódico del 19 de noviembre de 1933.
Biblioteca Nacional

Mujeres jóvenes, ancianas, con hijos, de clase alta, de clase media… Más de 6,5 millones de mujeres estrenaron su derecho el 19 de noviembre de ese año, dando un paso en la lucha por la igualdad, que retrocedería con el golpe de la dictadura que apartó a las mujeres de la política, la cultura y el trabajo remunerado.

Con todo, el logro del sufragio femenino supuso un avance que posicionaría al país a la altura de otras naciones —Nueva Zelanda, Australia, Finlandia, Noruega, Canadá, Hungría, Reino Unido, Irlanda o Bélgica, entre otros— que llevaban, algunas incluso un siglo, permitiendo el voto de las mujeres, aunque con matices.

La puerta que se abrió al cambio

La situación actual no habría sido posible sin la labor de las mujeres que en ese entonces decidieron dedicar su vida, e incluso su reputación, por lograr mayores derechos. Y ellas no habrían podido hacerlo tampoco de no haber sido por las pioneras que ya en el siglo XIX iniciaron el debate -y con ello la reivindicación- sobre la posición de las mujeres en la sociedad.

Probablemente habría sido muy complicado que ahora, en 2021, el actual Ejecutivo estuviese compuesto por 13 ministras, una de las cuales incluso está siendo erigida como la posible próxima presidenta del Gobierno. 

Seguramente tampoco podrían haber ocupado un puesto de representación en el Congreso (152 mujeres) o en el Senado (103), de no haber sido por esas dos antecesoras que abrieron la puerta al cambio. 

Todavía queda por hacer en muchos ámbitos de la vida social, política y laboral, según recuerdan diversas asociaciones, apelando al denominado "techo de cristal". Siguen estando infrarepresentadas en órganos superiores y altos cargos de la Administración del Estado, en cargos ejecutivos de muchos partidos políticos (algunos no superan el 25%) o en ciertos órganos constitucionales. También destacan tareas pendientes en las labores de conciliación en las empresas, en la eliminación de los estereotipos de género o respecto a la brecha retributiva. Pero es innegable que el hito de 1931 fue el pistoletazo de salida y la llamada de atención para una gran mayoría de mujeres -y, por tanto, también de los hombres- que decidieron tomar las riendas y exigir igualdad de derechos. 

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