La cesta de la compra vuelve a subir: la inflación se dispara al 4% en septiembre, el máximo en 13 años

Consumidores llenando la cesta de la compra con alimentos.
Consumidores llenando la cesta de la compra con alimentos.
Europa Press - Archivo
Consumidores llenando la cesta de la compra con alimentos.

La escalada sin precedentes en la factura de la luz ha vuelto a disparar los precios de los productos del consumo hasta un nivel que no se registraba desde septiembre de 2008. Según los datos del avance del Índice de Precios del Consumo (IPC) publicados por el INE este miércoles, la inflación se ha disparado en septiembre al 4% interanual, la mayor tasa en trece años. El repunte en los precios del consumo crece siete décimas respecto a lo registrado el pasado agosto.

Aunque este avance no recoge información detallada sobre qué productos se han encarecido más, el instituto estadístico destaca en una nota que la subida de los precios de la electricidad, y en menor medida, el mayor precio relativo de los paquetes turísticos y de los carburantes y lubricantes para vehículos personales entre las categorías que más han influido en el repunte.

Además, la inflación subyacente -que estima cuánto se encarece el consumo, pero sin tener en cuenta los precios de los bienes energéticos y los alimentos no elaborados, que son más volátiles- ha aumentado tres décimas respecto al nivel de agosto y se sitúa ya en el 1%, tres puntos por debajo del IPC general. El INE subraya que la diferencia entre estos dos indicadores es la más elevada en toda la serie histórica, algo que ya ocurrió el pasado agosto. 

El encarecimiento del consumo es un fenómeno que trasciende las fronteras españolas. La inflación está disparada en toda Europa, con una tasa media que alcanzaba el 3,2% de media en la UE y los países del euro el pasado agosto. Países como Alemania o Bélgica han visto elevarse los precios por encima del 3% respecto al año pasado. 

Y es que algunas de las razones que subyacen a esta escalada inflacionaria son comunes en buena parte del mundo. La primera es el desplome de precios que se produjo durante el primer año pandémico. Con los datos del año pasado en la mano se observa cómo el IPC cayó hasta el -0,4% en septiembre respecto a 2019, una reducción que hace que, al comparar los precios de este año con el anterior, se acentúen aún más las diferencias. De hecho, si los factores que están empujando las subidas de precio en todo el mundo se mantienen durante los próximos meses, se puede esperar que la inflación siga subiendo (al menos en octubre y noviembre) por los bajos precios que se registraron en ese período el año pasado.

El encarecimiento de la energía, impulsado fundamentalmente por las subidas del precio del gas y en menor medida de los derechos de emisión del CO2, el gran culpable de esta deriva inflacionista, también es un problema compartido en buena parte del mundo. Los últimos precios registrados en el mercado mayorista del gas español multiplicaban por siete los registrados en septiembre del año pasado. 

Además, al alza energética hay que sumar otras disrupciones que está sufriendo la industria, como el encarecimiento de ciertas materias primas  (productos metalúrgicos, químicos o el papel y la madera) que a la larga acaban afectando al consumo. El elevado coste del transporte, que también se ha disparado durante la pandemia, y la escasez de ciertos materiales clave en la producción como los semiconductores, también tensionan a un sector que está teniendo problemas para cubrir una demanda que se ha disparado tras la progresiva vuelta a la normalidad impulsada por la vacunación.

Aunque la mayoría de los analistas coinciden en que esta deriva inflacionaria será transitoria y que se irá disipando a medida que estos factores se vayan mitigando en los próximos meses, lo cierto es que la cifra conocida hoy marca el mayor pico en más de una década. 

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