La vieja ultraderecha renace fuera del fútbol: discurso social, ecologista y anticapitalista solo para españoles

La Fiscalía abre diligencias por la manifestación neonazi en Chueca contra el colectivo LGTBI
Manifestación neonazi en Chueca contra el colectivo LGTBI
EP
La Fiscalía abre diligencias por la manifestación neonazi en Chueca contra el colectivo LGTBI

El mismo lobo de siempre, pero ahora con piel de cordero. La vieja ultraderecha, la racista y xenófoba, ha decidido reinventarse con un nuevo discurso, más social, cercano y dirigido a captar toda la atención, sobre todo, de los españoles más necesitados y de la clase trabajadora. Una forma de lavar su tradicional imagen de colectivos violentos que se habían adueñado de parte de las gradas de los estadios de fútbol y cuyo objetivo era la constante confrontación. 

Desde allí, a principios de los años 80 empezaron a exhibir músculo y protagonizar peleas con otros grupos radicales de izquierda. Una de las más recordadas fue la que la que le costó en 2014 la vida Francisco Javier Romero Taboada, Jimmy, el miembro de los Riazor Blues -grupo ultra del Deportivo de La Coruña- fallecido junto al río Manzanares en un enfrentamiento contra hinchas del Frente Atlético -ultras del Atlético de Madrid-. 

Pese a que los grupos de extrema derecha vinculados al mundo del fútbol en España sigue activos y mantienen un número similar -alrededor de una veintena- al de los últimos años, la expulsión de las gradas que han sufrido algunos de ellos, como los Ultra Sur en el Real Madrid o los Boixos Nois en el Barcelona- el Congreso aprobó hace más de una década la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte que otorgó a los clubes las herramientas legales-, y las restricciones provocadas por la pandemia del coronavirus han provocado que hayan perdido protagonismo, tal y como han confirmado a 20minutos fuentes policiales. 

Los Ultras Sur animando en el Santiago Bernabéu.
Los Ultras Sur animando en el Santiago Bernabéu.
EFE

Dialéctica más empática y acciones solidarias

En paralelo, y en busca de nuevos adeptos para su causa, con una dialéctica más empática y cercana pero manteniendo la esencia de la españolidad y la aversión a todo lo que venga de fuera, han surgido colectivos como Hogar Social, España 2000, Bastión Frontal o Madrid Seguro. Estos grupos se caracterizan, entre otras cosas, por realizar acciones solidarias y caritativas solo para los españoles más desfavorecidos, como el reparto de alimentos, ropa o juguetes, con lo que han logrado ganar en popularidad. 

Madrid Seguro es la organización de este tipo de más reciente creación. Fue la impulsora de la protesta en contra de las agendas 2030/2050 del pasado 18 de septiembre en el barrio madrileño de Chueca que acabó siendo una marcha repleta de cánticos homófobos y racistas. En su página web se presenta con planteamientos sociales, ecologistas y anticapitalistas. 

Así, asegura que se trata de una asociación de vecinos que fomenta iniciativas sociales para "nuestros compatriotas más desfavorecidos", defiende "el respeto al medio natural", apoya a los "comerciantes locales" y está en contra de los "salones de juego". 

La misma línea discursiva la podemos observar en Bastión Frontal y Hogar Social, que en sus redes sociales salen en defensa de los españoles más necesitados y critican desde la subida del precio de la luz hasta los precios que pagan las grandes superficies a los agricultores. 

España 2000, por su parte, que comparte el discurso social con estos grupos, es un partido político fundado por el histórico líder ultraderechista valenciano José Luis Roberto. Sin representación en el Congreso de los Diputados, el partido logró en las elecciones municipales de 2019 seis concejales -tres en Los Santos de la Humosa, dos en Velilla de San Antonio y uno en San Fernando de Henares- y una alcaldía en la Comunidad de Madrid -Los Santos de la Humosa-. 

"España 2000 defiende la prioridad de los españoles ante un puesto de trabajo, educación, sanidad, ayudas sociales, becas, vivienda, etc. es decir, la Prioridad Nacional de los de casa frente a los de fuera", reza en la web del partido, donde se hace además una defensa a ultranza de la creación de una banca pública, una propuesta habitual de los colectivos anticapitalistas. 

"El objetivo es que penetre la idea de los españoles primero"

"El final del franquismo trajo una miríada de pequeños partidos y de asociaciones. Estos grupos tienen un pico violento a principios de los años 90 que especialmente bebe de la reacción contra ETA. Nos encontramos con organizaciones muy dividas entre ellas pero también formando un archipiélago con grupos como Bases Autónomas - supuestamente se disolvió definitivamente a mediados de los 90-, cuyo logo vimos en la manifestación de Chueca. Eso parece que se fue apagando poco a poco y que regresó con la fundación de Hogar Social durante la crisis económica de 2008", explica Fernando Vidal, profesor de Sociología de la Universidad Pontificia Comillas. 

Vidal asegura que el objetivo principal del discurso de estas organizaciones es que penetre "la idea de los españoles primero": " Incluso personas que no tienen mentalidad ultraderechista parecen acoger esa idea, que aparentemente no es totalmente excluyente. Con esa ambigüedad han prosperado". 

Para Joan Caballero, analista del Centro de Estudios e Iniciativas sobre Discriminación y Violencia (CEIDIV) y profesor de LISA Institute, estas organizaciones "tienen que ir transmutándose como grupos" porque de lo contrario "se quedarían como grupos carcamales a los que no accederían los jóvenes". 

Este experto en grupos urbanos violentos destaca que estos colectivos "crean una especie de parasociedad que cuenta con sus propios medios de comunicación". "Lo que marca más la diferencia es el uso de las redes sociales. Les ha abierto una nueva forma de entender la vida", afirma.

Isabel M. Peralta, durante su intervención en la concentración en recuerdo de la División Azul
Isabel M. Peralta, durante su intervención en la concentración en recuerdo de la División Azul
JESÚS HELLÍN / EP

¿La feminización de la ultraderecha?

Como parte de ese cambio de discurso, también es llamativo el hecho de al frente de estas organizaciones de extrema derecha estén mujeres, como Isabel Peralta, cabeza visible de Bastión Frontal, o Melisa Rodríguez, lideresa de Hogar Social. "Esto es algo que está sucediendo en todos estos grupos excepto en las bandas latinas y las bandas moteras, donde la posición de la mujer es ornamental. Se tienen que adaptar o desaparecen", desvela Caballero.

"Los grupos radicales de derecha siempre han tenido mujeres entre sus filas y algunas muy destacadas. Desde la Falange en los años 30, que era un pequeño partido que luego adquirió una enorme resonancia como fuente de la primera fase ideológica del franquismo, hasta las organizaciones que se formaron en España en los años 80 y 90 siempre han contado con presencia femenina", precisa Vidal.

"Si bien es cierto, impresiona el liderazgo de estas chicas con su juventud en el tiempo en el que vivimos de liberación de la mujer y de un progresivo feminismo dentro de nuestra cultura. Han logrado que algo que creíamos que estaba periclitado haya regresado con una fuerza no muy numerosa pero sí muy significativa", concluye. 

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