La lluvia de estrellas de las perseidas, conocidas popularmente como 'lágrimas de San Lorenzo', se han convertido en uno de los espectáculos astronómicos más populares del verano. Aunque la noche del jueves 12 al 13 de agosto fue el mejor momento para observar este fenómeno, cuando tuvo lugar el pico de máxima actividad, todavía es posible verlas en el cielo nocturno durante unos días más.

En concreto, según informa el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), en las noches de máxima actividad de las perseidas pueden llegar a caer unos 100 meteoros por hora. 

Esta lluvia de meteoros, visible desde todo el hemisferio norte en pleno verano, comenzó el pasado 21 de julio y se prolongará hasta el 24 de agosto.

Para poder ver este espectáculo en todo su esplendor, la NASA recomienda alejarse de la contaminación lumínica y buscar un lugar cómodo una vez que el cielo esté oscuro. Cuando los ojos se adapten a la oscuridad del entorno -una media hora después-, bastará con dirigir la mirada hacia arriba, en la dirección opuesta a la posición de la Luna si la observación se realiza antes de su ocaso.

Cabalar / EFE

Aunque las Perseidas parecen venir de la constelación de Perseo, se pueden ver en cualquier parte del cielo. El número de meteoros observables por hora es muy variable. Según la NASA, si el lugar desde el que se observa está lejos de la contaminación lumínica se podrían "ver más de 40 perseidas por hora", mientras que si se observan desde una ciudad, "es posible que solo veas unas pocas cada hora", indican en un comunicado.

Origen

La lluvia de las perseidas son, en realidad, de la cola del cometa 109P/Swift-Tuttle, que orbita entre el Sol y más allá de la órbita de Plutón una vez cada 133 años.

10 lugares en Madrid y sus alrededores para ver las Perseidas

Cada año a principios de agosto, la Tierra cruza la órbita de este cometa, llena de partículas pequeñas, como granos de arena o menores, que han sido liberadas por el cometa en sus pasos anteriores. Cuando una de estas partículas que formaron en su día la cola del cometa entra en contacto con la atmósfera terrestre a gran velocidad, la fricción la calienta hasta vaporizarla a gran altura y se emite esa traza luminosa con apariencia de estrella fugaz.

La correspondiente lluvia de meteoros parece tener un único centro de origen, un punto del que parecen surgir todas las estrellas fugaces. Ese punto se denomina "radiante" y su localización se utiliza para nombrar a la lluvia de estrellas. Así pues, las perseidas tienen su radiante en la constelación de Perseo, de ahí su nombre.