El Parlamento Europeo se adapta aún tímido a la nueva normalidad: agenda discreta pero pasillos de un tiempo mejor

  • La visita de Junqueras, el debate sobre sanciones o la sombra de la ley anti LGTBI húngara marcan los debates.
  • ​El ambiente parlamentario todavía recuerda los tiempos de pandemia, pero Estrasburgo va recuperando fuerza.
  • ​Es el segundo pleno en la sede francesa después del celebrado en junio y tras año y medio paralizada por la Covid-19.
Vista general del exterior del Parlamento de Estrasburgo.
Vista general del exterior del Parlamento de Estrasburgo.
EFE/Mariscal Sánchez
Vista general del exterior del Parlamento de Estrasburgo.

Al poner un pie en Estrasburgo no parece el mes de julio. Acaba de empezar el verano pero la capital europea (junto a Bruselas) se resiste a recibirlo. El ambiente es tímido, un poco como lo es el Parlamento Europeo en su vuelta a la normalidad. O en el estreno de la nueva. Después de volver a la ciudad francesa el pasado junio, tras un año y medio de inactividad por esos lares, a la Eurocámara le cuesta recuperar el ritmo. Y aún así, ya se respira cierto ambiente de tiempos pasados que, casi parafraseando a Manrique, fueron mejores.

La pandemia, poco a poco, va quedando atrás y eso se nota. Pero la agenda del Parlamento Europeo espera timorata quizás a que la vacunación contra la Covid-19 termine de completarse. Ese será el acelerón final para que los asientos del hemiciclo, teñido de azul como mandan los colores de la UE, vuelva a estar lleno. Nadie dijo que fuera a ser fácil y de momento lo que se ven por Estrasburgo son trazos de lo que fue, pero también aperitivos de lo que será cuando todo esto haya pasado. Volver a ser, al fin y al cabo.

Tras unas primeras palabras, con vehemencia, del presidente Sassoli, se dio el pistoletazo de salida al pleno. La jornada empezó con bastante intensidad para el presidente del Banco Europeo de Inversiones, Werner Hoyer, que recibió las críticas de varios eurodiputados, entre ellos Jonás Fernández (PSOE), Luis Garicano (Cs) y Ernest Urtasun (Catalunya en Comú). Los tres le afearon a Hoyer la "falta de transparencia", sobre todo en lo relativo al fichaje de la exvicepresidenta del propio BEI Emma Navarro por Iberdrola.

No se puede hablar de hervidero, porque muchos eurodiputados siguieron buena parte del pleno desde los despachos, pero la entrada del Hemiciclo sí que acogió cierto movimiento. En la planta baja los las banderas de los Estados miembros hacen de anfitrionas y en los pasillos en los que se combinan normalmente las carreras y los corrillos esta vez se vieron sobre todo paseos parsimoniosos. Y eso que la agenda va a ir cogiendo fuerza en los próximos días.

Resulta inevitable desconectar de la política nacional por mucho que se crucen los Pirineos. No hace falta estar en Barcelona, Madrid o Valencia para que los indultos sean un plato del menú. De hecho, este martes aterrizarán en Estrasburgo Oriol Junqueras, Raül Romeva, Carme Forcadell y Meritxell Serret. ¿Para qué? Quizás para rearmar la estrategia del independentismo ante la UE o quizás, quien sabe, como toma de contacto para que la visita a Waterloo del miércoles no les pille demasiado en frío. Puigdemont espera allí porque ha preferido seguir el pleno desde Bélgica.

El toque catalán a la jornada irá justo antes que el que sea quizás el tema del día: la UE no está sola en el mundo, por suerte o por desgracia, y será el Alto Representante, Josep Borrell, quien dé cuenta de las relaciones con Turquía o Rusia. En una palabra y por ser suaves: mejorables. Pero Borrell insistirá en la doctrina que ya lleva su nombre y apostará por que la UE camine sola y dé la mano a Ankara y Moscú solo cuando sea necesario y ventajoso.

Precisamente en esa geopolítica se enmarca la relación que la Unión ha de tener con la OTAN, y en la que este lunes profundizó Antonio López-Isturiz (PP) ya casi al cierre de la jornada. Fue un día lento, quizás por ser el primero, pero con sensación de que se va recobrando el pulso de verdad. Ya se camina a otro ritmo, aunque todavía sea paseando.

La ley húngara está presente en los debates

¿Y Hungría? Sin una presencia notoria en la agenda (la tendrá en los próximos días), la ley anti LGTBI de Orbán también estuvo en el ambiente. De hecho, uno de los puntos a tratar serán las conclusiones de la última cumbre del Consejo Europeo, en la que el papel de Orbán y la labor de su Gobierno fueron duramente criticados. El primer ministro húngaro se quedó completamente solo, pero le dio igual.

Tiene apoyos y lo sabe. Pocos, pero los justos como para justificar su deriva. El martes se verán las prioridades de la presidencia eslovena del Consejo y salvo sorpresa mayúscula en Budapest van a gustar bastante. ¿Por qué? Porque Viktor Orbán tiene ahora a su hermano pequeño 'al frente' de los Estados miembros. Así será hasta diciembre, y el aviso es que la gente se arme de paciencia.

En Estrasburgo también se escuchó y se pensó el nombre de Samuel, y dejó de escucharse solo en el minuto de silencio que guardaron algunos eurodiputados a pie de calle, a la entrada de un edificio que fue testigo mudo de la denuncia contra el odio. La casa de la democracia europea vuelve, con sus dos sedes ya reactivadas, y pendiente de que la vida (la de antes de la pandemia) vaya volviendo también. La UE tiene muchos retos que enfrentar, y algunos son muy urgentes.

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