El primer fin de semana de vuelta al confinamiento comarcal en Barcelona ha estado marcado por una meteorología que no ha invitado a tomar el sol, pero sí a hacer deporte.

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Este domingo por la mañana, con lluvias dispersas, ha permitido a muchos barceloneses volver a invadir la carretera de les Aigües, donde se han visto a muchos ciclistas y personas corriendo, pero también a otras que han optado por pasear y disfrutar de las vistas de la capital catalana desde Collserola. 

No obstante, no se han producido las imágenes de saturación que se vieron una vez se levantó el confinamiento domiciliario, en la primavera de 2020, si bien en algunos puntos en los que se unían diversos caminos se ha producido una alta concentración de personas, que les ha obligado a pararse y ceder el paso.

El espacio se caracteriza por ser un entorno natural de amplio recorrido y que recorre la falda del Parc de Collserola a lo largo de 10 kilómetros. Este trazado, que va del barrio de Penitents de Barcelona a Esplugues de Llobregat, se convierte en un mirador excepcional de la costa barcelonesa, donde hoy la poca visibilidad permitía llegar a ver poco más allá de la playa.

Después del confinamiento, no obstante, este espacio, ya frecuentado anteriormente por deportistas y vecinos de los barrios por donde pasa, se convirtió en una vía de escapada para muchos barceloneses que, privados de la posibilidad de salir de la localidad, optaron por disfrutar de este entorno natural en los primeros compases del desconfinamiento. Este uso se ha mantenido desde entonces, con menor afluencia durante las épocas de movilidad permitida por todo el territorio catalán.

Los aparcamientos habilitados en la zona se han llenado desde primera hora de la mañana de este domingo

Este domingo, en el que las nubes han refrescado el ambiente e incluso ha llovido débilmente, muchas personas se han desplazado hasta la carretera de les Aigües. Esto ha provocado que los aparcamientos habilitados se hayan llenado desde primera hora de la mañana.

ACN

Los ciclistas son el colectivo más numeroso de los que han pasado por esta vía, seguidos de la gente que ha optado por pasear, ya sea individualmente, con el perro o en grupos reducidos. Han sido muchos los que se paraban para hacer instantáneas de la ciudad, hacerse 'selfies' con el móvil o pedir a alguien que les hiciese una foto.

Cruces, como el que enlaza con el camino de Vallvidrera, han sido de los espacios en los que más concentración de personas se ha registrado. Convertido en punto de encuentro, de pausa o de giro, han sido frecuentes los cambios de paso o incluso las paradas para dejar pasar a los que venían de cara.

Generalmente, a pesar de tratarse de un espacio abierto, registrarse menos afluencia de gente que en otras ocasiones y haber pequeños grupos de personas, la inmensa mayoría llevaba puesta la mascarilla, incluso a la hora de hacerse fotografías.