Las UCI, de nuevo en estado crítico: "Son pacientes muy graves y de todas las edades: de 20 años a muy mayores"

UCI de Valdecilla
UCI del Hospital de Valdecilla.
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UCI de Valdecilla
UCI del Hospital de Valdecilla.
EP / ATLAS

Hace ya por lo menos diez meses que la vida de los miles de especialistas sanitarios habituados a cuidar a los más graves de los enfermos ya no es igual. Casi un año en el que las diminutas partículas del SARS-nCov-2  se han convertido para ellos -y para todos, aunque para nadie más que para ellos- en el dinosaurio del célebre cuento de Monterroso.

Cada día que nos despertamos el coronavirus todavía está allí, sigue ahí, atravesándolo todo. Y lo que para la población general es angustia, hartazgo tedio o desesperación en las UCI se torna en tragedia.

En territorios como Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura, Andalucía, Murcia o La Rioja nunca habían visto unas cifras de ocupación iguales, ni siquiera durante la primera ola, algo que pronto experimentarán también en Galicia, donde las hospitalizaciones están en máximos históricos.

En tan solo 14 días el número de ingresados en UCI se ha disparado un 67%. O dicho de otra forma, en estos momentos hay 1.782 personas ingresadas en UCI más que las que había el 12 de enero. El número actual de pacientes en UCI por Covid asciende a 4.433.

"Para nosotros es la cuarta ola, ha ido variando el perfil de paciente", cuenta Jesús Caballero, presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Intensiva y Crítica (Socmic), perteneciente a la Academia de Ciencias Medicas de Cataluña. 

"Esta cuarta ola es bastante virulenta, agresiva, recuerda a la primera. Son pacientes muy graves, de todas las edades desde 20 años a muy mayores, tienen que ingresar en UCI y necesitan ventilación con mucha frecuencia", añade Caballero, que también ejerce como jefe de servicio del Hospital Arnau de Vilanova en Lleida. "Hemos llegado a Ingresar pacientes incluso directamente desde urgencias", añade el especialista.

"En más de una semana, diez días, hemos visto cómo se iban llenando [las UCI] de una forma preocupante y este fin de semana la mayor parte de hospitales tienen sus camas de habituales completas", cuenta la doctora María Cruz Martín, miembro del Comité Científico de la Covid-19 del ICOMEM y jefa de Medicina Intensiva en el Hospital Universitario de Torrejón, en Madrid. La intensivista señala, además, que el perfil del ingresado es el de un paciente "de edad intermedia, quizá algo más joven, sin antecedentes y sin factores de riesgo importantes excepto obesidad".

"Hemos experimentado una explosión de casos que pone en peligro la capacidad de atender a la demanda creciente de pacientes con Covid-19 o con otra patología. La situación actual de seguir a este ritmo podemos denominarla crítica pues se encuentra próxima a la difícil asunción de nuevos pacientes por la ocupación de camas y de la capacidad de los profesionales médicos, enfermería y otro personal del Hospital", cuentan por correo electrónico desde la junta directiva de la Sociedad Extremeña de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (Sexmicyuc), una de las comunidades más golpeadas por la tercera ola.

La trampa de las cifras de ocupación

Según los datos que proporciona a diario el Ministerio de Sanidad hablan de que más del 40% de las camas de UCI disponibles están ocupadas por pacientes en tratamiento por coronavirus, una patología con un perfil de enfermo muy grave y con estancias prolongadas que suele requerir ventilación. Hasta en cuatro autonomías esta cifra supera el 50% -Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Baleares y la Comunidad de Madrid-.

Sin embargo, esta el dato de ocupación puede inducir a errores, cuentan desde el sector. "Cuando se habla de una ocupación del 40, 50% da la sensación de que todavía quedan un 50% de camas libres y no es así. En condiciones normales las UCI están por encima del 80%. Que esas camas estén ocupadas por Covid quiere decir que superamos el 120 y el 130%. Una cama no es solo un espacio estructural sino también son los profesionales", recuerda la doctora Martín. 

Que se informe bien sobre esta circunstancia es una de las reivindicaciones que el Icomem recoge en un comunicado hecho público recientemente, en el que también se pide la mejora del sistemas de transferencia de pacientes entre hospitales y la aceleración de la vacunación.

Profesionales al límite de su capacidad

La avalancha de pacientes intensivos vivida en las últimas semanas se ha encontrado con un personal voluntarioso pero muy cansado tras diez meses ya de presión casi ininterrumpida. 

"Llevamos 10 meses sin parar. Física y psicológicamente esto es un factor que influye. Como personal sanitario estamos acostumbrados a manejar estrés y toma de decisiones pero tantos meses con tanto extra psicológico y físico es algo que considerar", cuenta el jefe de Medicina Intensiva del Arnau de Vilanova.

"Llevamos 10 meses sin parar. Física y psicológicamente esto es un factor que influye"

"Nadie se plantea que no haya que dar el todo por el todo. Todo el mundo está dispuesto. Es una enfermedad que conocemos lo exigente que es. Haremos lo que se tenga que hacer y trabajamos como el primer día", zanja.

"Lo afrontamos como podemos. Tenemos que hacerlo, es nuestra profesión hay que estar aquí", explica la doctora Martín. "Ya son muchos meses de mucho trabajo físico con poco descanso, muchas horas y un impacto emocional importante. Cambios de horarios, equipos que crecen… son muchas cosas cada dia", añade la portavoz del Icomem.

"La situación es agobiante ya que estamos muy estresados y con una carga de trabajo enorme. Asistimos a pacientes muy graves y tenemos que manejar situaciones humanas a veces dramáticas, teniendo que hacer de verdaderos familiares de nuestros pacientes ya que los suyos no pueden efectuar visitas personales a los pacientes. Llevamos casi un año trabajando con una carga emocional y de trabajo que supera lo imaginable", insisten desde el sector de los intensivistas de Extremadura.

¿Endurecer las medidas?

Preguntados sobre si ven necesario un mayor endurecimiento de las restricciones puestas en marcha por las comunidades para tratar de frenar la transmisión del virus, ambos expertos coinciden, aunque son conscientes de las difíciles consecuencias que traen para muchos sectores sociales.

“Cuando vemos esta situación tan crítica dan ganas de pensar que sí, pero hay efectos colaterales. Lo que se pide es que se ajusten al máximo estas medidas cuando vemos que la tasa se descontrola. Vamos por detrás, vemos las interferencias al cabo de unos días", opina la jefa de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de Torrejón. "No vale de nada el toque de queda o el confinamiento si luego no vamos a cumplirlos", concluye.

“Como sanitario te diría que sí [a endurecer medidas]. Algo que vivimos en la primera ola es que el confinamiento controló la transmisión. Fue una medida drástica pero muy efectiva. El factor social y económico también se tienen que sopesar, pero creo que la Navidad nos va a hacer mucho daño", finaliza el doctor Caballero.

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