Los camioneros alertan de que el atasco aún "va a durar días": "Muchos están comiendo de la caridad de los vecinos"

Un camión de mercancías en el puerto de Dover (Reino Unido)
Un camión de mercancías en el puerto de Dover (Reino Unido)
ANDY RAIN / EFE
Un camión de mercancías en el puerto de Dover (Reino Unido)

Decenas de miles de transportistas de distintas nacionalidades se han visto obligados a pasar la Navidad lejos de sus familias y atrapados en sus vehículos en las cercanías del puerto de Dover después de que el pasado domingo Francia decidiera cerrar la frontera con el Reino Unido por temor a una nueva cepa del virus.

Aunque las fronteras reabrieron hace tres días, el país galo exige a todos los camioneros un test de coronavirus negativo para poder acceder al país, una condición que, sumada a la lentitud con la que los vehículos pesados van cruzando el Canal de la Mancha, provocó que solo el 15% de los camiones hubieran abandonado la zona el mediodía del 25 de diciembre.

"Hemos hecho la prueba y vamos saliendo poco a poco", explica Miguel, transportista varado junto a más de 10.000 compañeros de profesión cerca del aeropuerto, un lugar que confiaba en poder abandonar esta medianoche. "Por lo menos las PCR están hechas y es que aquí que puede haber 12.000 camiones y para dar salida van sacando tres, cuatro..." añade.

"Pensábamos que en 30 horas se podía resolver esto, pero la realidad es que no, todavía le queda mínimamente otras 24 o 30 horas más", cuenta Ramón Valdivia, director general de la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic), que representa a grandes empresas de un sector en el que priman las pymes. "Las cosas van muy despacio. De los que tenemos chequeados a las 12 de hoy [por el viernes] habían salido el 15% de los que estaban", estima Valdibia.  

"Muchos están comiendo y bebiendo de la caridad de los vecinos de la zona, que les han llevado pan, queso, jamón, algunas conservas... dice, por su parte, Dulsé Díaz, secretario adjunto de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), que aventura que esta situación "todavía va a durar días".

Los conductores que consigan salir a la carretera tras dar negativo en un test todavía se enfrentan a los embotellamientos para cruzar el Canal de la Mancha, que separa el Reino Unido de Francia, ya sea por la vía férrea del Eurotunel o en ferry, las dos únicas formas que tienen para hacerlo y las dos funcionan despacio.

"Está aquello tan sobredimensionado que es imposible. Las vías de comunicación están colapsadas. Y tienes luego el cuello de botella y el ferry", resume Díaz, que estima que ha llegado a haber entre 3.500 y 4.000 trasportistas españoles afectados. 

Hasta el momento, de las 10.000 pruebas de detección de la Covid que ha realizado el gobierno británico, tan solo 24 han resultado positivas, según expresó en la tarde del viernes el secretario de Estado de Transporte británico, Grant Shapps, en su cuenta de Twitter.

"Han estado jugando con nosotros. Somos transportistas, no héroes"

Manuel Fuentes es de los pocos transportistas que ha logrado cruzar la frontera y entrar en Francia, donde ha pasado la noche en casa de unas amigas a la espera de poder reanudar la marcha este sábado. 

"Hemos cruzado esta mañana [por la del viernes]. A las 14.30 hemos podido embarcar en Dover. Todo muy bien, nos hicieron anoche un autotest que nos proporcionaron los militares ingleses", cuenta este transportista del Grupo Fuentes, que piensa que ha sido la política -y no tanto el virus- lo que ha provocado esta situación.

"Han estado jugando con nosotros. Somos transportistas, no somos héroes ni queremos ser más que nadie. Queremos un respeto, se está jugando con el transporte, con los chóferes, tenemos familias… ellos sí han estado con sus familiares en Nochebuena y nosotros no", prosigue este profesional.

"No podemos coger a 5.000 tíos en un aeropuerto y darles hamburguesas y perritos calientes. Lo único que queremos es trabajar y no ser moneda de cambio ni de nada ni de nadie porque a nosotros nos pagan por transportar: cargar, descargar e irnos", concluye.

"No se ha tenido en cuenta a estas personas, se las ha tratado como un mero daño colateral", coincide Ramón Valdivia, de Astic. "Están allí por su trabajo, para que no frene la alimentación, que todo siga funcionando, no están allí de turismo”.

Hasta 700 euros diarios en pérdidas

Pero pasar estas fechas tan señaladas alejados de sus familias y retenidos contra su voluntad en un país extraño no es la única parte del problema. Las pérdidas económicas también son cuantiosas.

"Cada día parado de un camión de estos son 600 o 700 euros de pérdidas. Para las empresas del sector, que son muy pequeñas, estar allí paradas cuatro o cinco días le supone unas pérdidas que pueden ser la puntilla para algunos porque el año no ha sido fácil", sostiene Dulcé Díaz, de la Confederación Española de Transporte de Mercancías.

Todo esto en un año que, al contrario de lo que pueda parecer en una lectura rápida, ha sido duro también para el transporte. "El sector ha trabajado, pero no mucho y mal. La mitad han estado parados porque sus clientes estaban parados", añade Díaz que, piensa que muchos profesionales se han sentido abandonados por su Gobierno. 

"El cónsul británico ha estado allí, pero hemos echado de menos una mayor implicación del Gobierno español, desde el principio les hemos informado de lo que estaba pasando. Ahora que [los transportistas] necesitan un poco de su Gobierno pues no lo han tenido, ni siquiera de una rueda de prensa", denuncia Díaz.

"Hemos echado de menos profundamente que el ministro de Transportes no haya tenido unas palabras para acordarse de todos los profesionales que están allí atrapados, además, en estas fechas tan entrañables", concluye, por su parte, Ramón Valdivia.

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