Tanta Europa
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Bruselas marca nuevas pautas para España en plena polémica por el acuerdo del Gobierno con Bildu

Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
OLIVIER HOSLET / EFE
Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La economía sigue su curso. En este caso negativo en plena pandemia del coronavirus. Mientras el Gobierno está inmerso en una polémica más por la negociación con Bildu para los Prespuestos Generales del Estado, la maquinaria en Bruselas se mantiene en marcha. Así, este miércoles la Comisión Europea publica el Paquete de Otoño del Semestre Europeo. ¿Qué es esto en concreto? Un análisis en detalle los planes de reforma presupuestaria, macroeconómica y estructural de cada país. Después dirige al Gobierno de cada Estado miembro recomendaciones específicas para los siguientes 12 a 18 meses.

En este caso, el paso dado por Bruselas, ya programado, supondrá también una primera toma de contacto con lo que piensa la UE sobre el proyecto de cuentas públicas que el Ejecutivo quiere tener listo y aprobado el 1 de enero de 2021. Evidentemente, la Comisión no entrará en los socios para este proyecto, sino en la fiabilidad del mismo para hacer frente a la crisis de la Covid-19. Además, servirá para ver cómo podría usar España los fondos de recuperación de la UE. Estos, eso sí, de momento quedan pendientes de los vetos de Hungría y Polonia.

El Semestre Europeo tiene unos objetivos generales: garantizar unas finanzas públicas saneadas (evitando una excesiva deuda pública), evitar desequilibrios macroeconómicos excesivos en la UE, apoyar reformas estructurales que favorezcan el crecimiento y el empleo y estimular la inversión. En el caso de España, la última publicación (de mayo) instaba a reforzar el sistema sanitario, reforzar la protección ante el desempleo, dar apoyo a pymes y autónomos y mejorar la coordinación con las comunidades autónomas.

Estas exigencias coincidirán en el tiempo con la polémica en torno a Bildu. El Gobierno, con todo, mantiene su postura. Moncloa defiende que es obligación del Gobierno de buscar "acuerdos" para los Presupuestos con "todas y cada una de las formaciones políticas", entre las que se incluye a la izquierda abertzale, porque es "imprescindible" que salgan adelante para la recuperación del país, y con el mayor apoyo posible.

María Jesús Montero ha asegurado que tanto las conversaciones que ya se han mantenido con Bildu como las que se produzcan en el futuro servirán para hablar "de números". Nada más, según ellos. "Cualquier cuestión que esté fuera de ese marco para nada ha estado presente en las reuniones en las que hemos hablado, y todavía no hemos acordado", insistió la portavoz del Ejecutivo.

Pero eso no es todo. A la UE también se le acumulan los retos. Hungría y Polonia han decidido vetar el Marco Financiero Plurianual por su rechazo a que este se vincule con el cumplimiento del Estado de derecho. Ese bloqueo tiene consecuencias: si se paraliza el Presupuesto, se paralizan los fondos de recuperación, que para muchos Estados miembros -entre ellos España- son de mucha urgencia. Pero hay matices. 

Hungría y Polonia son receptores netos. Polonia de hecho fue el líder en ese aspecto durante varios años. Es decir, reciben más dinero de la UE frente a la cantidad que aportan al Presupuesto comunitario. Valga un número como ejemplo: Polonia recibiría 63.838 millones de euros, solo superado por Italia y por España. Hungría, en cambio, sobrepasa por poco los 6.000. Pero necesita ese dinero, diga lo que diga Viktor Orbán. El tira y afloja está echado.

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