Más de una vez ha quedado claro que la vida de los duques de Sussex es una montaña rusa a la hora de lidiar con los medios: si por un lado ganas una demanda contra un periódico estadounidense, por otro tienes que hacer frente a que un libro salga a la luz y revele la enemistad con el príncipe Guillermo o que un antiguo miembro del reparto de la serie Suits asegure que ya no se habla con Meghan Markle. Para esto hace falta mucha meditación.

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Y toda ayuda es poca cuando se trata de reflexionar. En un reciente vídeo de la revista TIME en el que hablan con 100 personalidades del mundo, tanto Meghan como el príncipe Harry han dejado entrever que tienen en su salón de su mansión de Santa Bárbara un duro acompañante.

Se trata de una increíble roca celestial que se encuentra sobre la mesa del living, acompañada de una planta y de varios libros (entre ellos un tomo denso titulado Women, "Mujeres"), y que no solo les adorna el espacio sino que posee una función primordial.

Los duques de Sussex, quizá por la presión a la que han estado sometidos, se han vuelto muy amantes de la meditación y, además, practican yoga. Esta piedra en teoría les ayudaría a encontrar paz y equilibrio en su interior, así como el ímpetu espiritual en su día a día.

Tal y como explicó la madre de Archie en el blog que solía tener antes de entra en la realiza, The Tig, a esta roca celestial también le otorgan ciertas propiedades curativas: "No puedo explicar el por qué o el cómo, pero estoy feliz. La meditación tiene mucho que ver con eso".

Esto entronca de hecho con la razón de esta conversación, en la que los duques de Sussex han hablado de los diversos e importantes problemas que asolan al mundo en estos momentos. "Nuestro trabajo, especialmente a lo largo de estas conversaciones, es lograr que la gente escuche a los expertos y que estos expliquen cómo lo que está sucediendo en el mundo online está afectando al mundo fuera de Internet", explicaba Harry.

"[Nuestro trabajo] No está restringido a ciertas plataformas o a ciertas conversaciones en las redes sociales. Esta es una crisis global: una crisis global de odio, una crisis global de desinformación y una crisis global sanitaria", continuaba.

Algo con lo que concordaba Meghan. el hecho de que aunque no tengan redes sociales puedan estar presentes en la vida de los demás. "Ambos nos dimos cuenta de que podemos seguir defendiendo estos temas, que nos apasionan. Podemos seguir haciendo este trabajo para tratar de generar cambios y ayudar a las personas que más lo necesitan o las comunidades o entornos que más lo precisan", añadía.

"Pero es casi como si se estuvieran dando dos pasos hacia adelante y cinco hacia atrás si no puede llegar a la raíz del problema, que es lo que en este momento vemos a grandes rasgos que es lo que está sucediendo en el espacio tecnológico", apuntó, antes de zanjar finalmente: "Esto no es solo un problema tecnológico ni es solo un problema de salud mental o de bienestar emocional: este es un problema humano. Y lo que nos está sucediendo a todos online nos está afectando profundamente en el mundo real".