Barcelona tomó la iniciativa tras el confinamiento para dotar de mayor espacio a los peatones y las bicis en detrimento del coche con el fin de mantener la distancia de seguridad que exige la pandemia de coronavirus. Los cambios comenzaron a hacerse visibles en el callejero de la ciudad en junio y se han mantenido durante los meses de julio y agosto.
La aplicación de este urbanismo táctico fue vistosa, pues pintó de amarillo numerosos carriles de circulación para ganarlos al paseo y a las terrazas, y tampoco escapó a la polémica sobre todo llegada de los comerciantes, que ven el cero al coche como un perjuicio para sus negocios.
Con el fin de las vacaciones, el Ayuntamiento continúa implantando este nuevo modelo de movilidad y ha comenzado a licitar las obras para crear nuevos carriles bici, ampliar los carriles reservados a los autobuses y limitar aún más el tráfico rodado en la Diagonal o la Gran Via de les Corts Catalanes.
Desgranando estas actuaciones previstas, se procederá a dotar de vegetación tres chaflanes de la calle Rocafort (en las esquinas con las calles València, Aragó y Diputació) que se están haciendo peatonales, se mejorará el entorno de tres escuelas y se ampliarán hasta los seis metros las aceras en ronda Universitat (ganando tres metros adicionales a cada lado), donde los vecinos se quejan desde hace años de que este céntrico punto de la capital catalana se utilice como una estación de autobuses urbanos e interurbanos encubierta.
El espacio ganado para acera se destacará con pintura en calzada, método conocido como señalización táctica, y supondrá perder dos de los cuatro carriles para vehículos manteniendo los dos carriles bus. El coste de todas estas intervenciones, que ya cuentan con un plan ejecutivo, se sitúa en 2,5 millones de euros.
Carril bici a lo largo de la calle Aragó
Otra calle central de Barcelona que funciona como una autopista urbana que la cruza de punta a punta, Aragó, ganará una ciclovía que comenzará en la avenida Meridiana y acabará en la calle Tarragona, junto a plaza España. La licitación, dividida en dos lotes, tiene la calle Pau Claris como límite de cada una de las intervenciones a lo largo de los 4,8 kilómetros de trazado de la calle Aragó.
A cambio de este carril bici ubicado en el lado mar, la calle perderá un carril para los coches. La inversión prevista es de 842.000 euros y la ciclovía podría estar lista en dos meses, siendo una alternativa al carril bici que ya transcurre por la calle Diputació.
La Zona Franca ganará otro carril bici con dos sentidos de circulación a cada lado de la calzada. Este conectará con los del Carrilet y la rambla Badal.
La transformación en Diagonal y Gran Via
El Ayuntamiento también planea ampliar los carriles reservados al transporte público en superficie en Diagonal y Gran Via con el fin de que se gane en velocidad, en el caso de Diagonal, entre la calle Girona y la plaza Francesc Macià. Para ello, perderá uno de los dos carriles para coches en sentido Besòs. En sentido Llobregat se desplegará un segundo carril bus. En el caso de Gran Via, el carril bus se desdoblará entre plaza España y la calle Lepant.
Peatonizar la calle Pelai
Por su parte, la calle Pelai será más para el peatón con la eliminación de un carril de circulación para ampliar aceras una vez finalicen las actuales obras en los Ferrocarrils de la Generalitat (FGC). Además, se actuará en la avenida de Esplugues y en la estación del Nord.
Grandes ejes peatonales en fin de semana
En paralelo, en el primer fin de semana de octubre se reactivará una de las iniciativas estrella en materia de movilidad sostenible del consistorio, el cierre al tráfico de grandes arterias como Via Laietana, el eje Sants-Creu Coberta y Passeig Sant Joan.
Estos cortes afectan los sábados y los domingos de 9 a 21 horas a Via Laietana, Pi i Margall, Passeig Sant Joan y la calle Creu Coberta. Regresarán las restricciones una vez al mes a Gran de Gràcia, la rambla Onze de Setembre y Fabra i Puig, en sant Andreu.
Primeras multas por la ZBE
Cabe también recordar que a partir del 15 de septiembre, las cámaras de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) comenzarán a multar a los primeros coches que se salten las restricciones marcadas por las etiquetas medioambientales expedidas por la DGT a los vehículos más contaminantes. Las sanciones fueron anunciadas a partir del 1 de abril pero la fecha tuvo que aplazarse debido a la pandemia. Las multas oscilan entre los 100 y los 999 euros.
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