La alerta paraliza diagnósticos de enfermedades hepáticas y aumentan las listas de espera

La atención de los pacientes hepáticos desde que se declaró el estado de alerta por el coronavirus se ha transformado pasando a ser telefónica en su mayoría, ha habido una parálisis de los diagnósticos y nuevos tratamientos para pacientes con hepatitis C y se ha registrado un aumento de las listas de espera.
Participantes en la jornada 'Impacto de la pandemia COVID-19 en la práctica clínica en Comunidad Valenciana y Murcia' organizada por Gilead.
Participantes en la jornada 'Impacto de la pandemia COVID-19 en la práctica clínica en Comunidad Valenciana y Murcia' organizada por Gilead.
GILEAD
Participantes en la jornada 'Impacto de la pandemia COVID-19 en la práctica clínica en Comunidad Valenciana y Murcia' organizada por Gilead.

Estas son algunas de las conclusiones expuestas por especialistas que han analizado desde un punto de vista multidisciplinar, el impacto del coronavirus en la práctica clínica en la jornada "Impacto de la pandemia COVID-19 en la práctica clínica en Comunidad Valenciana y Murcia" organizada por Gilead.

Desde el comienzo de la pandemia, la atención a estos pacientes se ha transformado por completo debido a que la gran mayoría de las visitas médicas han pasado de ser presenciales a telefónicas, según ha indicado la entidad que ha subrayado que España es un país referente en el tratamiento de la hepatitis C y las enfermedades hepáticas.

El doctor Moisés Diago, del Hospital General de València y moderador de la jornada, ha explicado que "desde el comienzo de la pandemia, gran parte de los recursos de atención primaria y hospitalaria se destinaron a atender a los pacientes afectados por COVID-19 y se comenzaron a hacer las consultas por vía telefónica y telemedicina para evitar que los pacientes vinieran al hospital y que no hubiera nuevos contagios.

Además, "los temas menos urgentes se desprogramaron para disminuir riesgos y muchos de los especialistas tuvieron que trabajar en las unidades dedicadas al COVID-19. Afortunadamente, la situación comenzó a mejorar a mediados de mayo y los centros de especialidades han abierto hace unos días", ha indicado.

En el campo de las enfermedades hepáticas, Diago ha explicado que, en el Hospital General de Valencia, aproximadamente un 50% de los pacientes se están beneficiando de las consultas telefónicas y se puede ver con ellos sus analíticas o ecografías. Sin embargo, esta práctica no se puede hace con pacientes graves o nuevos pacientes a los que se necesita conocer de forma previa. Así, "Una de las consecuencias negativas de la crisis sanitaria ha sido que las listas de espera han aumentado unos dos meses. Además se han paralizado los diagnósticos y nuevos tratamientos para pacientes con hepatitis C".

Desde la implementación del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C, se han tratado más de 130.000 pacientes en España, según ha señalado Gilead en el comunicado. Sin embargo, y como se publica en el documento de posicionamiento de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH)1 acerca de la eliminación de la hepatitis C se estima que en el ámbito de la población general que acude a la atención primaria hay todavía 76.500 personas virémicas.

MEJORAR EL DIAGNÓSTICO

Por ello, es muy importante, a pesar del actual contexto de pandemia, no olvidar a estos pacientes y seguir insistiendo para mejorar el diagnóstico y el acceso al tratamiento en las fases tempranas de la enfermedad.

El especialista en Enfermedades Infecciosas y en gestión sanitaria Enrique Ortega considera que "el sistema sanitario ha estado, y aun lo está, sometido a una tremenda prueba de estrés, pero la respuesta de los profesionales de la sanidad, del sistema público de salud, de la ciudadanía y de la seguridad pública ha sido colosal. Esta situación ha producido un desgaste físico, emocional y económico que no puede mantenerse mucho tiempo y menos soportar una nueva agresión de este calibre".

Por ello, ha subrayado que "hay que empezar a tomar medidas como, por ejemplo, potenciar el sistema público de salud y los observatorios de salud reorganizando su funcionalidad. Potenciar y dimensionar la atención primaria, identificar a las personas con fragilidad con la intención de revertirla y trabajar en la prevención de los más vulnerables. Sobre todo, hay que innovar en los procedimientos de detección de brotes, en los procedimientos diagnósticos y asistenciales y en la tecnología".

En la jornada moderada por Diago, han participado el especialista en Enfermedades Infecciosas y en gestión sanitaria de Valencia Enrique Ortega, los doctores Antonio García-Herola, del Hospital Marina Baixa de Alicante; Enrique Bernal, del Hospital General Universitario Reina Sofía de Murcia; Emilio Monte, del Hospital Universitario La Fe de Valencia; y Antonia Ballesta, de la Gerencia del Área I. Hospital C.U. Virgen de la Arrixaca de Murcia.

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