Vanesa Carral: "La inclusión de los perros en los juzgados proporciona un colchón emocional a los menores"

  • Esta psicóloga educativa, especialista en intervenciones asistidas con animales, se ha convertido en finalista del Premio Purina Better with Animals 2020 al que se han presentado más de 150 proyectos a nivel mundial.
  • "En contenciosos de divorcio la presencia del animal puede facilitar la labor de los profesionales judiciales".
La psicóloga clínica y educativa Vanesa Carral y Cuba.
La psicóloga clínica y educativa Vanesa Carral y Cuba.
CORTESÍA DOGTOR ANIMAL
La psicóloga clínica y educativa Vanesa Carral y Cuba.

Hace ahora una década nacía Dogtor Animal, un proyecto que intenta mejorar la calidad de vida de las personas a través de las intervenciones asistidas con animales. Desde entonces y con el apoyo de su equipo de perros realizan diferentes terapias de atención temprana con niños, también con personas mayores y se han hecho un hueco en los juzgados madrileños de Francisco Gervás y Julián Camarillo para proporcionar asistencia a menores que testifican en procesos contenciosos de divorcio.

Cinco canes - Kuba, Melón, Banana, Dogma y Leika - forman parte actualmente este programa que ha conseguido “humanizar los juzgados” y se ha convertido, además, en proyecto finalista del prestigioso Premio Purina BetterwithPets 2020, que reconoce aquellas iniciativas que aprovechan el vínculo positivo entre humanos y animales en beneficio de las comunidades. Su impulsora, la psicóloga clínica y educativa Vanesa Carral nos habla de sus bondades en esta entrevista exclusiva con 20Minutos.

¿Cuál es el origen de Courthouse Dogs Research?

Hace algunos años, antes de empezar en Dogtor Animal, trabajé en la Policía Nacional dentro del departamento de Psicología de Emergencia en una comisaría del centro de Madrid. Lo que más me chocaba era la cantidad de menores que se veían implicados en situaciones judiciales -bien siendo víctimas o testigos de delitos o bien siendo perpetradores- y como ese engranaje al final les llevaba a situaciones que en algunos casos eran difícilmente comprensibles. Me di cuenta que, además, no había herramientas para atender las necesidades específicas de estos menores que están en pleno desarrollo: a nivel lenguaje no tienen los mismos niveles de comprensión ni de expresión que un adulto y están muchísimo más tiernos a nivel emocional. La justicia intenta ser igualitaria pero no todos somos iguales porque en el caso de los niños está claro que necesitan de unos apoyos extra.

"La justicia intenta ser igualitaria pero no todos somos iguales porque en el caso de los niños está claro que necesitan de unos apoyos extra"

Por otro lado, en el proceso de formación de intervenciones asistidas con animales me encontré con algo que se estaba haciendo en Estados Unidos que eran los planes de apoyo en juzgados. Así que una vez de vuelta a España, cuando empezamos con Dogtor Animal una de las primeras cosas que quise lanzar fue este proyecto que ha costado seis años poner en marcha. Cuando me preguntan ‘¿cómo habéis conseguido meter un perro en un juzgado?’ siempre respondo ‘pues con mucha perseverancia’. Perseverando y demostrando con datos que estar acompañando de un perro de apoyo puede ayudar e, incluso, facilitar la labor de los profesionales judiciales mejorando así el sistema judicial en su totalidad.

¿Cómo es el proceso de intervención con los menores?

Cuando llega un caso a un juzgado en el que hay un menor implicado ya sea en Familia o en Penal los equipos psicosociales (compuestos por un psicólogo y un trabajador social) son los que hacen la entrevista forense en una primera instancia. Si luego el juez quiere llevar al menor a sala, esa sería una segunda opción, y ahí también podríamos intervenir con el juez, el fiscal y el abogado de la defensa. En primera instancia cuando llega el caso se llama a las partes, se habla con el padre y la madre y se les ofrece el servicio. Si es un menor que no tiene fobia, alergias, le gustan los perros, le puede resultar de ayuda este servicio y finalmente los padres lo autorizan, nos citan para para que vayamos con el perro al juzgado un día determinado en el que testificará ese menor. 

E

El día de la citación recogemos al menor en la sala de espera. Los niños suele estar bastante tensos en ese momento: no hay una sala específica para ellos, puede haber gente que haya cometido delitos o se pueden producir trifulcas... Los juzgados son ambientes de mucha tensión que añade un punto más de presión a lo que ese menor ya está viviendo. Cuando le vamos a buscar con el perro, le desfocalizamos de toda esa situación: deja de pensar en qué le va a pasar, quienes son todas esas personas que le rodean, por qué está allí... Todo eso cambia en cuanto le presentamos al perro: empiezan a preguntar cuántos años tiene, qué raza es, les cambia la cara y se relajan. Luego nos lo llevamos al ‘despacho del perro’, donde les recoge el personal judicial para dirigirse al lugar donde va a realizarse la entrevista. Una vez ahí el perro tiene que ser muy secundario, se sube a un sofá con el menor al lado, apoya la cabeza en su regazo, generalmente se queda dormido y el niño le suele acariciar mientras le hacen la entrevista. El perro le ofrece sensaciones sensoriales agradables que ayudan a rebajar el estrés y, sobre todo, mucha compañía. De hecho, algunas veces los menores colocan al perro entre él y el adulto a modo de escudo, se sienten protegidos por ellos.

"Cuando el niño se encuentra con el perro en el juzgado deja de pensar en qué le va a pasar, quienes son todas esas personas que le rodean, por qué está allí"

¿Qué reacción tienen los pequeños cuando aparece el perro?

Depende mucho de cada caso. Hay menores que se encuentran con el recurso justo cuando llegan al juzgado, sin saber que van a estar acompañados del perro y lo primero que sucede es una sensación de alivio. Se ve físicamente cómo el tono muscular se relaja, también el rictus facial y empiezan a sonreír. Normalmente llegan muy cerrados y en ese momento empiezan a abrirse e, incluso, a decir que van a colaborar cuando muchos de ellos vienen en situaciones familiares difíciles, de rechazo a alguno de los progenitores o de no tener contacto con uno de ellos después de mucho tiempo. Es automático y sucede en el 100% de los casos que hemos tenido.

También hay casos en los que sí que se les avisa antes porque en los menores algunas veces se dan cuadros de ansiedad semanas previas a tener que testificar en el juzgado. Una ansiedad que además les provoca sintomatología fisiológica: no pueden dormir, no pueden comer, tienen problemas estomacales, conductuales... Si esa ansiedad se está convirtiendo en un problema para el día a día del pequeño se les dice con antelación. Muchos de ellos, al saber que les va a acompañar un perro están más accesibles, dejan de tener miedo a ir al juzgado... Es una situación de tensión que algunos peques pueden llevar bien pero a otros les desborda. A nivel emocional puede llegar a dejar secuelas por lo que los adultos debemos ser conscientes de ello y poner mecanismos para la protección. De hecho, hay casos en los que ha intervenido el perro donde se ha podido llegar a acuerdo entre las partes sin pasar por juicio.

"En los menores algunas veces se dan cuadros de ansiedad semanas previas a tener que testificar en el juzgado. No pueden dormir, no pueden comer, tienen problemas conductuales..."

¿Cuáles son los principales beneficios que aporta el perro de apoyo al niño?

Lo fundamental del perro de apoyo es su ‘efecto ansiolítico’, es decir, la rebaja tanto de malos pensamientos como de síntomas fisiológicos de la ansiedad en los menores. Les devuelve a un estado de relajación, les ayuda a estar más estables, a hablar, su presencia les sirve como colchón emocional y les permite, incluso, poder realizar alguna declaración que anteriormente, por el estado de estrés y angustia, no era posible. Hemos tenido también menores con diversidad funcional, por ejemplo con autismo y asperger, y les ha ayudado a asimilar esa nueva situación que para ellos es algo muy complejo. El momento en que conectan el niño y el perro es muy especial. Previamente se ha generado ese vínculo en la sala de espera pero cuando se van camino de la entrevista ya forman un tándem. Hay menores que se han despedido del perro diciendo ‘gracias por dejar salir mi voz’ o ‘me lo quiero llevar para siempre’. El perro ha estado en un momento muy difícil de sus vidas y ese no lo van a olvidar nunca. El animal, por tanto, viene a humanizar un sistema judicial arcaico que a veces no contempla las necesidades individuales de cada ser humano.

Es un tipo de conexión casi mágica. Sería impensable que se produjese tan rápido entre humanos.

Al final esto tiene una base y es esa unión que el ser humano ha tenido a lo largo de miles de años con los animales y, especialmente, con los perros. La presencia de ese animal despierta esa unión más instintiva, algo que a las personas les cuesta lograr entre semejantes. Es algo ajeno a connotaciones sociales o asociadas a juicio, mucho más natural y por eso surge de manera tan inmediata. Además, por asociación, los profesionales judiciales son vistos por el menor como mucho mas confiables porque son amigos del perro y pueden contarle cosas muy íntimas y difíciles de explicar que de otra manera le costaría mucho sacar.

"El perro ha estado en un momento muy difícil de sus vidas y ese no lo van a olvidar nunca. El animal, por tanto, viene a 'humanizar' un sistema judicial arcaico"

¿Cómo se prepara a los perros para trabajar?

Tenemos un código ético a la hora de trabajar con animales. Lo fundamental es que sea un perro equilibrado y para que sea un perro equilibrado es muy importante esa parte ética, respetar la etología del animal y cubrir todas sus necesidades a nivel fisiológico: un correcto control veterinario, de ejercicio, de estimulación emocional y mental, una correcta alimentación, se le ha enseñado a subirse al coche e ir en un transportín... Y siempre se les educa desde ese respeto a la etología de su especie y asociando el contacto humano con experiencias positivas. Ellos van felices a trabajar. Todo va con premios, con juegos y respetando sus necesidades como animales. Cuando acaban de trabajar van al campo, dan sus paseos y se relacionan con otros perros. Ante todo son miembros de nuestra familia, les conocemos muy bien y, sobre todo, son perros felices porque para equilibrar personas hace falta primero perros equilibrados.

¿Qué supone para el proyecto haber quedado finalista del Premio Purina BetterwithPets 2020 y seleccionado entre más de 150 candidaturas de 20 países?

Mi sueño es humanizar la justicia a todos los niveles. Llevo en el ADN una 'cirujana de almas' y en los juzgados es obvio que hay muchas almas rotas que necesitan ser restauradas para volver a ser ellas mismas. Este es un proyecto por el que hemos luchado durante seis años, en el que hemos puesto mucho de nosotros así que por qué no compartirlo para que pueda llegar a ser más grande que nosotros mismos. Ha sido muy enriquecedor ver que en otros puntos del planeta hay personas que quieren cambiar el mundo y que el motor que les mueve es el contacto con nuestros animales. Sacando partido a todo eso que nos dan de manera altruista, sin esperar nada a cambio más que nuestro cariño. El ser humano tiene que sacar grandes lecciones de eso.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento