De esta manera, un retén de trabajadores se encarga de accionar toda la grifería de los hoteles, uno por uno, y dejar correr el agua durante cinco minutos para evitar presencia de legionela, ya que su inhalación puede provocar neumonía.
El director de Anfi Beach, Alejandro Monzó, ha resaltado que se trata de una labor que se hace a mano y que cuando se acaba en una planta hay que seguir hasta la última para volver a empezar a la semana siguiente.
"Semanalmente -dijo- se abren todos los grifos de las últimas plantas de cada bloque para que el agua el edificio circule en ducha, bañera, lavabo, jacuzzi, bidé y cocina. Se deja correr el agua a 60 grados y se suben los niveles de cloro en el circuito de aguas por encima de la media habitual".
Además, otra de las acciones es la purga de los colectores en las salas de máquinas; aquí, los colectores, que son las tuberías que reparten el agua por el complejo, se activan para evitar que el agua que pueda quedar estancada.
Para todas funciones, Anfi cuenta con un retén de medio centenar de personas destinados a "ajustar una maquinaria que estará lista para arrancar cuándo lleguen los primeros clientes". Una vez que se abran las puertas de los hoteles será cuando se redoblará aún más la limpieza y desinfección.
"Nuestros protocolos de limpieza se verán incrementados con nuevos procedimientos en materia de desinfección y la rotación de limpieza en las zonas comunes se multiplicará", sostiene Monzó, que agrega que la limpieza exhaustiva de la playa de Anfi del Mar, la reparación de las zonas comunes y la supervisión diaria de las instalaciones son algunas de la tareas que hace cada jornada el personal de Anfi.
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