Cuando se trata de violencia de género, en muchas ocasiones, la víctima no es consciente del maltrato al que está siendo sometida, sobretodo, cuando se trata de violencia psicológica.

Así, no solo las agresiones físicas son consideradas maltrato, sino que una mujer puede estar sufriéndolo a través de ciertas actitudes, comportamientos o, incluso, comentarios. 

Los primeros signos de maltrato 

En un principio, la violencia se suele manifestar de forma verbal. Un signo de maltrato lo constituye el desprecio de los sentimientos de la pareja, la ridiculización de esta en público o privado y el menosprecio. 

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Como signos de maltrato, también figuran en la página del Ministerio de Igualdad la humillación, los gritos o los insultos. Las amenazas sobre la propia pareja o su familia o el aislamiento de esta de su entorno, también constituyen claras señales de maltrato. 

Control de la forma de vestir, miedo a las posibles reacciones de la pareja al expresar opiniones propias o exceso y frecuencia de celos, también son considerados indicios.

En el ámbito económico, también es signo de maltrato el control del dinero y toma de decisiones de este aspecto, así como el hecho de no permitir a la pareja trabajar. 

Las formas de maltrato más evidentes se dan en caso de agresiones físicas, obligación de mantener relaciones sexuales sin consentimiento o también en caso de amenazas hacia los hijos. 

Violencia de género en el ámbito digital

En la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer aprobada a través de la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas 48/104 del 20 de diciembre de 1993, la violencia contra la mujer se define como: "Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada". 

Así, se incluiría en esta definición todos aquellos actos de violencia que se generan a través de las nuevas tecnologías, es decir, a través de Internet o las redes sociales, lo que se denomina violencia de género digital. 

Control sobre el uso del móvil, censurar fotos que comparte la pareja en redes sociales, exigir la información sobre la ubicación, obligar a desvelar las contraseñas de cuentas personales o exigir a la pareja que muestre las conversaciones con otras personas constituyen algunos indicios de violencia de género digital.