La coalición se vuelve en contra de PP y Ciudadanos y desenmascara las diferencias internas

  • Hay "altísimas probabilidades" de que Igea compita con Arrimadas por el liderazgo naranja, confirman a 20minutos.
  • ​Casado exhibe fuerza como líder del PP: adiós a Alonso, uno de los últimos versos sueltos.
Casado y Arrimadas se saludan antes de la reunión.
Casado y Arrimadas se saludan antes de la reunión entre sus equipos.
PP
Casado y Arrimadas se saludan antes de la reunión.

La política se ha convertido en un juego "de bloques". Valga esta frase de Alberto Nuñez Feijóo tanto para la política nacional como para los propios partidos. Siempre se ha sabido que la discrepancia se puede ver de muchas maneras: hay teorías que la ven sana, para que el líder o la líder de turno no se acomode. Otras, la interpretan como deslealtad. Sea como fuere, el pacto PP+Cs para las elecciones vascas ha evidenciado los cismas internos que en otros momentos parecían haberse olvidado.

La guerra interna como tal es más evidente en Ciudadanos. Ahora mismo hay "altísimas probabilidades" de que Francisco Igea se presente para competir contra Inés Arrimadas por liderar la formación naranja, confirman fuentes del vicepresidente castellanoleonés a 20minutos. Y la lucha es sin cuartel. Del "no nos repartamos el partido en un despacho" al "no me voy a integrar en tu candidatura", pasando por el "preséntate y que decida la militancia". Arrimadas e Igea ya no se guardan nada, y este miércoles acaba el plazo para presentar candidaturas.

La portavoz de Cs en el Congreso parte con clara ventaja. No será hasta el fin de semana cuando se sepan oficialmente los apoyos con los que cuenta, pero va sobrada. Y lo sabe. A los Ignacio Aguado, Begoña Villacís, Edmundo Bal, Sara Giménez o Juan Marín se ha unido Luis Garicano. Una de las voces críticas en la última etapa de Rivera -y cercano por momentos a Igea- se ha subido al barco Arrimadas. "Yo un partido con baronías no lo voy a dirigir", sentenció la dirigente para terminar de marcar distancia con su oponente.

Francisco Igea, por su parte, no sabe con cuántos respaldos contará. Se presentará a ciegas y, aunque él diga lo contrario, no hay muchos nombres que hayan anunciado el apoyo a su candidatura. Rosa Valdeón, exvicepresidenta de la Junta de Castilla y León con el PP, es quizás el nombre más relevante del equipo Igea. Poco más. Pero la carrera hacia la sucesión de Rivera solo ha comenzado.

No ha ocultado Igea en ningún momento que no es partidario de pactar con el PP. Él forma parte del Gobierno autonómico gracias a uno de estos acuerdos, pero siempre se ha sumado a ellos con la boca pequeña. Además, considera poco ético que Arrimadas asumiera el mando para negociar la coalición en el País Vasco cuando, a efectos cien por cien oficiales, no es la líder del partido naranja.

En Génova hay poco debate: Casado manda

En el PP hay diferencias internas, pero Pablo Casado se ha impuesto a cualquier tipo de crítica. Ha decidido salvar la coalición con Cs a costa de un cambio drástico en el PP vasco. La salida de Alfonso Alonso, previo cambio de candidato, evidencia algo que ya se sabía: Alonso era el verso suelto. Apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias y su posición siempre había estado debilitada. Casado, entonces, apostó por Carlos Iturgaiz para ser el candidato de PP+Cs en las elecciones del 5 de abril.

De esta forma, Génova juega la partida primando el contexto nacional al autonómico. Pablo Casado quiere que España Suma sea una realidad más pronto que tarde. Y en ello está. El pacto en Galicia no entraba en sus planes, y la situación en Cataluña le da todavía cierto margen, aunque ahí Cs parte con ventaja. De momento, para Euskadi se ha salido con la suya.

El presidente del PP considera que las elecciones en el País Vasco y Galicia son importantes para España en su conjunto porque "enfrentan dos modelos": el nacionalista y el constitucionalista. Por eso cree haber acertado en el camino elegido junto a Ciudadanos. Sabe que donde más se juega es en Euskadi, porque Feijóo parece en buena posición para revalidad mayoría absoluta. No parece importar mucho, ni a naranjas ni a populares, mostrar las diferencias internas sin tapujos si luego las urnas les dan una alegría.

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