Crimen de la Urbana | El jurado examina los lugares donde Alberto López y Rosa Peral pudieron matar a Pedro Rodríguez

Rosa Peral, en la reconstrucción del crimen practicada en junio del 2017.
Rosa Peral, en la reconstrucción del crimen practicada en junio del 2017.
Susana Sáez / EFE
Rosa Peral, en la reconstrucción del crimen practicada en junio del 2017.
Irán a casa de Rosa Peral, donde se cometió el crimen.
ATLAS

El Tribunal del Jurado del juicio por el crimen de la Guardia Urbana inspeccionará este lunes la casa donde presuntamente Albert López y Rosa Peral mataron al también agente del cuerpo Pedro R. la noche del 1 al 2 de mayo de 2017, además del lugar donde se encontró el cadáver dentro del maletero de su coche calcinado.

El jurado popular se desplazará primero a la casa de Cubelles (Barcelona) donde vivían la víctima y la acusada, que eran pareja en el momento del crimen, y en la que se sospecha que asesinaron a Pedro R.

El fiscal del caso, Félix Martín, solicitó expresamente en el escrito de acusación que el jurado pudiera visitar "todas las dependencias de la casa", e hizo hincapié en la habitación del porche donde se encontró una bombilla manchada de sangre y en la que se sospecha que mataron a Pedro R.

Peral y López mantienen acusaciones cruzadas sobre la autoría del crimen, y ambos afirman que se vieron forzados a encubrir al otro, mientras que la Fiscalía sostiene que los dos cometieron el asesinato de mutuo acuerdo y que eran pareja sentimental a espaldas de la víctima, por lo que pide 24 años de prisión para él y 25 para ella, con el agravante de parentesco.

Al solicitar la inspección ocular, el fiscal reconoció que se trata de un procedimiento excepcional que la jurisprudencia admite cuando una parte no dispone de ninguna otra prueba, y esgrimió la ausencia de pruebas directas del crimen como justificación, ya que se desconoce el momento exacto y el método que usaron para matarle.

Por otro lado, la Fiscalía pidió que el jurado haga el mismo recorrido que se sospecha que hicieron los acusados tras el crimen para que aprecie, "sin necesidad de intermediarios, elementos tales como el tiempo necesario para realizar esa ruta, la dificultad de la misma y la compatibilidad o incompatibilidad de algunas de las manifestaciones realizadas por los acusados".

Además del jurado, acudirán a la diligencia de inspección ocular los acusados junto a sus abogados, y también el magistrado que preside la sala, Enrique Rovira; la letrada de la administración de justicia; el fiscal, y el abogado de la acusación particular, que ejerce la familia de la víctima. 

Posicionamiento GPS

Después de la casa de Peral, la inspección ocular continuará en la urbanización donde vivía el exmarido de la acusada, Rubén C., donde presuntamente los acusados llevaron el móvil de Pedro R. tras el crimen para fingir, mediante el posicionamiento telefónico, que había ido a pelearse con él.

Finalmente, la comitiva acudirá a la pista forestal cercana a la BV-2115, junto al pantano de Foix, donde se encontró el coche de la víctima calcinado y con el cadáver en el maletero, en el término municipal de Castellet i la Gornal (Barcelona).

Al finalizar la última sesión de pruebas testificales el jueves, el magistrado avisó a la sala de que la diligencia es únicamente una inspección ocular y no una reconstrucción de los hechos, por lo que advirtió a las partes de que no podrán intervenir ni influir en ninguno de los miembros del jurado. 

Un triángulo sentimental violento

En 2017 salía a la luz el sobrecogedor crimen de Rosa Peral y Albert López, con una historia repleta de mentiras y celos que terminaría con el asesinato del agente de la Guardia Urbana Pedro Rodríguez, el cual mantenía una relación a escondidas con Rosa desde 2012.

El cuerpo de Rodríguez fue hallado totalmente calcinado en el maletero de su coche en mayo de 2017, tras una discusión que habría tenido con Rosa, su pareja de entonces, a quien habría descubierto siéndole infiel con otro agente, Albert López.

El Ministerio Público sospecha que los acusados, que mantenían una relación sentimental a escondidas, se pusieron de acuerdo para matar a la víctima, la cual consideraban que "obstaculizaba su relación y situación. Aunque han presentado versiones diferentes de lo sucedido, ambos coinciden en una única cosa: culpar al otro del asesinado y defender su inocencia. 

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