'Crimen de la Urbana' | "Rosa me dijo que averiguara si a un cuerpo calcinado se le puede determinar la causa de la muerte"

La acusada Rosa Peral durante el juicio por el 'Crimen de la Urbana'.
La acusada Rosa Peral durante el juicio por el 'Crimen de la Urbana'.
EUROPA PRESS
La acusada Rosa Peral durante el juicio por el 'Crimen de la Urbana'.
Durante la reconstrucción del crimen del Guardia Urbano de Barcelona, Albert López contó que recibió una llamada de Rosa pidiéndole que fuera hasta su casa porque había vuelto a discutir con su pareja Pedro.

Una interna de la cárcel de Wad-Ras ha asegurado este jueves que Rosa Peral le confesó haber drogado a su pareja y compañero de la Guardia Urbana de Barcelona, Pedro Rodríguez, la noche que fue asesinado y que quería perjudicar a su exmarido Rubén C., con quien litigaba por la custodia de las hijas.

La reclusa así lo ha explicado ante el jurado popular que juzga en la Audiencia de Barcelona a Rosa y a su amante Albert López, también miembro de la policía barcelonesa, por el asesinato en 2017 de Pedro, cuyo cadáver apareció dentro de su coche calcinado en la zona del pantano de Foix.

Según ha declarado la presa, la madrugada del crimen Rosa y Pedro mantuvieron una discusión "muy fuerte" y ésta la dio un medicamento que generalmente tomaba su exmarido "para que se calmara", lo que encajaría con la versión que sostuvo Antonia, la actual esposa de Rubén.

De acuerdo con ese testimonio, cuyo relato fue censurado por el juez presidente, que tan sólo dejó que hiciera mímica para contar el episodio, la hija mayor de Rosa le dijo haber visto a Pedro bajando las escaleras "como un robot".

También "quería matar" a su exmarido

La reclusa también ha explicado que Rosa "quería matar a Rubén", que preguntó a varias compañeras de prisión si conocían a un "sicario" que pudiera "hacerle daño" y que quería hacerle "magia negra".

Por otro lado, ha detallado que Rosa se ofreció para ayudarla con sus estudios y que, en un momento dado, le pidió si podía usar su clave de internet -al que tenía acceso gracias a que seguía un programa de formación- para buscar "si a un cadáver calcinado se le pueden averiguar las causas de la muerte".

Ha agregado que Rosa siempre atribuyó las sospechas del crimen a Albert, que les había contado que la noche del asesinato, ella subió al piso de arriba "para taparle los oídos a sus hijas" y que el cadáver de Pedro "no tenía un balazo".

La declaración de esta testigo ha estado plagada de lagunas e inconcreciones, que ella ha explicado por su "falta de memoria" debido a la "ansiedad" que le provocó su primera declaración en fase de instrucción, tras la cual, ha dicho, apareció su fotografía en los medios de comunicación tachándola de "narco y jefa de la mafia".

De hecho, sus entrecortadas explicaciones, que han ido aumentando ante la severa mirada de Rosa hasta el punto de pedir "no declarar más", le han valido una reprimenda del juez, que le ha preguntado si se siente "amenazada" por la acusada, a lo que ha contestado negativamente.

Con todo, se ha dado traslado al jurado de la declaración que prestó en instrucción y que ha ratificado este jueves en su integridad porque, ha dicho, entonces sus recuerdos eran más "frescos".

Por su parte, la exdirectora de Wad-Ras Silvia S., ha señalado que Rosa tenía "liderazgo" y ha revelado que se enteró de que la acusada buscaba a un "sicario" después de que las internas alertaran a un funcionario y éste lo pusiera en conocimiento de la policía.

Este jueves estaba previsto que testificara también otra compañera de prisión de Rosa, pero las partes han acabado renunciando a este testimonio porque ya ha salido de la cárcel y se encuentra "en paradero desconocido".

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