El baño sin espuma del Madrid

Fede Valverde durante el Clásico entre FC Barcelona y Real Madrid.
Fede Valverde durante el Clásico entre FC Barcelona y Real Madrid.
EFE
Fede Valverde durante el Clásico entre FC Barcelona y Real Madrid.

Zidane puede sentirse orgulloso del sello dejado por su equipo en El Clásico del Camp Nou. Si hubiese refrendado su superioridad futbolística con goles, el titular de esta columna sería “El Tsunami fue el Madrid”. Esta cita estelar, con todo su componente extradeportivo, dejaba un regusto distinto y el partido tuvo la misma ilógica que todos los incidentes que se vivieron fuera del Camp Nou, mientras el mundo miraba al césped. 

Los equipos llegaron casi a la vez al estadio y los aficionados tuvieron que salir por la misma zona, pero el fútbol de los dos equipos estuvo en las antípodas.

El Barça, con perdón del paralelismo, evitó la quema futbolística porque fue un equipo irreconocible desde la alineación hasta el minuto 95. El Real Madrid, por el contrario, lo tuvo casi todo: más juego, más intensidad, más intención, una presión alta continua, efectiva, al que solo su falta de contundencia y la caprichosa mirada del VAR le privó de una noche histórica en territorio comanche. Tiró el doble de veces y cuadruplicó el número de faltas. 

Eso no quita para percibir que sale mucho más fortalecido en su propuesta y en la sensación de que Zidane tiene un equipo en crecimiento, todo lo contrario que el Barcelona de Valverde. El equipo azulgrana tuvo ocasiones, pero este punto mentiroso no puede esconder la falta de trazo y, otra vez, la sensación de que, sin el mejor Messi, las costuras asoman de manera preocupante.

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