"Proteger los tendidos eléctricos es el arma más poderosa que tenemos para salvar al águila imperial ibérica"

  • Entrevista a Arantza Pérez, coordinadora de un proyecto de conservación de esta especie en peligro de extinción.
Ejemplar de águila imperial ibérica.
Ejemplar de águila imperial ibérica.
EUROPA PRESS / JCCM - Archivo
Ejemplar de águila imperial ibérica.

El ciclo de la vida probablemente sea la obra maestra más perfecta de la naturaleza, pero también una de las más frágiles. Cada uno de los eslabones que forman parte de esta estudiadísima cadena son imprescindibles. Si falla uno, se produce un efecto dominó que lo cambia todo, en ocasiones de manera irreversible.

El águila imperial ibérica lleva un largo siglo haciendo equilibrismos para seguir formando parte de este círculo. Los frentes que se le han ido abriendo históricamente no son pocos. Antaño llegó a ser considerada -literalmente- “una alimaña” a la que había que dar caza. También hubo un tiempo en que estas rapaces pasaron hambre, cuando su plato principal de comida (los conejos) sufrió una enfermedad devastadora.

Los problemas más acuciantes a los que se enfrenta en el presente están sembrados por la ya habitual mano del hombre. Cambio climático, tendidos eléctricos, cebos envenenados, destrucción de sus hogares… En este contexto, el proyecto Mejora de la biodiversidad en el hábitat del águila imperial en los Montes de Toledo pretende ser un valioso “granito de arena” que ayude a esta ave en sus esfuerzos de funambulismo.

Desarrollado por PEFC España con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, se ha llevado a cabo en la Finca el Castañar, ubicada en Mazambroz (Toledo). Arantza Pérez Oleaga, ingeniera de montes, ha sido quien se ha encargado de coordinar este plan. La experta explica a 20minutos qué han tenido que hacer para que el puzle en el que encaja esta especie vuelva a estar completo:

¿Con cuántos ejemplares se encontraron cuando llegaron a la finca?

La población del águila ha ido creciendo significativamente, y el área de los montes de Toledo es una de las zonas donde mejor se está reproduciendo y más parejas aumentan al año. En esta finca en concreto, había siete nidos ocupados por parejas. Lo que se quiere es, por un lado, que no se vayan de allí y, por otro, que se reproduzcan en esa zona y se expandan.

¿A qué problemas se enfrentaba esta especie en esa finca?

Es una zona donde cada vez hay más sequía, donde hay dehesas con encinas que cada vez son más mayores que están afectadas por plagas... Su propietario, Rafael Finat, también detectó que en algunas partes de la finca había muchos conejos, pero en otras no debido a las enfermedades que les han afectado. Tras analizar estas condiciones, nos preguntamos qué podíamos hacer para favorecer al águila imperial ibérica.

¿Y qué medidas han implantado para mejorar su situación?

Las opciones que veíamos consistían en actuar en las zonas donde no había tantos conejos. Allí soltamos varios ejemplares de éstos. Previamente implantamos unas 'casas de conejos' (majanos) con parideras dentro. En ellas les metimos comida para que se asentasen en la zona y se reprodujeran allí.

Otra de las actuaciones del proyecto era mejorar las encinas y la masa arbórea de la zona, donde las águilas tienen sus nidos. Para ello, introdujimos cajas-nido (con madera certificada PEFC) para que en ellas anidasen aves que se alimentan de insectos y estas, a su vez, redujesen las plagas.

La otra medida tiene que ver con la sequía que sufre la zona, donde este año ha llovido poquísimo. Hemos hecho una charca para retener el agua y que las poblaciones de anfibios se reproduzcan mejor. Esto también hace que los conejos tengan un sitio donde beber. Así, además de afianzar la presencia del águila imperial, aumentamos la biodiversidad de la finca.

Todas estas problemáticas, con un empujón desde fuera para que no sea todo a costa del bolsillo del propietario, se pueden acometer.

La primera causa de mortalidad del águila imperial en España son los tendidos eléctricos.

Sí, sobre todo en crías y jóvenes, porque tienen menos experiencia. Antes, cuando la especie aún no estaba en peligro de extinción, las águilas nidificaban en zonas rurales donde aún no había estos tendidos, pero con el tiempo se fueron instalando.

Para próximos proyectos, nos gustaría poder contar con la ayuda de alguna fundación para poder implantar medidas de protección en estos tendidos y reducir esta tasa de mortalidad. Con una inversión en proteger los tendidos eléctricos reduciríamos su grado de mortalidad. Es el arma más poderosa que tenemos para salvar y proteger a esta especie.

¿Hasta qué punto beneficia a los propietarios privados de las fincas albergar en su territorio a especies protegidas?

A los propietarios privados, a veces, más allá de que les puedan llegar ayudas porque se encuentran en territorios protegidos, les vienen muchas limitaciones. Muchos consideran que si, por ejemplo, tienen un nido de una especie protegida en una finca, en vez de ayudarles les van a poner más restricciones. Lo que hay que conseguir es que los propietarios vean como algo de lo que estar orgulloso que sus fincas estén dentro de una red protegida. También que sientan que pertenecer a estos espacios les va a generar un beneficio tanto a ellos como a la sociedad, en vez de un inconveniente.

A la hora de impulsar estos proyectos, ¿supone una traba que la mayor parte del territorio pertenezca a propietarios privados?

Más de la mitad de la superficie en España es privada. Encima, está muy muy fragmentada. Con el relevo generacional, se va fragmentando aún más: el abuelo lo divide entre sus tres hijos, esos tres hijos lo dividen a su vez entre sus propios hijos... Al final, las fincas grandes que quedan hoy también se van a ver de una manera u otra fragmentadas. Eso sí que complica las cosas.

¿Y si estos “herederos” no quieren vivir en el campo -como cada vez es más habitual-?

Si uno hereda una finca y vive en Madrid, eso se queda ahí abandonado. Cuando queda ahí descuidado, sigue creciendo la vegetación de forma descontrolada, las pistas de acceso por donde la gente pasaba para ir al monte a recoger leña o setas se vuelven intransitables... Y eso, sumado a la sequía que tenemos, también provoca el problema gordo que existe a nivel nacional de los incendios. La gente deja de gestionar esos espacios porque no ve que hacerlo les dé beneficio.

Los expertos consideran que los parques eólicos son “factores relevantes de mortalidad” de estas aves. En Cádiz, durante 2012, se registró la primera muerte por colisión con aerogeneradores. ¿Hasta qué punto esta energía limpia puede perjudicar a algunas especies?

Es un tema complejo. Como todo, son medidas que tendrán aspectos positivos y otros que no lo serán tanto. Habrá que ver cómo amortiguar las desventajas que puedan generan, aunque entiendo que en este caso la parte de ventajas y beneficios ambientales supera a la de las desventajas que pueda suponer.

El hábitat del águila imperial es el bosque mediterráneo. ¿Cuál es su estado de salud en la actualidad?

El bosque mediterráneo, como otros bosques, se está enfrentando a cambios climáticos: de temperatura, de precipitaciones... Pero a lo que más atención tenemos que prestar del bosque mediterráneo es a su regeneración. ¿Por qué? Porque sobre todo en zonas de dehesa (que son las zonas de hábitat del águila imperial) las masas tienen muchos años y necesitan un relevo generacional.

¿Cómo está conectado el bienestar humano con el del águila imperial?

Si el águila imperial está bien, significa que los bosques donde ella vive están consolidados. En realidad es todo un círculo: si está bien unas especies, estarán bien las masas arbóreas, estas captarán el CO2, el suelo no se perderá, las poblaciones estarán controladas por sí solas...

Sobre este último punto, hay que explicar a la sociedad la importancia de las especies depredadoras, que regulan el ecosistema. Si las especies no tienen un depredador natural, hay que hacer un control de poblaciones, aunque sea algo que a la sociedad todavía le cuesta entender.

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