Nadia Otmani, la mujer que se enfrentó a Ortega Smith: disparada por su cuñado al defender a su hermana de una agresión

La víctima de la violencia machista que hizo frente al secretario general de Vox recibió un disparo en la médula al defender a su hermana de un ataque.
La víctima de la violencia machista que hizo frente al secretario general de Vox recibió un disparo en la médula al defender a su hermana de un ataque.
La víctima de la violencia machista que hizo frente al secretario general de Vox recibió un disparo en la médula al defender a su hermana de un ataque.
La víctima de la violencia machista que hizo frente al secretario general de Vox recibió un disparo en la médula al defender a su hermana de un ataque.

Nadia Otmani, de origen marroquí, es la mujer que se ha enfrentado este lunes al portavoz de Vox, Javier Ortega Smith, en un acto institucional del Ayuntamiento de Madrid contra la violencia de género. Otmani es una superviviente de la violencia machista. Hace 20 años su cuñado le disparó tres veces cuando trató de defender a su hermana de una agresión. 

Este lunes, Vox ha intentado reventar el acto que el consistorio ha organizado con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Ortega Smith ha aprovechado el evento para instar a los demás partidos a "romper de una vez por todas el consenso del silencio negacionista".

El discurso del dirigente de Vox ha sido abucheado por varias asistentes, entre ellas estaba Nadie Otmani. Ella no ha podido contener las lágrimas mientras le decía a Ortega Smith que las víctimas de violencia machista están "soportando mucho" y que ella "de este país" no cobra "ningún duro".

"Estamos soportando mucho, y yo de este país no cobro ningún duro y llevo 20 años luchando contra la violencia de género. Respete a las mujeres víctimas de violencia machista", le ha pedido.

Tras el incidente, Nadia ha explicado a los medios que "lleva 20 años en silla de ruedas por defender a su hermana" y que "no se arrepiente de nada". "Aquí no se ve el color político, aquí y hoy venimos a conmemorar a las víctimas", ha añadido.

Sobre su bronca a Ortega Smith ha contado que "estaba sentada cerca, en la silla de ruedas, escuchando las barbaridades que estaba diciendo y le dijo que no se puede hacer política con esta lacra". "No puedes venir a reventar un acto para rememorar a las mujeres que han muerto o que siguen vivas sufriendo. No es lugar ni momento para hacer política con la violencia de género", ha explicado al programa Ya es Mediodía.

"Soy inmigrante, discapacitada y víctima de violencia de género"

"Yo tengo que todo el pack", ha continuado Nadia. "Soy inmigrante marroquí, discapacitada y mujer víctima de violencia de género. Esta gente puede hacer política con la inmigración pero con la violencia de género, no. No lo puedo permitir", ha asegurado.

Nadia era empresaria y viajaba con regularidad de Marruecos a Francia. En 1998, en una visita a su hermana Rashida en Madrid, su cuñado tras una discusión, sacó una pistola y le disparó a la cabeza. Cuando Nadia cayó al suelo, apretó dos veces más el gatillo y una de las balas le produjo una irreversible lesión de médula que la dejó en una silla de ruedas para el resto de su vida.

Nadia, en una entrevista en 2012 con MujerHoy, contó que se recuperó tras un duro proceso de rehabilitación en Toledo y en 2004 decidió abandonar su empresa y se quedó a vivir en España. Preside desde entonces la Asociación Al Amal (esperanza en árabe) en Torrejón de Ardoz. La asociación se dedica a defender los derechos de las mujeres inmigrantes y maltratadas, que considera que sufren una doble discriminación

"Viva de milagro"

"Puedo decir que estoy viva de milagro. Me operaron de urgencia y, después, estuve casi un año en el hospital de parapléjicos de Toledo”, contó en la entrevista.

Después de recuperarse denunció a su cuñado. La pena que le impusieron fue de nueve años, pero "a los dos ya disfrutaba del segundo grado". Y dos años más tarde, del tercero. Lo condenaron también a indemnizar a Nadia con 240.000 €, pero no llegó a cobrar nada: ni la parte que corresponde al Estado, porque no llevaba más de cinco años residiendo en España, ni la parte que le tocaba a él.

Nadia decidió rebelarse y se quedó en España para luchar por los derechos de las mujeres inmigrantes.

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