Albert Rivera, el líder de Ciudadanos que tuvo la llave del Gobierno en su mano y pagó sus errores con la dimisión

Albert Rivera, en su comparecencia tras las elecciones del 10-N.
Albert Rivera, en su comparecencia tras las elecciones del 10-N.
EFE/MARISCAL
Albert Rivera, en su comparecencia tras las elecciones del 10-N.

"Me eligieron para dirigir una plataforma que no tenía ningún futuro y que era Ciudadanos". Así ha descrito Albert Rivera (Barcelona, 1979) sus inicios en la política precisamente en su discurso de dimisión este mismo lunes tras el batacazo electoral del pasado 10 de noviembre.

Rivera ha sido el líder y rostro de Ciudadanos desde su fundación en el año 2006. Waterpolista y abogado, dejó de trabajar en la entidad bancaria donde ejercía para dirigir la plataforma ciudadana a la que le ha dedicado 13 años.

Con su oratoria y una inusual campaña en la que se presentaba desnudo en los carteles electorales para llamar la atención y dar a conocer el partido, bajo el eslogan "Solo nos importan las personas" consiguió aterrizar en el Parlament de Cataluña con 3 escaños, una representación que triplicó en 2012 -pasó a los 9- gracias a su defensa del bilingüismo el rechazo al soberanismo y la corrupción, hasta que en 2015 dio el salto a la política nacional.

Para ello tuvo que ceder el testigo a Inés Arrimadas al frente del grupo parlamentario en Cataluña, una decisión que tenía sus riesgos por el hiperliderazgo ejercido en el partido. No obstante, Arrimadas logró ese año hacerse con la jefatura de la oposición con 26 escaños mientras Rivera aterrizaba en el Congreso al frente de un grupo de 40 diputados, aunque la repetición electoral de 2016 redujo a 32 su representación. 

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El partido del desbloqueo en 2016

Entonces lideraba un partido que presumía ser el "desbloqueo" y de su capacidad de pactar a izquierda y derecha. Bajo ese mantra pactó un acuerdo de investidura tanto con Pedro Sánchez, aunque sin resultado, como con Mariano Rajoy. No obstante, la moción de censura promovida por Pedro Sánchez en 2018, la primera en España que salió adelante, trastocó todos los planes.

De cara al 28-A su objetivo era el sorpasso a los populares, para lo que intentó abanderar la lucha contra el independentismo y contra Pedro Sánchez por apoyarse en los nacionalistas para llegar a la Moncloa. No logró su objetivo por pocos escaños pero con sus 56 diputados obtenía el mejor resultado de su historia y se hacía con la llave de Gobierno. Un gobierno estable junto al PSOE de 180 diputados que vetó antes incluso de las elecciones y que, tras el bloqueo, no quiso ni negociar, ni tan siquiera una posible investidura. 

Su postura, cada vez más cercana al PP y aceptando entre medias, tras las autonómicas y municipales, acuerdos con Vox para gobernar con los populares, le llevó a la peor crisis del partido, con dimisiones de pesos pesados de Ciudadanos como Toni Roldán, Javier Nart o fundadores como Francesc de Carreras, que no entendían su giro a la derecha.

Esa nueva estrategia le ha llevado a descalabrarse en esta repetición electoral, en la que ha perdido casi tres millones de votos y 47 escaños, "con el mismo programa y las mismas personas", como él mismo reconoció la noche de las elecciones.

Este lunes, en un emotivo discurso de despedida, Rivera ha anunciado su dimisión y su adiós a la vida política. A sus casi 40 años, que cumplirá esta misma semana, el ya ex líder de Ciudadanos recuperará su vida personal y, aunque no podrá ser el presidente de las familias, como tenía intención, será, como él mismo ha compartido, "mejor padre, mejor hijo, mejor pareja y mejor amigo".

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