Al sobresaliente ni se acercan. Los médicos de cabecera y los centros de salud en general andan por el bien raspado. Es la nota que le dan los gallegos. Pero se la van bajando. En una escala del 1 al 10, los ciudadanos les dieron un 6,3 en 2006 y el pasado año, un 6,17.

Una rebaja pequeña en la nota, pero que agranda la distancia que la sanidad gallega (o la percepción que se tiene de ella) mantiene con el resto de comunidades. Al menos, según los usuarios. Los gallegos son los más críticos de toda España, ya que en el resto ambulatorios y facultativos sacan en torno a un 7.

¿Realidad o exigencia?

Así lo refleja el Barómetro Sanitario del Ministerio de Sanidad y Consumo. Se trata de una encuesta en la que los ciudadanos evalúan los servicios que reciben. Lo que no explica es si el bien raspado que obtienen los médicos de cabecera y los centros de salud de aquí responde a una realidad o a que los gallegos son más exigentes que el resto.

Sea como sea, entre los aspectos que los gallegos creen que van a peor destacan la confianza que transmite el médico o la atención a domicilio tanto de facultativos como de enfermeras.

Lo peor, la espera

Con todo, la peor nota se la dan al tiempo que se tarda en realizar pruebas diagnósticas (5 a secas), a la espera para entrar en la consulta del médico (5,59) y a la facilidad (o no) para conseguir una cita.

Lo que más satisface a los gallegos de sus centros de salud es la cercanía con sus domicilios, algo a lo que le dan casi, casi un 7: 6,81.

Pese a lo críticos que se muestran los gallegos con sus ambulatorios, la mayoría tiene claro que si pudiese elegir iría a un médico de cabecera o pediatra del Sergas y no a uno privado. Así lo dicen siete de cada diez.

LA SANIDAD, A EXAMEN

Los usuarios de Atención Primaria: el 71% de los gallegos (casi dos millones de personas) acudieron el pasado año a un médico de cabecera.

Buena relación con el especialista: seis de cada diez gallegos que acudieron a un especialista derivados por su médico de cabecera consideran que la comunicación entre ambos facultativos fue la adecuada para prestarle una mejor atención. El 16,6% cree que no.

Los especialistas aprueban por los pelos: los gallegos les dan un 5,5. Y los suspenden en cuatro de los doce aspectos que se valoran: el tiempo que tarda en verle desde que pide la cita, la demora en realizar las pruebas diagnósticas, la espera para entrar en la consulta y la facilidad para conseguir una cita.

Listas de espera: la mitad de los gallegos cree que siguen igual que en 2006 y el 40% dice que el Sergas no hace nada para solucionarlo.

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