Jóvenes con discapacidad que no quieren ser ninis

  • Talía tiene discapacidad intelectual y con esfuerzo ha logrado un trabajo indefinido que compagina con sus estudios de ESO.
Talía, la joven madrileña de 21 años está terminando de cursar la Educación Secundaria.
Talía, la joven madrileña de 21 años está terminando de cursar la Educación Secundaria.
SERVIMEDIA
Talía, la joven madrileña de 21 años está terminando de cursar la Educación Secundaria.

Ser joven y tener una discapacidad implica unas mayores dificultades para tener éxito en los estudios y en el ámbito laboral. Pero personas como Talía demuestran que en la superación de las dificultades encuentran la fuerza para desmentir las estadísticas. Mientras estudia para sacarse la Educación Secundaria Obligatoria ha encontrado trabajo gracias a un proyecto de colaboración entre Coca-Cola y Fundación ONCE.

Talía no quiere ser una nini. Esta joven con discapacidad intelectual acaba de firmar un contrato indefinido y está terminando de cursar los estudios de la ESO, formación que suma a una Formación Profesional básica de estética. "La discapacidad me ha puesto las pilas, más que obstáculos, para superarme y encontrar  empleo", asegura con orgullo a Servimedia esta joven madrileña nacida en Cuba. Por ello, su caso es excepcional en las estadísticas de empleo de la población con discapacidad y se aleja de esa población joven que ni estudia ni trabaja.

Según los últimos datos del Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo en España (Odismet), en 2017, la tasa de empleo de las personas con discapacidad en España fue del 25,9%, lo que supone casi tres veces menos que la tasa de personas sin discapacidad, que alcanzó el 64,4%. En esas cifras, las mujeres mostraron una tasa de empleo más baja (25,6% frente a 26% de los hombres). A ello hay que añadir la variante de la edad, pues la situación de los jóvenes en general en España es especialmente complicada.

En Odismet, el nivel educativo, ese que Talía se empeña en mejorar, resulta relevante a la hora de predecir la posibilidad de estar ocupado. De hecho, solo el 3,6% de las personas con discapacidad sin estudios está empleada, mientras que esta cifra se eleva hasta el 45,3% en las que tienen formación superior. El caso de esta joven madrileña también rompe con otro dato: en la población con discapacidad, solo las personas con discapacidad mental tienen tasas más bajas de empleo (18%), mientras que tienen discapacidad intelectual, como Talía, arrojan una tasa del 19,5%. Las personas con discapacidades sensoriales tienen mayor nivel de empleo, especialmente en las auditivas (45,8%).

Después de realizar varios cursos de ofimática y de búsqueda de trabajo en Inserta Empleo, desde esta entidad de Fundación ONCE animaron a Talía a participar en el Proyecto Gira Coca-Cola de 2018, una experiencia que esta joven de 21 años "repetiría sin duda". Se trata, dice, de "una experiencia bastante buena y  recomendable, porque enseña muchas cosas, no solo en lo laboral, también en lo personal". Gracias a ella, Talía avanzó en cuestiones como conocerse a sí misma, "las fortalezas y debilidades" de su personalidad, y sobre todo, en "cómo trabajarlas" en el día a día.

Después de superar todas las fases de la Gira, Talía logró un hueco en una "experiencia", que consistió en un pequeño contrato. El destino fue una cadena de  hamburgueserías en Madrid en la que hace pocos días firmó un contrato indefinido. "Mi familia está súper contenta, porque llevaba mucho tiempo buscando  trabajo", apunta.

Talía volvió a participar la pasada primavera en Gira CocaCola, pero esta vez dando ejemplo contando su caso y su experiencia a otros chavales que formaron parte de la iniciativa. Con ello, Talía también se ha convertido en un referente cercano para que los jóvenes en situación de vulnerabilidad, como son los jóvenes con discapacidad, puedan estudiar y encontrar trabajo con éxito.

Talía no es la única joven con discapacidad que ha contado con una oportunidad gracias a la colaboración de Inserta con Coca-Cola. También participó esta iniciativa Lucía, otra madrileña de 21 años, que terminó la ESO y en verano de 2019 logró la titulación de Monitora Ocio y Tiempo libre. Otro caso es el de Jorge, de 23 años. Su nivel de estudios es un Programa de Cualificación Profesional Inicial –dirigido quienes no tengan el título de la ESO y que le ofrecen unas competencias profesionales con las que puedan trabajar y ampliar sus estudios–, en febrero se incorporó en la cocina del restaurante Nubel (Museo Reina Sofía) y tras seis meses logró un contrato indefinido.

Los impulsores de Gira Jóvenes definen este programa como un viaje para formar, inspirar y activar a los jóvenes para que se conviertan en agentes de cambio y motor económico.

Apoyo a personas vulnerables

David Pastor, técnico satélite de Inserta Empleo, explica que Gira Jóvenes busca la empleabilidad de chicos de 16 a 23 años en situación vulnerable, "con fracaso escolar o riesgo de exclusión, como no superar la ESO, pertenecer a familias extranjeras o tener discapacidad".

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