El vandalismo en los transportes públicos ferroviarios (Metro, FGC, TRAM y Renfe), principalmente los grafitis en estaciones y vehículos del área metropolitana de Barcelona, costó en 2018 unos 14,4 millones de euros a los cuatro operadores. De este importe, 10 millones los tuvo que gastar Renfe en arreglar los desperfectos causados por los vándalos (principalmente en la limpieza de pintadas) y en aumentar la seguridad privada.

Transports Metropolitans (TMB) tuvo que destinar 4 millones de euros al mismo cometido. Este coste de casi 15 millones de euros es el equivalente a los ingresos derivados de la venta de millón y medio de tarjetas de transporte T-10 de una zona y a la mitad del incremento de tarifas anual según el IPC, ha remarcado este miércoles el director general de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM), Pere Torres.

En total, el año pasado se contabilizaron 2.905 afectaciones en trenes y la superficie que tuvo que limpiarse de pintadas fue de 130.000 metros cuadrados (la misma que 130 piscinas olímpicas). Tres millones de pasajeros se vieron afectados por retrasos e interrupciones del servicio.

Solo en la red del metro se detectaron 556 actos vandálicos durante 2018 que afectaron a unos 37.000 metros cuadrados de superficie entre instalaciones y trenes. Y en lo que llevamos de 2019, 306 incidencias, 32 de ellas en trenes que estaban en uso en el momento de los hechos.TMB interpuso el año pasado 66 denuncias penales y Renfe 1.500 entre enero y el pasado 31 de agosto, cinco al día) incluyendo las administrativas.

Pero los cuatro operadores no solo lamentan el alto coste económico de estas afectaciones en sus servicios, con cargo a los presupuestos públicos, sino también al aumento de la violencia ejercida por estos grafiteros, especialmente desde finales del año pasado, y que afecta no solo a trabajadores de metro, ferrocarriles, tranvía y Rodalies del área metropolitana de Barcelona sino también a usuarios que, además, sufren los retrasos causados por la alteración del servicio y la retirada de convoyes.

La creciente agresividad de estos grupos organizados, algunos autóctonos y otros extranjeros y que se desplazan a Barcelona únicamente para perpetrar estas acciones, ha hecho reaccionar a los cuatro operadores, que han iniciado una campaña de sensibilización entre la población, especialmente entre los jóvenes que se puedan ver atraídos por emular a estos vándalos.

El espot principal se emitirá por televisión, radio, redes sociales y diarios digitales, y por estaciones y vagones de transporte, a partir del próximo 1 de octubre y hasta finales de año. La campaña gira alrededor de los siguientes mensajes:«Es vandalismo, es inaceptable» y, apelando a los jóvenes que se puedan sentir tentados por imitarles:«No respetan, no son artistas, no dan la cara».

Los cuatro operadores ferroviarios crearon hace cuatro meses una Mesa de trabajo que entre otros aspectos, ha estado trabajando en una mejor «tipificación penal» de este tipo de delitos, ya que representan una alteración del servicio prestado y un riesgo para usuarios y trabajadores, que en algunos casos han sido agredidos.

«No hay una ley suficientemente dura», ha indicado la presidenta de TMB, Rosa Alarcón, que ha recordado el «consenso» existente entre los entes afectados en «ampliar los supuestos con castigo de prisión» para estos actos añadiendo al artículo 557.1 del Código Penal que haya pena de entre seis meses y tres años de cárcel por actos violentos contra personas y objetos «que afecten a los servicios de transporte público en su normal funcionamiento».

Esta propuesta de cambio normativo la presentarán a los grupos con presencia en el Congreso de los Diputados surgidos de las próximas elecciones generales del 10 de noviembre.

Los Mossos d’Esquadra han detectado en sus investigaciones que los autores de estas pintadas vandálicas son cada vez más jóvenes y que actúan cada vez de forma más agresiva. También que últimamente han bajado las interrupciones del servicio por trenes que son pintados en marcha.