En España existen 8.900 fundaciones, que se dedican a actividades diversas de interés general: social, educativo, medioambiental, de investigación, cultural... De estas, alrededor de un millar son fundaciones empresariales.

El sector de las fundaciones, aunque bastante desconocido a nivel popular, es importante a nivel económico: genera un gasto superior a los 8.000 millones de euros y emplea a 256.867 trabajadores, según cifras de la Asociación Española de Fundaciones (AEF).

Algunas son fundaciones históricas que llevan décadas (incluso más de un siglo) volcándose en hacer una sociedad más justa a nivel sanitario, educativo o cultural. Sin embargo, existe cierta preocupación en el sector de las fundaciones por no estar preparados para afrontar la profunda transformación social que se está produciendo en España, y en todo el mundo, a nivel tecnológico.

Así, el presidente de la AEF, Javier Nadal, dice ser consciente "del cambio transcendental que supone la disrupción digital y el impacto positivo que tiene en la sociedad". "El avance en materia digital lleva implícito el crecimiento de los valores que impulsa la AEF y que, además, son intrínsecos al sector: colaboración, innovación, comunicación, transparencia, eficiencia, sostenibilidad...". No obstante, admite: "Tenemos que trabajar para implementar estas tecnologías con celeridad y evitar que ciertos segmentos de la población, en riesgo de exclusión digital, se desvinculen del cambio y las mejoras que supone esta nueva era".

Conceptos como la gamificación, la realidad virtual, la economía colaborativa, el cloud computing, la inteligencia artificial, el blockchain o la ciberseguridad son algunos de los asuntos que están abordando las fundaciones para conseguir que estén al alcance de toda la sociedad española.

Que nadie quede fuera de los posibles beneficios de la transformación tecnológica. De hecho, España es uno de los países con mayor penetración de smartphones y el primero en Europa: la cobertura 4G alcanza al 94% de los hogares españoles, según la Fundación Telefónica. Otros datos: el comercio electrónico crece un 20% año tras año, la actividad digital representa ya el 20% del PIB mundial.

Según Accenture Strategy, una mayor inversión en inteligencia artificial podría elevar los ingresos de las organizaciones un 38% para el año 2022 e impulsar el empleo un 10%. Es lógico, por tanto, que el gran reto de las fundaciones sea tratar de que toda la sociedad, especialmente los más desfavorecidos, tengan acceso a todos los beneficios que la transformación digital está aportando.

No en vano, el motivo principal que se aduce para la constitución de una fundación es el interés por destinar parte de la riqueza generada por la empresa hacia unos fines que ayuden a la sociedad. Según un informe de Price Waterhouse Coopers (PwC), las fundaciones pueden apoyar en mayor o menor medida otros aspectos del ámbito de la empresa fundadora como son el orgullo de pertenencia de sus empleados, la marca y reputación o la mayor transparencia sobre las actividades desarrolladas.

Las fundaciones empresariales desarrollan sus actividades en torno a la educación, la investigación, el arte y cultura, la cooperación internacional o el medioambiente y de manera prioritaria con foco en la acción social con colectivos desfavorecidos. Más de la mitad de sus presupuestos se destina a este tipo de actividades. Tradicionalmente, la acción social es la actividad a la que más presupuesto se ha destinado y durante la crisis económica todavía se ha acentuado más. Actividades más asociadas a épocas de bonanza como son el arte y la investigación se vieron mermadas durante la recesión con un decrecimiento del 40% (periodo 2009-2013).

Las Fundaciones son, según se establece en el Art. 2 de la Ley 50/2002 de Fundaciones, "...las organizaciones constituidas sin ánimo de lucro que, por voluntad de sus creadores tienen afectado de modo duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general.", y están amparadas por el Art. 34.1 de la Constitución Española. Por tanto, necesitan de un patrimonio, deben perseguir fines de interés general y carecen de ánimo de lucro.