El sufrimiento de una niña víctima de hipertricosis: "Lo pasa mal, evitamos llevarla a la playa y los columpios"

La niña de la familia cántabra que padece 'Síndrome del Hombre Lobo'
La niña de la familia cántabra que padece 'Síndrome del Hombre Lobo'
20MINUTOS.ES
La niña de la familia cántabra que padece 'Síndrome del Hombre Lobo'

El sufrimiento y la incertidumbre se han convertido en una constante en las vidas de Amaya y Dani y de su hija de dos años, desde que el pasado abril la pequeña mostró un aumento del vello facial causado por la ingesta de una fórmula magistral contra el reflujo que contenía un crecepelo en vez de omeprazol, que ha afectado a al menos 17 bebés en España. Desde entonces, las pruebas médicas a la menor han sido continuas, y ella y su familia se han visto obligados a hacer frente a comentarios hirientes e irrepetuosos sobre su aspecto.

En estos cuatro meses la pequeña, que consumió una fórmula magistral para tratar el reflujo gastroesofágico en lactantes que contenía minoxidil (un crecepelo), ha experimentado cómo el vello que se manifestó inicialmente en la cara ha cubierto gran parte del resto de su cuerpo y no ha desaparecido, tal y como pronosticaron los médicos. Asimismo, se ha visto obligada a dejar de frecuentar lugares con grandes afluencias de gente para evitar las burlas o los comentarios desafortunados.

"La hemos intentado alejar de las malas lenguas. Evitamos llevarla a sitios concurridos, como la playa o los columpios, porque se da cuenta de las miradas", relata con tristeza Amaya, que reside en el cántabro municipio de Colindres y que ha renunciado a ponerle vestidos o ropas con las que se le vean mucho los hombros o la espalda y, por ende, el exceso de vello. "Lo ha pasado mal, y nosotros también", explica.

"Pobre, parece un monito" o "¿Eso qué es, una niña o un hombre?" son algunos de los despectivos comentarios que Amaya, Dani y la pequeña han tenido que soportar, aunque la madre de la niña asegura que prefiere "no entrar al trapo" e ignorar a estas ofensas.

Imagen de la pequeña junto a su padre, Dani, en la que se aprecian los efectos del omeprazol contaminado.
Imagen de la pequeña junto a su padre, Dani, en la que se aprecian los efectos del omeprazol contaminado.

Hasta el momento, 17 bebés se han visto afectados por hipertricosis, un exceso de vello en zonas donde no debería estar presente también conocido como 'síndrome del hombre lobo', asociada a la ingesta de estas fórmulas magistrales, según el Ministerio de Sanidad. Estos preparados, destinados a tratar el reflujo gastroesofágico en lactantes, contenían minoxidil, un principio activo empleado para combatir la alopecia.

Estos casos condujeron a la retirada de un total de 23 lotes de omeprazol de la empresa Farma-Química Sur, que fraccionó el prinicipio activo fabricado por la compañía india Smilax Laboratories Limited. De estas partidas eliminadas del mercado, dos habían dado positivo en minoxidil, mientras que las demás fueron retiradas como medida preventiva.

Cuatro meses con los síntomas

Los síntomas de la pequeña comenzaron el pasado abril, cuando manifestó un aumento del vello facial, acompañado de la aparición de eccemas en los muslos y un grano enquistado en la barbilla, que rápidamente los padres consultaron con la pediatra. Desde entonces, la niña ha seguido una auténtica peregrinación por diferentes especialistas y se ha sometido a un sinfín de pruebas para determinar cuál era la causa de su sintomatología.

Un mes después de la primera consulta, el médico de digestivo que exploró a la niña, consciente de la existencia de casos similares en Los Corrales de Buelna -un pueblo cercano-, sospechó que los síntomas podían estar relacionados con el omeprazol, por lo que quitó el tratamiento a la pequeña y pidió a los padres que conservaran la medicación para enviarla a analizar.

No obstante, a pesar de que dejó de ingerir la fórmula magistral, el vello no solo no desapareció en un mes, como habían previsto los facultativos, sino que continuó aumentando hasta junio y extendiéndose por el cuerpo de la pequeña hasta afectar a sus hombros, su espalda, sus brazos o sus muslos.

"El pelo sigue igual, no se ha empezado a caer. Cuando dejó de tomar el omeprazol, nos dijeron que tardaría un mes en desaparecer, ahora van aumentando los tiempos y hablan de más meses", cuenta Amaya preocupada y con la esperanza de que se elimine finalmente.

Imagen de la pequeña en la que se aprecian las consecuencias del omeprazol contaminado.
Imagen de la pequeña en la que se aprecian las consecuencias del omeprazol contaminado.

No fue hasta el 24 de julio cuando la pediatra llamó a la familia para comunicarles que la culpable de la situación de la niña era la fórmula magistral para el reflujo, que no contenía omeprazol sino minoxidil, un crecepelo administrado a pacientes con alopecia adrogénica, de acuerdo con los resultados obtenidos por la Consejería de Sanidad de Cantabria.

Una dosis preocupante de minoxidil

Ante esta revelación, lejos de tranquilizarse por haber identificado la causa de los síntomas de la pequeña, la alarma cundió en la familia ante la dosis de minoxidil que la niña había estado ingiriendo durante el tiempo que recibió el tratamiento, muy superior a la aconsejada.

"La dosis recomendada de minoxidil es de 2 mililitros al día y es de uso tópico. Nuestra hija tomaba 7 mililitros al día por vía oral. Es un fármaco que se utilizaba para tratar, además de la calvicie, la hipertensión arterial, con el consiguiente peligro de bajadas de tensión y desmasyos. Aunque se puede administrar vía oral a dosis bajas, está contraindicado en embarazadas y pacientes con cardiopatías, con lo que su uso en menores de 2 años parece peligroso", relata angustiada Amaya.

Ahora, la pequeña no solo no ha visto disminuir la cantidad de vello que cubre su cuerpo desde que alcanzó su máximo, sino que suda mucho, está más agitada y más cansada, una sintomatología compatible, explica su madre, con el consumo excesivo de minoxidil. Por todo ello, la niña se encuentra ahora en seguimiento por parte de la pediatra y a la espera de acudir a la consulta del cardiólogo, para comprobar su estado.

Falta de comunicación institucional

Por otra parte, Amaya lamenta que las diferentes administraciones -regionales y nacionales- no se hayan puesto en contacto con ellos para facilitarles ningún tipo de información sobre los estudios realizados al producto causante del malestar de su hija y que haya tenido que ser la pediatra quien les haya comunicado los avances y los resultados.

Han sido precisamente Amaya y Dani quienes han contactado con la Consejería de Sanidad de Cantabria y con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios para tratar de recabar más datos sobre la situación actual de los análisis del producto y de los niños afectados en el resto del país.

Ahora, conocedora de que otros padres con hijos afectados ya han denunciado y de la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía de Cantabria, Amaya se plantea la posibilidad de emprender acciones legales para lograr que se tomen las medidas pertinentes y evitar que una situación de "esta gravedad" se repita. "Lo estamos valorando, depende de si el proceso es muy largo y la niña va a sufrir, del coste económico...", apunta.

"Gracias a Dios que es este medicamento y no otro (minoxidil), que podría haber tenido efectos mortales y no estaríamos hablando de lo que va a pasar en un futuro, sino que sería una desgracia total", comenta Amaya con amargura, al tiempo que confía en que todos los síntomas de su hija acaben remitiendo y la situación vivida quede en un susto.

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