La ciudad de Pamplona despidió este domingo por la noche, madrugada del lunes, los Sanfermines 2019 con el tradicional Pobre de mí, un acto que mezcla la tristeza por el final de las fiestas con la alegría del comienzo de la cuenta atrás para la celebración de los de 2020.

Un año más fue multitudinaria la asistencia de pamploneses y visitantes, que se repartieron en el lugar oficial del acto, la plaza Consistorial, y en otros espacios abiertos como la plaza del Castillo o la plaza del Consejo, hasta donde acudieron pertrechados con velas encendidas y su pañuelo rojo aún al cuello.

Desde el mismo balcón de la casa consistorial en el que 204 horas antes se prendió la mecha del chupinazo con el que se abrieron los sanfermines, el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, dio por cerradas las celebraciones, acompañado por otros concejales de la corporación.

Ante una plaza abarrotada, que desde mucho antes esperaba en un ambiente festivo animada por una charanga, Maya anunció a pamplonesas y pamploneses que "han terminado las fiestas de San Fermín, las mejores fiestas del mundo", lo que fue recibido por un lamento generalizado, que se tornó en grito de alegría cuando el alcalde señaló: "Ya falta menos para los sanfermines del 2020".

"Os esperamos a todos aquí, en esta plaza, el 6 de julio. ¡Viva San Fermín, gora San Fermín!, gritó Maya, quien fuerespondido con los mismos gritos por la multitud.

A continuación se hdesanudó el pañuelo rojo del cuello y, al igual que las miles de personas que seguían el acto, lo alzó entre sus manos y comenzó a entonar la melodía triste del "Pobre de mí, pobre de mí, que se han 'acabao' las fiestas de San Fermín", que también sonó por numerosos rincones de la ciudad, mientras en la cercana plaza de los Burgos se prendían fuegos artificiales.

Sin embargo, un año más la tristeza se ha alternado con otras canciones festivas, especialmente la ilusionante de la cuenta atrás para los próximos sanfermines, la que recorre las fechas del "Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo..." hasta llegar al siete de julio del día de San Fermín.

Pese a que se trata de la madrugada del lunes, en el que comienza una semana laboral ya sin celebraciones, son muchos los jóvenes que esta noche alargan la juerga por las calles de Pamplona, donde este lunes los equipos de limpieza deben emplearse a fondo para comenzar a dejar la ciudad con la imagen habitual, en la que el blanco y rojo ya no será el atuendo generalizado.

Entre los invitados a asistir al acto en el interior de la Casa Consistorial se encontraban los representantes de la banda municipal La Pamplonesa, que por votación popular fue designada para lanzar este año el chupinazo, y que cerró el ciclo festivo al acudir al mismo lugar a despedir unas fiestas que, en el año de su centenario, resultaron muy especiales para ellos.

Horas antes, en una nota La Pamplonesa agradeció "desde el corazón, a toda Pamplona, sus muestras de cariño y felicitación" y deseó "otros cien años llenos de música y armonía".

También en el interior del edificio se reunió buena parte de la corporación municipal, así como invitados y numerosos periodistas, ya que para este acto había acreditadas 98 personas de 33 medios de comunicación. Según el Ayuntamiento de Pamplona, en el total de los Sanfermines han sido cerca de 400 periodistas y cámaras de medios de todos los continentes los acreditados para seguir las fiestas, especialmente el encierro.