El compás de PSOE y PP que alimenta la hipótesis de una abstención, cada vez con más adeptos en Génova

  • La idea gana apoyos dentro del PP aunque Casado se mantiene en el 'no' a Sánchez.
  • El PSOE se abre a explorar una reforma electoral que el PP reclama como requisito de un eventual cambio del voto.
Pedro Sánchez y Pablo Casado, antes de una reunión en el Congreso.
Pedro Sánchez y Pablo Casado, antes de una reunión en el Congreso.
EFE / KIKO HUESCA
Pedro Sánchez y Pablo Casado, antes de una reunión en el Congreso.

En el PSOE y en el PP aseguran que no están negociando, que están en las "antípodas" y que no hay más contactos desde la última reunión el lunes pasado entre el presidente en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de los populares, Pablo Casado. Sin embargo, ese mismo día empezó a sonar una música a cuyo compás se mueven los dos partidos. PP y PSOE han entrado en una dinámica de pedir propuestas, hacerlas y valorarlas en un momento en el que la opción de la abstención gana adeptos dentro del PP.

La posibilidad de que el PP se abstenga en la investidura de Sánchez ya salió en las reuniones de los dirigentes populares justo después de las elecciones generales. Entonces, quienes apostaban por ella eran muy minoritarios. En los días posteriores al 28-A, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, había abierto una pugna contra Casado por la hegemonía del centro-derecha y la abstención, que ambos siguen reclamando al otro, era vista como una opción perdedora. El que lo hiciera estaría apoyando a Sánchez y dejando a otro el liderazgo del espacio del centro-derecha.

Han pasado dos meses y en el PP la lectura que se hace de la abstención ya no es esa. Casado se mantiene en su posición de votar 'no' a Sánchez, pero en su entorno la idea de abstenerse "gana adeptos", apuntan en Génova. En privado y también en público, como han manifestado Isabel Díaz Ayuso o Daniel Lacalle. Ahora, dicen en el PP, no bloquear y permitir la reelección ya no es de 'losers', sino que se percibe como un servicio al Estado que frenaría la influencia de los independentistas. Quienes defienden esta postura consideran que "la gente no entendería ir a elecciones otra vez" porque, además, está "muy fresco" en la memoria lo que ocurrió en 2015 y 2016, cuando hubo que ir por segunda vez a las urnas hasta que el PSOE terminó absteniéndose en la investidura de Mariano Rajoy.

Precisamente, la investidura entendida como una "cuestión de Estado" es uno de los argumentos del PSOE para tratar de que PP o Ciudadanos no voten en contra de Sánchez. Quienes la defienden en el PP no pretenden darla gratis, sino fijando un programa de compromisos sobre cuestiones de educación, económicas o de "unidad nacional". De momento, Casado "lo tiene muy claro y está en el 'no'" y sigue esperando una "abstención técnica" por parte de Ciudadanos. Pero esta semana ha habido declaraciones cruzadas entre Ferraz y Génova que apuntan a lo contrario y que fuentes populares aseguran que no son por casualidad.

Grandes acuerdos

Todo empezó el lunes pasado. Sánchez y Casado se vieron en La Moncloa en una reunión que, en principio, era secreta pero que terminó conociéndose, así como algunos de sus detalles. Que los dos dirigentes habían hablado de investidura, pero también de otras cuestiones, como la reunión del G-20 a la que ha asistido el presidente este fin de semana en Osaka (Japón).

Unas horas después, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, reitera que el PP, como Ciudadanos, deben abstenerse en un investidura que es una "cuestión de Estado" porque garantizaría la gobernabilidad, daría estabilidad a España en un momento en el que la economía marcha bien y se evitaría que los independentistas fueran clave. Desliza también que el PSOE está dispuesto a explorar con el PP "grandes acuerdos" y se rebela contra la tesis de que Sánchez quiere la abstención gratis al proponer a los populares que hagan alguna propuesta.

"Ahora nos tienen que concretar ellos qué es lo que les motiva a participar en un acuerdo nacional, qué es lo que les hará sentirse corresponsables. Estamos esperando a que nos digan qué hace falta para que colaboren en la puesta en marcha de la legislatura", demanda uno de los responsables de la negociación de la investidura.

Ni 24 horas después, el martes por la mañana, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, da una rueda de prensa en la que, además de los polémicos acuerdos municipales con Vox, se refiere a la investidura de Sánchez. Abre una puerta a la abstención al recordar que ya en la primera reunión entre Casado y Sánchez el año pasado, el popular le planteó una serie de pactos de Estado -en Educación, Cataluña, agua o Presupuestos- que el presidente debería considerar si quiere la abstención del PP. También enumera otras cuestiones que ha venido reclamando el PP desde entonces, como la bajada de impuestos, que el PSOE deje gobernar a Suma Navarra o una reforma de la ley electoral, que permita un sistema de votación a dos vueltas y consagre el principio del gobierno para la lista más votada.

Egea le advierte a Sánchez de que "con nosotros que no cuente y ni siquiera nos vuelva a pedir la abstención" si no responde al menos una de sus demandas. "Si el señor Pedro Sánchez tuviera la mínima intención de que el PP lo apoyara, tendría que aceptar al menos una o varias", dice.

Bloqueo de la investidura

El lunes, el PSOE pregunta qué quiere el PP; el martes, el PP enumera una batería de medidas y hay que esperar al jueves para que los socialistas retomen este eventual intercambio.

Sin dar demasiadas pistas de qué puede pasar con la investidura, un dirigente socialista sí apunta que lo que ya está claro que tiene que ocurrir es que esta legislatura haya un acuerdo para evitar el "bloqueo" de la elección del presidente. Y desliza que, quizá, una de las posibilidades sería estudiar una reforma que, por ejemplo, tomara como referencia la elección de los alcaldes. En los ayuntamientos, si no hay un acuerdo para conformar una mayoría, resulta elegido el candidato más votado. Es decir, la lista más votada que exige el PP en una reforma de la ley electoral que requeriría poner fin al bloqueo.

El martes que viene se sabrá la fecha elegida por Sánchez para la sesión de investidura, en un intento, en julio, que nadie cree que vaya a prosperar. El Gobierno advierte, con más o menos contundencia, que no está garantizada una nueva votacion en septiembre, pero en el PP creen que va de "farol". Creen que la partida se jugará después del verano, cuando se verá cuál es la posición de cada partido, también del PP.

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