El fotógrafo vegetariano Michael Tummings explora los rituales cinegéticos europeos

  • El documentalista inglés fotografía a los cazadores en soledad en la la naturaleza en la serie 'Escondidos', que acaba de ser publicada en libro.
  • Inspirado en la tradición clásica europea de la pintura romántica de paisajes abiertos, Tummings explora la cinegética como inquietante 'ritual' de sangre.
  • Muestra cazadores de Alemania, Inglaterra, Noruega, Rumania y España.
Cazadores en East Anglia, Inglaterra, en una foto de Michael Tummings
Cazadores en East Anglia, Inglaterra, en una foto de Michael Tummings
© Michael Tummings
Cazadores en East Anglia, Inglaterra, en una foto de Michael Tummings

Considerada por sus detractores como "cruel e innecesaria" —en palabras de la organización animalista Peta— y por sus practicantes (sólo en los EE UU, 14 millones de personas y en España cerca de un millón con licencia) como una actividad deportiva, nadie duda de que la caza es uno de los rituales más antiguos de la humanidad: se han encontrado rastros de armas cinegéticas paleolíticas de hace al menos 500.000 años. En el libro Hidden (Escondidos) el fotógrafo inglés Michael Tummings presenta una serie documental sobre las prácticas de caza actuales en varios países europeos.

La colección de fotografías es inquietante y romántica al mismo tiempo: la sangre mancha los bellos paisajes boscosos y lejanos de países como Alemania, Inglaterra, Noruega, Rumanía, España y Turquía, a los que ha viajado Tummings en los últimos años para integrarse en partidas de caza o acompañar a personas que prefieren enfrentar la experiencia en solitario.

'Nuestro más esencial origen como especie'

El autor, un vegetariano practicante, tiene la suficiente elegancia y encaje, de no formular juicios de valor y buscar "captar la participación del hombre en la naturaleza a través de la práctica de la caza", dicen los editores del libro, Kehrer [112 páginas y un PVP de 48 euros]. "La repetición del acto de matar a un animal en la naturaleza nos une a nuestro más esencial origen como especie" y el fotógrafo busca "mostrar la dimensión de lo que es humano en la matanza ritual de animales", añaden.

Las imágenes, que toman como punto de referencia las tradiciones europeas de las pinturas de la caza, protagonizadas por la nobleza o las élites sociales, y los paisajes abiertos, vírgenes e idealizados del romanticismo. Por momentos Tummings se sintió como un "intruso" en un ambiente manejado por reglas de comportamiento precisas, pero también que encontró similitudes entre la caza y la fotografía: la intuición del disparo en el momento preciso.

"Mi curiosidad no estaba centrada en mostrar la caza como un acto de muerte, sino en el seguimiento de un grupo de personas que mantiene un comportamiento atemporal en estos tiempos agitados", escribe el fotógrafo en un ensayo insertado en el libro. "El antropólogo que hay en mí", añade, buscó los elementos de "tradiciones y rituales emocionales, familiares, comunales y arcaicos para profundizar y entender, con la mente abierta, lo que significa recorrer el mismo camino que nuestros antepasados".

Razones 'complejas y obscuras'

La historiadora de arte Alison Nordström apunta a las razones "más complejas y más obscuras" de los cazadores de hoy frente a las de quienes cazan para buscar alimento para ellos mismos y sus familias. Que los cazadores se oculten de la presa mediante técnicas y vestimenta de camuflaje es una proyección de la zona de sombra en que se desenvuelven las prácticas cinegéticas para los no iniciados o admitidos, argumenta para otorgar a Tummings el valor de introducirnos en el ceremonial".

En las fotos hay un añadido artístico que las ennoblece y, al tiempo, provoca el desconcierto de los espectadores. La comisaria artística Elizabeth Brown apunta que Tummings desarrolla una mirada con guiños a la la luz voluptuosa de los pintores románticos ingleses o los paisajes de abedules de Klimt. Al mostrar una "práctica controvertida" con un latente "impulso" hacia la belleza del medio natural, Tummings introduce un "lirismo" inesperado.

'Sentido de familia'

El fotógrafo también destaca, para su propia sorpresa, el "sentido de familia" que impera entre los participantes en las batidas de caza. Recuerda una semana en un lugar remoto de Noruega, comiendo y cenando salchichas —Tummings, que se limitaba a algunas piezas de fruta, pasó bastante hambre— y gozando cada noche de una sauna seguida por un chapuzón en el agua helada de una laguna. "Siempre me sentí partícipe de un poderoso y antiguo sentimiento de grupo familiar", escribe.

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