Miguel de Cervantes conoció la actual Comunidad Valenciana en octubre 1580, cuando, tras su cautiverio en Argel, llegó a Valencia habiendo hecho escala en el puerto de Denia, Alicante.
Allí, según relata Vicente Vidal Corella, debió permanecer mes y medio, y coincidiría con un grupo de comerciantes en los que encontraría apoyo económico para "liquidar las cuentas pendientes por su rescate", 500 ducados, 20.000 euros de hoy en día, que corrieron a cargo de los padres trinitarios.
La Comunidad Valenciana era tierra próspera, algo que el autor reflejó en la importancia mercantil de los puertos mediterráneos.
Un ejemplo de ello lo encontramos en el pasaje del Quijote en el que un preso renunció a ser rescatado porque "muchas veces habían usado de aquel remedio algunos principales cautivos, rescatando a uno que fuese a Valencia o Mallorca con dineros para poder armar una barca y volver por los que le habían rescatado, y nunca habían vuelto".
Por otro lado, queda patente en la obra el hecho de que Valencia fuera un foco cultural de la época. En el capítulo 3 de la segunda parte, el bachiller Sansón Carrasco le dice a Don Quijote que hay más de doce mil libros publicados sobre su historia y añade: "dígalo en Portugal, Barcelona y Valencia donde se han impreso"; sin olvidarnos del elogio que se hace del Tirant Lo Blanc de Joanot Martorell: "Dígoos verdad, señor compadre, que por su estilo es este el mejor libro del mundo" afirma el cura que salvaría esta obra de las llamas.
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