Hasta 500 ducados, 20.000 euros, pidieron de rescate los corsarios que secuestraron a Cervantes

Cautiverio de Cervantes en Argel. Interior de la prisión llamada Baño Real.
Cautiverio de Cervantes en Argel. Interior de la prisión llamada Baño Real.
Centro Virtual Cervantes
Cautiverio de Cervantes en Argel. Interior de la prisión llamada Baño Real.

El 26 de septiembre de 1575 comienza una nueva etapa en la vida de Miguel de Cervantes. Una etapa inesperada. Una etapa llena de incertidumbres y que, con el tiempo, será la más crucial, la que más honda huella dejó en su vida, la que le acompañará en sus escritos. Si Cervantes se abrió a la literatura en Italia, en Argel lo hará a la vida. Sin lugar a dudas, su vida y su obra están ambas influidas de una u otra manera por su cautiverio argelino.

Ese mes, Cervantes se había embarcado en Nápoles junto con su hermano Rodrigo en la galera el Sol rumbo a España. En sus manos lleva la licencia de ausencia firmada por Juan de Austria, y su hoja de servicios firmada por el duque de Sessa. ¿Sus pretensiones a la llegada a la corte? Solicitar una patente de capitán para volver a Italia al mando de su propio tercio. Pero todo cambió aquel día de otoño, cuando la galera el Sol fue abordada por los corsarios argelinos frente a las costas catalanas.

Tras el secuestro, a Cervantes, como se sabe, se le incluyó en el grupo de "hombres graves", por lo que se pedirá por él lo estipulado en estos casos: 500 ducados de España, dos kilos en oro, que hoy serían 20.000 euros. Por su hermano se pagará en 1577 un rescate de 300 ducados.

¿De dónde proceden las noticias tan detalladas que tenemos de la estancia de Cervantes en Argel si no es más que uno de los miles de cautivos que allí se daban cita? ¿Cómo es posible precisar cuándo y con quién intentó fugarse hasta en cuatro ocasiones, y el comportamiento heroico que Cervantes demostró ante las autoridades argelinas cuando todos terminaron en estrepitosos fracasos?

La fuente para conocer estos detalles biográficos será uno de los documentos que incorpora Miguel de Cervantes a su petición de 1590 para cubrir uno de los cuatro puestos que han quedado vacantes en América: la Información de Argel. En sus páginas se proyecta un Miguel de Cervantes ideal –la hoja de servicios que se entrega al Consejo de las Indias– antes que el deseo de ser memoria de un Miguel de Cervantes real, de carne y hueso.

El personaje triunfa sobre la persona. El personaje que pone las bases del mito y que recogen buena parte de las biografías conocidas como si realmente nos encontráramos ante datos históricos. No hemos de olvidar que seguramente las 25 preguntas de las que consta el documento fueron escritas por el propio Cervantes. Una de sus primeras obras de ficción.

Cuatro fugas fallidas

Desde esta perspectiva –información para justificar los servicios prestados en Argel y para salir al paso de la difamación de posibles enemigos de Cervantes– debemos acercarnos a los datos que se detallan sobre sus intentos de fuga, que comparten todos ellos un mismo patrón de actuación: nunca son intentos personales, siempre Cervantes los organiza para ayudar a personajes influyentes y, en todo ellos, Miguel termina por admitir ser el único responsable. Hasta en cuatro ocasiones –según la Información de Argel– lo va a intentar. Hasta en cuatro ocasiones va a fracasar, y en las cuatro sufre castigos menores cuando sus amigos esperaban que perdiese en estos casos la vida.

Pero ningún "cautivo de rescate", ningún "hombre grave" sufre los castigos físicos (casi sádicos) cuando fracasa un intento de fuga, castigos ejemplares que se ceban en los cuerpos de los cautivos más pobres. De este modo, la argucia de Miguel de ser declarado "hombre grave" le permite acercarse a personas a las que podría ayudar en sus intentos de fuga y también contar con una cierta protección.

¿Qué nos sugiere el patrón de actuación de Cervantes en Argel? Que los intentos de fuga (los cuatro que fueron declarados fallidos y otros que quizás sí que tuvieron éxito, pero que no se explicitan en Argel, donde está escrita la información) bien pueden estar indicando que Miguel de Cervantes en Argel tenía el oficio de passeur, es decir, facilitaba fugas a personas nobles. Un servicio que cobraría en el momento de su éxito y que le permitiría conseguir los ducados necesarios para su liberación y la de su hermano, esos 800 ducados que su familia no podría en ningún caso reunir.

Valencia, tierra de libertad

Más allá de las hipótesis, lo cierto es que en septiembre de 1580 Miguel de Cervantes es rescatado por los padres trinitarios y en octubre de ese año llega a tierras valencianas. Tocará tierra española en Denia. Cervantes deja Argel siendo otro. Ahora, con 33 años, es algo más que un alférez que marchaba a la corte en busca de una patente de capitán que le permitiera continuar su carrera de soldado. Algo ha quedado en Argel y, seguramente, mucho se lleva de allí.

Cervantes llega a Madrid en 1580 con el deseo de reencontrarse con su familia, con los sueños de un puesto en la corte de Felipe II, con algunos versos y sueños de otros tantos que quiere escribir, con algunos favores que piensa cobrar entre los hijos de algunos de los apellidos más influyentes a los que tanto ayudó durante su cautiverio y con deudas, esas deudas contraídas con los trinitarios. Son tiempos de "mercedes", pero también de escritura.

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