Los vecinos del RACE luchan contra el desalojo de sus casas, donde viven desde hace 40 años

  • En la colonia, situada enfrente del circuito del Jarama, al otro lado de la A-1, viven unas 50 familias desde los años 60.
  • Eran unas antiguas viviendas que fueron cedidas a los empleados del Real Automóvil Club de España (RACE).
  • Ahora el RACE les quiere desalojar, y ni siquiera les permiten pagar un alquiler social que les permita quedarse en sus hogares.
Vecinos del 'poblado RACE'
Vecinos del 'poblado RACE'
JORGE PARÍS
Vecinos del 'poblado RACE'

Alfredo (nombre ficticio) lleva más de 40 años viviendo en el llamado 'poblado RACE', una antigua colonia construida en 1967 para los trabajadores del Real Automóvil Club de España (RACE) situada justo enfrente del circuito del Jarama, al otro lado de la A-1. "Eran otros tiempos. A mi padre le dieron las llaves de la casa y le dijeron: 'Esto es para ti, para siempre', y nunca más se preocupó de mirar los papeles", asegura Alfredo.

Hoy, Alfredo se enfrenta a un desalojo, y aún no puede creerse que tenga que marcharse de la casa que le vio crecer. Siete de las cerca de 50 familias que viven en estas viviendas ya han recibido una citación judicial para el lanzamiento del inmueble, aunque el resto también han sido avisados varias veces por miembros del RACE para que abandonen sus casas.

"El asunto viene de lejos. Ya hace dos años nos ofrecieron firmar un comodato que prácticamente les daba permiso para desalojarnos cuando quisieran sin darnos nada a cambio. Ahora probablemente no nos quede otro remedio que aceptar el acuerdo", reconoce Juan, otro de los residentes de la colonia y también hijo de un antiguo empleado del club deportivo.

El RACE, por su parte, asegura que les desalojan ya que las casas, con la ley en la mano, no les pertenecen, y porque muchos de los actuales residentes son 'okupas' que nada tienen que ver con actuales o antiguos empleados del club. "Incluso les hemos ofrecido un acuerdo que les permitirá vivir allí durante dos años más en las mismas condiciones que ahora. Muchos de ellos ya han firmado", asegura un portavoz del club.

Sin embargo, los residentes niegan la mayor. "Más de la mitad de los actuales vecinos son hijos o familiares de los antiguos trabajadores. El resto están aquí por necesidad y ocuparon las viviendas que se habían quedado vacías o abandonadas después de que les cedieran voluntariamente la llave", explica Juana (nombre ficticio), otra de las afectadas.

"Si me echan, ¿dónde iré?"

"Yo me crie aquí. Volví cuando me divorcié de mi marido hace ya varios años y un vecino que se mudaba me dio una de las llaves. Soy madre soltera, con tres hijos. Si ahora me echan, ¿dónde iré? Aquí no molestamos a nadie", afirma Juana. Marisa (nombre ficticio) también es madre soltera con tres hijos y dos padres ancianos (ex empleados del RACE) a su cargo. Uno de ellos tiene problemas de movilidad.

Pero no son solo las madres solteras, en las casas (apenas 60 metros cuadrados con patio) también residen personas mayores. Algunos viven solos y no tienen quien les acoja. Muchos fueron al Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes (la colonia pertenece a su terreno municipal), pero el Consistorio no les ofreció ninguna solución habitacional. "Decían que estaban saturados y que no nos podían ayudar", manifiestan los actuales vecinos.

El RACE, sin embargo, asegura que el Consistorio sí ha intercedido por la situación de estas personas, informándoles de todos los acuerdos que se están firmando y que, pese a que cada caso es diferente, ya han comunicado a las personas mayores que no tendrán ningún problema: "La voluntad del RACE es encontrar soluciones a esta situación", asegura el mismo portavoz de la asociación.

Los vecinos afirman, además, que es injusto que les echen fuera sin ningún tipo de compensación. "Cuando se construyeron, estas casas no tenían ni calefacción. El mismo contrato decía 'con derecho a luz, agua y leña'", explica Félix (nombre ficticio). "Esto siempre ha sido como un pequeño pueblo. Hasta teníamos alcalde, discoteca y bar, que hacía las veces de iglesia. Hubo gente que hizo allí la comunión y todo", afirma.

Hoy, todos esos días a orillas del río Jarama quedan lejos, y parece muy difícil que vuelvan. Los afectados piden, como última esperanza, un alquiler social: "200 euros al mes. Algo que nos permite seguir viviendo y quedarnos en nuestros hogares".

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