El festival de fotografía más prestigioso y veterano de Francia y uno de los más famosos del mundo, Les Rencontres d'Arlés (Los Encuentros de Arlés), que se celebra cada verano desde 1970 en la ciudad provenzal cercana a la Costa Azul, llega a su 45ª edición con la luz roja de peligro encendida y un futuro tan incierto que nadie se atreve a aventurar la continuidad del emblemático certamen. La culpa la tiene la nueva política de trabajo temporal anunciada por el primer ministro Manuel Valls.

En plena aplicación de recortes presupuestarios culturales y con los casi 400 empleados temporales del festival en pie de guerra —como todos los del sector de los espectáculos, que salieron a la calle masivamente hace unas semanas para protestar contra la reforma del trabajo intermitente (eventual) que entró en vigor el uno de julio—, ni siquiera está claro que el certamen pueda cumplir su programación de este año, con una docena de exposiciones en el apartado de Inedíts (Inéditos) y quince en Parade (Desfile) en más de una veintena de localizaciones de la ciudad. El festival está anunciado entre el 7 de julio y el 21 de septiembre.

El hombre para todo y director de los Encuentros desde 2001, François Hébel, ha anunciado que deja el cargo, se ha dejado ver en las protestas de los trabajadores, a los que apoya incondicionalmente, ha acusado al Gobierno de poner en peligro la importante oferta cultural francesa de los festivales de verano —los de teatro de Aviñón y de arte lírico de Aix-en-Provence también están en la picota— y, en una última declaración dirigida a las medidas restrictivas de Valls, dedica la programación de este año en Arlés a la amistad y la fidelidad.

Durante las manifestaciones de junio contra la reforma laboral firmada tres meses antes por el ejecutivo y algunos sindicatos, Hébel dijo que no cuestiona el nuevo estatuto del intermitente, pero sí "la manera de aplicarlo", que "va a impactar en los salarios más bajos". Quienes no ganan más de 9.000 euros al año van a perder un mes de salario con la reforma, añadió en declaraciones a EFE.

En un irónico editorial titulado Desfile y publicado en el programa del festival, el director rinde homenaje a la plantilla laboral fija y eventual del festival ("pequeñas partes pero no necesariamente pequeños actores") y se explaya en una despedida adecuada: "¿Cómo dejar la escena si no es teatralmente? El registro está fijado para el drama (amor frustrado, traición, intriga política, bufonada, épica) y no para la comedia ligera".

Así las cosas, podría parecer que la fotografía es lo de menos en un certamen que en sus últimas ediciones apostó alto redescubriendo al fotógrafo chileno Sergio Larrain, criticando la "dictadura del color" en la fotografía de hoy, homenajeando al maestro Josef Koudelka o exhibiendo por primera vez en Europa la maleta mexicana de Robert Capa. Sin embargo, la oferta de los Encuentros de este año resulta tan frondosa como es norma.

Entre las exposiciones anunciadas están Bailey's Stardust, la primera salida fuera del Reino Unido de la gran antología del fotógrafo de celebrities David Bailey; nuevas fotos del brasileño residente en Nueva York Vik Muñiz, que se mueve con comodidad en la frontera entre la pintura y la intervención plástica; retratos del elegante fotógrafo de estudio francés Patrick Swirc; abstracciones del español Chema Madoz; una retrospectiva del sensualista Lucien Clergue y un recorrido por las villas francesas que sufrieron la I Guerra Mundial de Raymond Depardon.