Crece un 20% el número de madrileños que renuncian a trabajar para cuidar a familiares

  • El número de personas que no buscan empleo por tener a su cargo a niños, enfermos o dependientes pasó de 62.325 en 2012 a 75.250 en 2013.
  • La mayoría de ellas son mujeres de entre 30 y 54 años.
  • Ángela, madre de una dependiente: "Dejé de ser monitora escolar porque tengo que estar 24 horas pendiente de mi hija".
Ángela Rodríguez (56 años), junto a su hija.
Ángela Rodríguez (56 años), junto a su hija.
DAVID SIRVENT
Ángela Rodríguez (56 años), junto a su hija.

La figura del 'cuidador familiar' vuelve a tomar relevancia en Madrid. Tras años de descenso, el número de personas que renuncian a trabajar para poder atender a personas a su cargo ha repuntado a medida que se intensifican los rigores de la crisis económica.

En 2013, 75.250 madrileños declararon encontrarse en situación de inactividad para responsabilizarse de niños, adultos enfermos, discapacitados, mayores o dependientes. La cifra supuso un incremento del 20,7% respecto a los 62.325 inactivos registrados en 2012.

En total, 12.925 trabajadores más tuvieron que aparcar sus aspiraciones laborales para poder aliviar sus cargas personales. La mayoría de ellos fueron mujeres de entre 30 y 54 años, según los datos de la Encuesta de Población Activa extraídos por el Instituto Nacional de Estadística.

La evolución ha sido mejor a nivel nacional, ya que las cifras de inactivos por este motivo siguen descenciendo. En 2008 se cuantificaban 776.975 en toda España.  En 2013 fueron 505.425, un 34,9% menos que en 2006 y un 1,5% menos que los 512.900 contabilizados en 2012.

Recorte en dependencia

La cifra de asistentes no profesionales tocó techo en Madrid en 2007 con 98.475. Ese mismo año, el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero puso en marcha las ayudas de la recién aprobada Ley de Dependencia. Los incentivos lograron rebajar el número de cuidadores hasta los 62.325 (2012). Sin embargo, la escasa dotación presupuestaria, las subidas de impuestos y, especialmente, los recortes adoptados por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en las ayudas a dependientes han vuelto a poner en dificultades a los hogares.

"Las prestaciones por dependencia nunca fueron muy cuantiosas, pero el PP ha rebajado un 15% la paga que daba a los familiares y ha dejado de abonar la Seguridad Social a los que se encargaban de los enfermos", apunta Ana Sánchez de la Coba, secretaria de Políticas Sociales de UGT.

"Hoy existe mucho más paro, el IVA ha subido y se han encarecido la luz y los alimentos. En cambio, los baremos para acceder a las ayudas no se han ajustado a la realidad", subraya Javier Font, presidente de la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad (Famma-Cocemfe).

El 'tarifazo' aprobado por la Comunidad de Madrid en las escuelas infantiles para el curso 2012-2013 tampoco ha ayudado. Hoy, una familia con ingresos medios y un niño de entre 1 y 3 años paga entre 180 y 225 euros mensuales, más otros 95 si se queda a comer y 60 adicionales si es un bebé de menos de 12 meses. "Todos los días nos llegan casos de padres que prefieren quedarse con su hijo en casa en lugar de trabajar por 400 o 500 euros y tener que pagar entre 200 y 300 por la guardería", confirma Carmina Ferrero, portavoz de la Junta de Portavoces de Escuelas Infantiles Públicas.

Compensa no trabajar

Pero, por encima de los anteriores, los sindicatos coinciden en señalar a la precariedad laboral como el factor determinante de esta situación. El número de contratos a tiempo parcial registrados en la región pasó de 645.500 a 690.000 en 2013 —un 6% más— justo tras la aprobación de la reforma laboral impulsada por el PP. El 91% de ellos fueron temporales y el 50% tuvo una vigencia de una semana o menos.

"A los trabajadores les compensa más quedarse en casa y cuidar de sus familiares que tener un empleo precario con el que no pueden pagar ni un asistente ni una residencia. Además, las ayudas a la contratación se centran en los jóvenes y en los mayores de 55 años, que son los que menos se dedican a atender a niños y mayores", explica Margarita Domínguez, de CC OO.

La situación, recuerda Ana Sánchez de la Coba, perjudica especialmente a las mujeres, que en Madrid cobran hasta un 22% menos de media que los varones por hacer el mismo trabajo: "En una pareja, el que menos gana se queda en casa y se encarga de esas tareas, así que la decisión es fácil, porque suele ser la mujer. Volvemos a los años 70 y 80, cuando el colectivo femenino no estaba incorporado al mercado laboral".

"Vivimos de lo que gana mi hija"

Ángela Rodríguez (56 años) renunció a su puesto como monitora escolar hace dos años y medio para ocuparse de su hija Laura (32 años), que tiene un 85% de minusvalía provocada por una enfermedad neurodegenerativa llamada ataxia de Friedreich. "Lo dejé porque tengo que estar 24 horas pendiente de ella. Puede usar las manos, pero tengo que ayudarla a vestirse y asearse. Soy madre soltera. Con mi trabajo no nos daba para vivir y pagar una persona que la acompañe", confiesa.

La dedicación de Ángela incluye levantar a Laura, trasladarla en coche hasta el despacho de abogados en el que hace prácticas o acudir allí para llevarla al baño si lo necesita. "Después de hacer las tareas, voy a casa de un familiar que vive cerca del despacho por si me llama. Por las tardes viene una chica a ayudarme a ducharla, porque yo sola no puedo. Eso y una ayuda a la dependencia de 158 euros es todo lo que tenemos. Vivimos de lo que gana ella", explica.

Sin embargo, a Ángela no le importa sacrificarse: "Si yo trabajase, ¿con quién la dejo? Es una chica alegre y muy guapa. Se sacó la carrera de Derecho y está escribiendo un libro. Lo que hace es una motivación para ella, así que estoy contenta".

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