El libro 'Tsunami negro' constata que los efectos de la tragedia en Japón siguen sin ser reparados

  • El reportero James Whitlow Delano muestra en un fotoensayo las consecuencias del terremoto y el tsunami de marzo de 2011 en el noreste de Japón.
  • Estuvo en la zona poco después de que la gran ola de 39 metros de altura entrase diez kilómetros tierra adentro, matando al menos a 16.000 personas.
  • El fotógrafo, radicado en Tokio desde hace 20 años, ha regresado varias veces al área devastada: "Es la crisis más grave del país tras la II Guerra Mundial".
Foto de James Whitlow Delano en una de las zonas devastadas por el tsunami
Foto de James Whitlow Delano en una de las zonas devastadas por el tsunami
© James Whitlow Delano/ Courtesy FotoEvidence
Foto de James Whitlow Delano en una de las zonas devastadas por el tsunami

Un cerezo florece ante un amasijo de materiales reventados y convertidos en un denso basural yermo en Ofunato, un pequeño pueblo de la prefectura de Iwate, en la zona arrasada por, como dicen los locales, el "tsunami negro" del 11 de marzo de 2011, la ola de 39 metros de altura que entró diez kilómetros tierra adentro y mató a 16.000 personas al menos —hay 3.000 desaparecidos que se dan extraoficialmente por muertos— tras el mayor de los terremotos sufridos por Japón en su historia (9 grados en la escala Richter).

Las blanquísimas flores del cerezo y la celestial paz simbólica que adivinan los japoneses en el árbol, podrían ser entendidas como una alegoría de regeneración, pero el autor de la foto, el fotoperiodista James Whitlow Delano, nacido en los EE UU en 1960 pero residente en Tokio desde hace veinte años, no es capaz de considerar que la imagen sea una metáfora positiva, sino un signo de un pasado que jamás será el mismo. En el fotoensayo Black Tsunami (Tsunami negro), que acaba de editar FotoEvidence, el reportero muestra que los traumas sociales, ambientales, humanos y económicos causados por la tragedia son como heridas abiertas que están muy lejos de ser suturadas.

El último vuelo comercial a Japón

Delano estaba en Roma el día del terremoto y tenía billete para regresar a Japón en esa fecha. Su avión fue el último vuelo comercial que hizo la ruta en varias semanas, dada la gravedad que alcanzaban los acontecimientos posteriores al seismo, con la crisis nuclear de Fukushima incluida. Al llegar a Tokio reclutó a un par de amigos y condujeron, por rutas enmarañadas y con frecuencia interrumpidas que les obligaron a dar rodeos e internarse campo a través, hacia la zona del desastre. Fue de los primeros en acceder al lugar.

En Black Tsunami hay imágenes que relatan lo que en palabras resulta casi inconcebible. El movimiento sísmico fue de tal potencia que la isla de Honshu, la mayor del archipiélago japonés, se desplazó 2,5 metros hacia el este por la sacudida. La ola negra que siguió al terremoto dejó la región arrocera más rica del país cubierta por medio metro de agua sucia y altísimamente contaminada. Todavía sigue igual.

300.000 personas desplazadas todavía

El fotógrafo no se quedó sólo con la hipnótica magnitud del desastre y el demencial rompecabezas de detritus causado por las dos tragedias consecutivas. En el libro, en blanco y negro, los tonos que mejor cuadran con el desastre, hay fotos de granjas convertidas en lodazales, edificios que parecen haber sido partidos por un dios enloquecido, campos de refugiados (300.000 personas siguen todavía viviendo en estado provisorio) y la apariencioa extraterrena de la desierta zona de exclusión por contaminación radiactiva, en la que ha entrado varias veces.

En una entrevista que publica la web de FotoEvidence Delano llama a 2011 el "año cero" de Japón y afirma que el país está atravesando "la crisis más grave tras la II Guerra Mundial". También critica la manera en que se ha manejado la tragedia. "Los soviéticos tardaron ocho meses en constuir el sarcófago para el reactor de Chernóbil. Los reactores de Fukushima siguen a cielo abierto. La crisis no ha terminado, de ninguna manera", añade el fotógrafo, que también pone en duda la capacidad del gobierno japonés para "proteger a sus ciudadanos adecuadamente".

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